lunes, 31 de diciembre de 2007




No lo creo todavía
estás llegando a mi lado
y la noche es un puñado
de estrellas y de alegría

palpo gusto escucho y veo
tu rostro tu paso largo
tus manos y sin embargo
todavía no lo creo

tu regreso tiene tanto
que ver contigo y conmigo
que por cábala lo digo
y por las dudas lo canto

nadie nunca te reemplaza
y las cosas más triviales
se vuelven fundamentales
porque estás llegando a casa

sin embargo todavía
dudo de esta buena suerte
porque el cielo de tenerte
me parece fantasía

pero venís y es seguro
y venís con tu mirada
y por eso tu llegada
hace mágico el futuro

y aunque no siempre he entendido
mis culpas y mis fracasos
en cambio sé que en tus brazos
el mundo tiene sentido

y si beso la osadía
y el misterio de tus labios
no habrá dudas ni resabios
te querré más
todavía.

Mario Benedetti, Todavía


Habrán cambios: es un nuevo año y vendrán nuevas cosas, nuevos retos, nuevos problemas, nuevas emociones, nuevos amores, nuevas lágrimas, nuevas amistades, nuevas alegrías, nuevas pérdidas, nuevos encuentros, nuevos deseos, nuevas promesas, nuevos tesoros...

Que encuentren sus tesoros deseados, que les encuentren aquellos que ustedes desean..

Feliz Año Nuevo




Banda sonora para empezar el año en una isla llena de tesoros:



sábado, 29 de diciembre de 2007








Vivir sin hacer nada. Cuidar lo que no importa,
tu corbata de tarde, la carta que le escribes
a un amigo, la opinión sobre un lienzo, que dirás
en la charla, pero que no tendrás el torpe gusto
de pretender escrita. Beber, que es un placer efímero.

Amar el sol y desear veranos, y el invierno

lentísimo que invita a la nostalgia (¿de dónde
esa nostalgia?). Salir todas las noches, arreglarte
el foulard con cariño esmerado ante el espejo,
embriagarte en belleza cuanto puedas, perseguir
y anhelar jóvenes cuerpos, llanuras prodigiosas,
todo el mundo que cabe en tanta euritmia.

Dejar de amanecida tan fantásticos lechos,

y olerte las manos mientras buscas taxi, gozando
en la memoria, porque hablan de vellos y delicias
y escondidos lugares, y perfumes sin nombre,
dulces como los cuerpos. ¡Qué frío amanecer entonces,
qué triste es, qué bello! Las sábanas te acogerán
después un tanto yermas, y esperarás el sueño.

Del día que vendrá no sabes nada. (No consultas

oráculos). Te quemarán hastíos y emociones,
tertulias y bellezas, las rosas de un banquete
suntuario, y las viejas callejas, donde se siente
todo, en el verano, como un aroma intenso.

Vivir sin hacer nada. Cuidar lo que no importa.

Y si todo va mal, si al final todo es duro,
como Verlaine, saber ser el rey de un palacio de invierno.

Luis Antonio de Villena, Un arte de vida


No tengo el don de la belleza, el desmedido poder que ésta concede, el hechizo magnético con que te viste, el irresisistible perfume con que te envuelve. No tengo la belleza de la niñez inocente y risueña, de la juventud turbulenta y arrogante, de la madurez apasionada bajo la piel serena. No tengo la misteriosa belleza oriental, la tóxica belleza latina, la sosegada belleza nórdica... pero cuando tu voz dice mi nombre, no hay reino que no sea mío; cuando me rozan tus ojos, no hay mujer más hermosa en la tierra.

Buenas noches.


Belleza pura como banda sonora de esta noche tan cerca ya del fin de todas las noches de este año:






viernes, 28 de diciembre de 2007



De rosas y canto saturada,
contra el origen de tu ser sublevas
un recuerdo de labios naufragando
y la temida enemistad
de presuroso y fugitivo aroma,
bajo el silencio idéntico
a tu inútil sosiego de virgen desolada.

