jueves, 19 de abril de 2007



Tengo hambre de tu boca, de tu voz, de tu pelo
y por las calles voy sin nutrirme, callado,
no me sostiene el pan, el alba me desquicia,
busco el sonido líquido de tus pies en el día.

Estoy hambriento de tu risa resbalada,
de tus manos color de furioso granero,
tengo hambre de la pálida piedra de tus uñas,
quiero comer tu piel como una intacta almendra.

Quiero comer el rayo quemado en tu hermosura,
la nariz soberana del arrogante rostro,
quiero comer la sombra fugaz de tus pestañas

y hambriento vengo y voy olfateando el crepúsculo
buscándote, buscando tu corazón caliente
como un puma en la soledad de Quitratúe.

Pablo Neruda, Soneto XI (de "Cien sonetos de amor - Mañana")


No se calma con negaciones, no se apacigua con engaños, no responde a lo adecuado ni a lo preparado, no se expresa con paciencia, no atiende a razones, ni se pliega a condiciones, ni conoce límite, ni sabe de control... Es inquieto y voraz, es acuciante e inmediato, es vibrante y cegador, es agotador y estimulante y cruel y recurrente.

Es este
apetito que no llena ningún alimento, es esa sed que no apaga ningún vino, este hambre desbordante, sin fondo, permanente, que me devora por no devorarte...

Buenas noches.



9 comentarios:

Anónimo dijo...

Otro tonto poema, pero el tuyo me lo ha recordado.

Es lo mismo, pero dicho mas simplemente.

Te deseo

Miro tu cara y veo ternura

miro tus ojos y veo dulzura

miro tus labios y veo pasión

siento tu voz y late más fuerte mi corazón.



Será que me estoy enamorando?

Y que me gustaría ser besado

para luego derretirme en tus brazos

y susurrarte al oído lo mucho que te amo.



No sé si es eso,

lo único que sé

es que te deseo

y me muero por tenerte,

por besarte,

por amarte,

por sentirte cerca de mí,

y por contarte todo lo que siento por ti
Nicolas Pauluk

Unknown dijo...

Aquí lo que hay es mucho vicio.
Digamos las cosas por su nombre.

Joselita del Sur - Exilio Voluntario dijo...

Y qué vicio hay más grande que la gula, Maese Pedritus?

No... no me lo diga, que ya sé que estudió en los Escolapios y lo de los vicios, los pecados y las faltas morales, se lo sabe muy bien.

(Ya empezaba a creer que había dejado de quererme, so desertor...)

Ed, gracias. Por el poema, por el innegable paralelismo, por.. todo. De usted, no temo deserciones.

Sofía dijo...

Ella llegaba hasta él
para ofrecerle
los poros de su piel
y las yemas de sus dedos
adornados con cerezas
que comía con avidez.

Y se marchaba
con la cesta de su corazón
vacía

Poema 64 - Cereza Roja sobre losas blancas, Maram al-Masri




El amor nos devora, nos consume, nos agota. El amor, rojo y jugoso como una brillante cereza, nos endulza la boca y estalla entre nuestros dientes, que nos alimenta y, a la par, nos crea una ansiedad indescriptible de tener más y más. Un beso se encadena a otro beso, una pasión a otra pasión... hasta que el cesto queda vacío. Las cerezas nos han devorado.

Anónimo dijo...

Otro náufrago por aquí. Un saludo a Pedritus, hacía tiempo que no le leía.

Exilio, ¿se admiten peticiones? ¿Pondría Ud. en su mapa algún Blas de Otero? Es uno de mis favoritos.

La foto de hoy: esa mano levantando el tanga y esa distancia entre los pechos... magnífica elección, como siempre.

Un placer seguir el mapa. Y si se hace a bordo de una almadía, tanto mejor.

D.K. dijo...

La hipnotizante curva de tus labios
fue el argumento que me convenció.
Como si fuese el último día
dando más de lo que nunca darías.

Con la fuerza de una adolescente
hiciste el amor esa noche.
Entre las sábanas paseándote inquieta
sabiendo que ahí eres la más fuerte.

Tu cuerpo, lo que deseo,
tu cuerpo....

Poco importa cómo empezó
la locura en aquella habitación.
Con sus mil ojos, la oscuridad,
se presentaba perversa y fatal.

Ha llegado el momento
un alarido húmedo y tenso.
Destrózame, destrózame
qué poco importa cómo empezó.

Tu cuerpo, lo que deseo
tu cuerpo, precioso miedo.

Dejo otra vez mi cabeza correr
creo que éste no puedo ser yo.
Es un castigo tanto placer,
haz lo que quieras, haz lo que quieras.

Déjame sin sangre esta vez
clava tus dientes en mi cuello.
Destrózame, destrózame
en esa boca está mi destino.

Tu cuerpo, lo que deseo
tu cuerpo, precioso miedo.
Tu cuerpo lo que deseo...

HAZ LO QUE QUIERAS (BARRICADA)

Buenas noches, Exilio. Un beso.

Unknown dijo...

Buenos días, don RAF.
A mí también me ha parecido muy práctido eso del tercer brazo para la retirada de la ropa interior.

Blues dijo...

De noche -porque es entonces cuando hay que hacerlo- me deslizo hasta este lugar y me dejo acariciar por el explícito silencio de tanta y tan hermosa sensualidad derramada sobre un fondo verde pálido.
Entonces -porque es entonces, tras la lectura- uno busca consuelo y refugio en su exigua bibliteca, tratando de hallar las palabras que no tiene, la inspiración con la que anda regañado y los versos que le puedan devolver sólo un poco de la paz que Exilio le roba...
Cada noche.

Hoy, miren ustedes, encontré esto:


BESARTE NO ES AMOR...

Besarte no es amor, es irte oliendo
igual que huele el macho a su collera;
es saberte paloma mensajera
al gavilán las alas abatiendo.

Besarte no es amor, es ir pidiendo
besana donde hundir mi sementera;
es ser igual que el toro en la pradera
huyendo de la hembra y embistiendo.

Igual que el ciervo oculta el baluarte
donde el celo resiste y le reclama,
así mi boca llega hasta tu boca.

Porque besarte entonces, no es besarte.
Es dejar en los labios la proclama
donde la sangre asusta de tan loca.

Ángel García López.

Unknown dijo...

Alguno de los versos del soneto de don Ángel García son un poco bestias, pero los dos últimos están muy logrados y son hermosos.
El antepenúltimo me ha recordado a lo de bailar de lejos no es bailar.
Anda que no se me da ni nada en el karaoke.