Mudas fuera al tiempo, pero sabes
dejarte abandonada y te sometes
como la flor al mar,
igual que entre los labios vuela el canto,
e insiste sobre el mundo tu fatiga,
la dura soledad de tus sentidos,
suma de amor y lágrimas que mi latir inundan
de este vano sentirte agonizando.

Opones sólo amor y te conserva
la esperanza invencible de mi cuerpo,
como si al derrumbarte
cuando cierras los ojos y en ti misma
soportas la caricia que en inmóvil te torna,
entonces navegaras a mí y te defendieras,
ya sin saber de ti,
deshabitada flor y canto destrozado,
rescatada del mundo
y hecha estatua abatida en un invierno.

Ali Chumacero, Mujer deshabitada



Caóticos, inaprensibles, desordenados, incoherentes, inexplicables en cualquier idioma que no sea el de la mirada y la caricia, nacen en mí, como manantiales locos, mil nuevos sentimientos, mil sensaciones distintas, mil inquietos latidos que siguen tu rastro: la encendida ansiedad con que te deseo, la desnuda verdad con que te hablo, la urgente impaciencia con que te espero, el mudo sometimiento con que me entrego.

Implacables, egoistas, desesperados, apremiantes, imposibles de aceptar por nadie más, emanan de mí mil gestos para encadenarte, mil trucos para seducirte, mil susurros, dulcemente obscenos, que te empujen a habitar mi cuerpo y hacerlo tu casa, que te hagan perder, inútiles ya para siempre, los mapas, las rutas, la idea de volver sobre tus pasos y alejarte de mí.


Buenas noches.





Banda sonora para habitar en la alegría, para encadenarse a la esperanza:








.

miércoles, 26 de diciembre de 2007




¿Fue como beso o llanto?
¿Nos hallamos
con las manos, buscándonos
a tientas, con los gritos,
clamando; con las bocas
que el vacío besaban?
¿Fue un choque de materia
y materia, combate
de pecho contra pecho,
que a fuerza de contactos
se convirtió en victoria
gozosa de los dos,
en prodigioso pacto
de tu ser con mi ser
enteros?
¿O tan sencillo fue,
tan sin esfuerzo, como
una luz que se encuentra
con otra luz, y queda
iluminado el mundo,
sin que nada se toque?
Ninguno lo sabemos.
Ni el dónde. Aquí, en las manos,
como las cicatrices,
allí, dentro del alma,
como un alma del alma,
pervive el prodigioso
saber que nos hallamos,
y que su dónde está
para siempre cerrado.
Ha sido tan hermoso
que no sufre memoria,
como sufren las fechas,
los nombres o las líneas.
Nada en ese milagro
podría ser recuerdo:
porque el recuerdo es
la pena de sí mismo,
el dolor del tamaño,
del tiempo, y todo fue
eternidad: relámpago.
Si quieres recordarlo
no sirve el recordar.
Sólo vale vivir
de cara hacia ese dónde,
queriéndolo, buscándolo.

Luis Rosales, Versos 343 a 370
(de "Razón de amor")

A ciegas, a tientas, ojos cerrados a todo lo que no sean estos labios, que se abren, que se entrgan, que invaden firmemente suaves, suavemente firmes; indiferentes a todo lo que no sea
estos besos que dibujan filigranas ardintes en el cuerpo, que dejan rastros de suave humedad y gusto agridulce y jadeante, que despiertan cada poro, que adormecen los temores, que queman por dentro, que se deslizan por el cuerpo abrasando la piel...

Sólo esos besos como alimento para el hambre desesperada, como bebida para la sed torturante, como medicina para la enfermedad del deseo, como única respuesta a la única pregunta que nos haremos.

Buenas noches.




Banda sonora para toda clase de besos:









jueves, 20 de diciembre de 2007






Tu voz por el teléfono tan cerca
y nosotros tan distantes,
tu voz, amor, al otro lado de la línea
y yo aquí solo, sin ti, al otro lado de la luna,
tu voz por el teléfono tan cerca,
apaciguándome, y
tan lejos tú de mí, tan lejos,

Tu voz que repasa las tareas conjuntas,

o que menciona un número mágico,
que por encima de la alharaca del mundo
me habla para decir en lenguaje cifrado
que me amas.

Tu voz aquí, a lo lejos,
que le da sentido a todo,

tu voz que es la música de mi alma,
tu voz, sonido del agua,
conjuro, encantamiento.


Darío Jaramillo, Tu voz
(de "Poemas de amor")


La voz, la voz amada, la voz que habla nuestro idioma secreto, es una ruta, un camino, una senda directa al lugar donde pertenecemos y que nos llama, que nos reclama, que nos invita, que nos espera...

Buenas noches.


Banda sonora para sentirse bien:





martes, 18 de diciembre de 2007




Tu cuerpo puede
llenar mi vida,
como puede tu risa
volar el muro opaco de la tristeza.
Una sola palabra tuya
quiebra la ciega soledad
en mil pedazos.
Si tu acercas tu boca inagotable
hasta la mía,
bebo sin cesar
la raíz de mi propia existencia.

Pero tú ignoras cuánto
la cercanía de tu cuerpo
me hace vivir
o cuánto
su distancia me aleja de mí mismo
me reduce a la sombra.
Tú estás, ligera y encendida,
como una antorcha ardiente
en la mitad del mundo.

No te alejes jamás:
Los hondos movimientos
de tu naturaleza son
mi sola ley.
Retenme.
Sé tú mi límite.
Y yo
la imagen de mí feliz,
que tú me has dado.

José Ángel Valente, Sé tú mi límite


Hazme ser brújula y guía a tu medida, déjame compartir en silencio su camino, conviérteme en amuleto imprescindible, fetiche mágico que te acompañe, invisible protección que te vigile, imperceptible presencia escondida en tu equipaje. Dibuja mis contornos, diseña mi paisaje, recorre mis fronteras, llévame como ese mapa mil veces estudiado en el que siempre encuentras una nueva ruta. Descubre mis secretos, ábreme a tu paso, marca con la tinta de tus huellas, con el rastro de tus manos, los límites que me rodean, y que se desvanecerán, niebla, humo, aire, cuando los roces.

Buenas noches.





Banda sonora que nos sirva de guía, como la Estrella del Norte señala la ruta a los marinos











martes, 11 de diciembre de 2007




Dile cosas bonitas a tu novia:
«Tienes un cuerpo
de reloj de arena
y un alma de película de Hawks.»

Díselo muy bajito,
con tus labios pegados a su oreja,
sin que nadie
pueda escuchar lo que le estás diciendo

(a saber, que sus piernas son cohetes
dirigidos al centro de la tierra,
o que sus senos son la madriguera
de un cangrejo de mar,
o que su espalda es plata viva) .

Y cuando se lo crea
y comience a licuarse entre tus brazos,
no dudes ni un segundo:
bébetela.

Luis Alberto de Cuenca, Bébetela
(de "El bosque y otros poemas")




No puedo hoy escribir un mapa sin quedar emocionalmente expuesta, totalmente desnuda de defensas, sentimentalmente indefensa ante mis propios deseos y miedos,
absolutamente vulnerable al dolor de ser descubierta, descifrada, comprendida, desvelada...

No puedo hoy escribir un mapa sin que se me escapen los sueños que he guardado, los sueños que he alimentado, los sueños que han invadido mi vida y la han llenado de insomnios dulces y esperas inclementes y del apetito insatisfecho de tus labios bebiéndome.

No puedo, no, escribir hoy un mapa sin que el mundo adivine mi desesperada voluntad de hacerte mío, mi desesperada necesidad de ser tuya...

Buenas noches.





Banda sonora de martes... no esperen una música feliz:












lunes, 10 de diciembre de 2007


Te besara en la punta de las pestañas
y en los pezones, te turbulentamente besara,
mi vergonzosa, en esos muslos de individua blanca,
tocara esos pies para otro vuelo
más aire que ese aire felino de tu fragancia,
te dijera española mía,
francesa mía, inglesa, ragazza,
nórdica boreal,
espuma de la diáspora del Génesis,
¿qué máste dijera por dentro?
¿griega, mi egipcia, romana
por el mármol?
¿fenicia, cartaginesa,
o loca, locamente andaluza
en el arco de morir
con todos los pétalos abiertos,
tensa
la cítara de Dios, en la danza
del fornicio?

Te oyera aullar,
te fuera mordiendo
hasta las últimas amapolas, mi posesa,
te todavía enloqueciera allí,
en el frescor ciego, te nadara
en la inmensidad
insaciable de la lascivia,
riera frenético el frenesí con tus dientes,
me arrebatara el opio de tu piel
hasta lo ebúrneo de otra pureza,
oyera cantar a las esferas estallantes como Pitágoras,
te lamiera,
te olfateara como el león a su leona,
parara el sol,
fálicamente mía,
¡te amara!

Gonzalo Rojas, El fornicio



Quizá mi deseo se consuma en insatisfecho silencio, y nunca alcance a gozar de esa boca y esa piel con las que sueño. Quizá mi deseo se apague repentino y amargo, descubriéndose inútil ante ese la ausencia de ese beso que invento cada día. Quizá mi deseo se transforme en rutinario ritual de apresuradas caricias, robadas a otras manos, que no serán aquellas dulces manos a las que prometí entregarme. Quizá mi deseo se duerma una noche y no despierte al amanecer, y lo entierre envuelto en olvido, vestido de ayer.

Quizá, mi deseo tenga otro nombre mañana pero hoy, el deseo, mi deseo está vivo y te llama y te extraña.

Buenas noches.





Banda sonora que llegue, especialmente, a aquel a quien deseo casi tanto como necesito; pero también a todos los que desean y necesitan:







sábado, 8 de diciembre de 2007



Aquí estoy,
desenfrenada estrella, desatada,
buscando entre los hombres mi víctima de luz.

A ti he llegado.
Hay algo de universo en tu mirada,
algo de mar sin playa desembocando cauces infinitos,
algo de amanecida nostalgia entretenida en imitar palomas...

Mirarte es verme entera de luz
rodando en un azul sin barcos y sin puertos.

Es inútil la sombra en tus pupilas...
Algún soplo inocente debe haberse dormido en tus entrañas.

Eres, entre las frondas, mi víctima de luz.
Eso se llama amor, desde mis labios.

Tienes que olvidar sendas,
y disponerte a manejar el viento.

¡A mis brazos, iniciado de luz,
víctima mía!

Pareces una espiga debajo de mi alma,
y yo, pleamar tendida bajo tu corazón.


Julia de Burgos, Víctima de luz


Tela de araña, desplegada invisible a tus ojos, envolviéndote en un hilo tejido noche a noche; trampa escondida bajo tus pies, atenta a tu paso confiado, esperando un descuido para hacerte caer sin remedio; veneno dulce, disfrazado de tentación y promesa, servido sobre una piel hecha alimento; asedio implacable de mi cuerpo al tuyo, disimulado en palabras, camuflado en poemas, encriptado en música, diseñado para atraparte y nunca dejarte escapar...


Banda sonora para todo aquel que sienta el fuego caminando a su lado:




miércoles, 5 de diciembre de 2007


Me he acostumbrado
a beber la noche lentamente,
porque sé que la habitas,
no importa dónde,
poblándola de sueños.

El viento de la noche
abate estrellas temblorosas
en mis manos,
que aún no se conforman,
viudas inconsolablesde tu pelo.

En mi corazón se agitan
los pájaros que en él sembraste
y a veces les daría la libertad que exigen
para volver a ti,
con el helado filo del cuchillo.

Pero no puede ser.
Porque estás tan en mí,
tan viva en mí,
que si me muero
a ti te moriría.


Juan Gelmán, Estoy sentado como un inválido en el desierto de mi deseo de ti


Hay noches que se llenan con las mil palabras que deseo susurrarte;noches en las que no es suficiente tenerte cerca si no que es necesario tenerte dentro; noches en las que mi piel sólo busca el ausente abrazo de la tuya; noches en las que la oscuridad te hace más visible a mis ojos; noches en las que la fiebre que me invade sólo podría calmarse con el fuego de tus dedos.

Hay noches, noches hermosas y frías, noches oscuras y brillantes, como esta noche, en la que sólo tú puedes hacerme ser yo...


Buenas noches... no se quemen!!



Banda sonora enfebrecida, ardiente, volcánica, prendida en fuego, reluciente de deseo:



martes, 4 de diciembre de 2007



Perdóname por ir así buscándote
tan torpemente, dentro
de ti.
Perdóname el dolor, alguna vez.

Es que quiero sacar
de ti tu mejor tú.
Ése que no te viste y que yo veo,
nadador por tu fondo, preciosísimo.

Y cogerlo
y tenerlo yo en alto como tiene
el árbol la luz última
que le ha encontrado al sol.

Y entonces tú
en su busca vendrías, a lo alto.
Para llegar a él
subida sobre ti, como te quiero,

tocando ya tan sólo a tu pasado
con las puntas rosadas de tus pies,
en tensión todo el cuerpo, ya ascendiendo
de ti a ti misma.

Y que a mi amor entonces, le conteste
la nueva criatura que tú eras.

Pedro Salinas, Versos 1449 a 1470
(de "La voz a ti debida")




Seguiré buscando aunque sepa cuán difícil es hallarte en tu viaje. Seguiré tu paso, hecho de huellas invisibles, de pequeños rastros de lectura secreta, de inciertos trazos por caminos oscuros. Seguiré dejando mi puerta abierta, mi fuego ardiendo, mi luz encendida, mi cuerpo alerta... y cuando des la vuelta y regreses , cuando llegues a mi casa iluminada, cuando entres en mi cuarto hecho para acogerte, cuando tu piel fría se abra camino entre las tibias sábanas, sabrás que has encontrado a quien sabe, con certeza inexplicable, con incontestable claridad, quién eres y qué quieres.

Buenas noches



Banda sonora suave, muy suave, para un martes áspero, muy áspero:







lunes, 3 de diciembre de 2007


Tú que me miras, mírame hasta el fondo.
Tú que me sabes, sábeme.
Porque falta muy poco, porque el tiempo
arrecia vendavales
que se llevan ventanas y gemidos,
besos, ruidos de calles,
este silbido agudo que ahora escuchas
en el vecino parque,
las nubes delicadas que se juntan
en los azules gráciles
y el corazón con que me miras hondo
queriendo acariciarme.

Nada puedes hacer. Nada podrías
hacer. Déjate suave.
Es más fácil así. Vayamos juntos,
llevados por el aire,
si envejeciendo en el ciclón horrible,
unidos, esenciales,
mirándonos al fondo de la vida
y viendo allí la imagen
de nuestros cuerpos paseando dulces
por huertos virginales....

Eras tan clara. Junto al aire tanto
te amé.... En la tristeza grave
tú me arrancabas la melancolía
como una espina aguda de la carne;
me acompañabas en las horas puras;
me rozabas tan suave
con tus dedos sutiles, con tu dulce
modo de acompañarme....

(...)Fuiste como una niebla, como un vaho
de amor, como un vapor imponderable
que me envolviese en cálidas vislumbres
las duras realidades,
y que después, pasadas las aristas
crudas, me rodease
y me dijese: -Existes en el mundo.
Ven ya hacia el mundo. Ámame.

Carlos Bousoño, El ciclón


Llegó la tormenta y arrasó la playa y no pude refugiarme; el huracán me arrastró mar adentro; la furia de la marea me rompió contra los arrecifes; incapaz de resistirme, me dejé llevar por la corriente. Y, de repente, cesó la lluvia, amainó el vendaval, salió el sol.... Hice pie de nuevo, en la orilla llena de escombros. Durante días he rebuscado entre las rocas y la arena, los restos salvables de mis tesoros, los pedazos recuperables de mis sueños, las piezas intactas de mi fe. Y he descubierto que bajo lo destruido, sigue existiendo el mismo paraíso; y bajo lo que parecía perdido para siempre, sigue latiendo, imbatible, la esperanza

Buenas noches.





Banda sonora para aquellos que desean y son deseados: