domingo, 30 de septiembre de 2007


Ahora me pregunto si es que toda la vida
hemos estado aquí. Pongo, ahora mismo,
la mano ante los ojos —qué latido
de la sangre en los párpados— y el vello
inmenso se confunde, silencioso,
a la mirada. Pesan las pestañas.

No sé bien de qué hablo. ¿Quiénes son,
rostros vagos nadando como en un agua pálida,
éstos aquí sentados, con ojos vivientes?
La tarde nos empuja a ciertos bares
o entre cansados hombres en pijama.

Ven. Salgamos fuera. La noche. Queda espacio
arriba, más arriba, mucho más que las luces
que iluminan a ráfagas tus ojos agrandados.
Queda también silencio entre nosotros,
silencio
y este beso igual que un largo túnel.

Jaime Gil de Biedma, Idilio en el café



Quizá esta noche sea más dulce que este día que se acaba; quizá me acurruque de costado, tapándome apenas, apenas escondida a las miradas; quizá llegue el sueño con su paso silencioso y su mano llena de suave arena para mis ojos, y me encuentre esperándole expectante, curiosa, brazos abiertos a su abrazo, labios pendientes de su boca; quizá me acaricie, me consuele, me acune, con su magia oscura y generosa, trayéndome de la distancia, arrebatando a la ausencia, regalando a mis sentidos los dedos ardientes, presentidos, inolvidables que me buscan y me añoran.

Buenas noches.


Banda sonora para soñar un momento.. o unos cuantos momentos:





sábado, 29 de septiembre de 2007





Las caricias


¡Qué música del tacto
las caricias contigo!

¡Qué acordes tan profundos!

¡Qué escalas de ternuras,
de durezas, de goces!

Nuestro amor silencioso y oscuro
nos eleva
a las eternas noches
que separan altísimas
los astros más distantes.

¡Qué música del tacto
las caricias contigo!

Beso

¡Qué sola estabas por dentro!

Cuando me asomé a tus labios
un rojo túnel de sangre,
oscuro y triste, se hundía
hasta el final de tu alma.

Cuando penetró mi beso,
su calor y su luz daban
temblores y sobresaltos
a tu carne sorprendida.

Desde entonces los caminos
que conducen a tu alma
no quieres que estén desiertos.

¡Cuántas flechas, peces, pájaros,
cuántas caricias y besos!


Manuel Altoaguirre, Soledades juntas


Con qué secreta ternura, con qué incansable paciencia, con qué inagotable insistencia supiste romper todas mis defensas. Con qué deliciosa lentitud, con qué dulce esfuerzo, con qué entrega generosa conseguiste dormir mis miedos. Con qué imperioso ruego, con qué infinita suavidad de miradas y pieles , con qué desbordada alegría cubierta de caricias, con qué estremecida, estremecedora pasión casi pecado, casi locura invocaste, despertaste, liberaste, cumpliste todos mis sueños, completaste todos mis vacíos, revelaste y me hiciste descubrir todos mis deseos.

Buenas noches.



Banda sonora para bañarse de ternura:







jueves, 27 de septiembre de 2007


Ruidos confusos, claridad incierta
Otro día comienza.
Es un cuarto en penumbra
y dos cuerpos tendidos.
En mi frente me pierdo
por un llano sin nadie.
Ya las horas afilan sus navajas.

Pero a mi lado tú respiras;
entrañable y remota
fluyes y no te mueves.
Inaccesible si te pienso,
con los ojos te palpo,
te miro con las manos.

Los sueños nos separan
y la sangre nos junta:
somos un río de latidos.
Bajo tus párpados madura
la semilla del sol.

El mundo
no es real todavía,
el tiempo duda:
sólo es cierto
el calor de tu piel.
En tu respiración escucho
la marea del ser,
la sílaba olvidada del Comienzo.


Octavio Paz, Antes del comienzo

Existió una mujer que hablaba con mi voz y usaba mi sonrisa, que compartía mis placeres y que vigilaba mis caídas, que conocía el ritmo de mis días y la cadencia de mis noches, que aprendía a traves de mi mirada y dejaba el rastro de sus huellas en mis pisadas, que respondía a mis deberes y escondía mis secretos. Existió una mujer con mi piel y mis ojos, con mis miedos y demonios, con mis gestos y mis caricias, con mis pecados y mis olvidos. Existió una mujer que era yo y que ya no reconozco en el espejo, una mujer difuminada, una mujer con un futuro lleno de pasado.

Pero eso era antes...

Buenas noches




Banda sonora convaleciente:







lunes, 24 de septiembre de 2007



¿Serás, amor
un largo adiós que no se acaba?
Vivir, desde el principio, es separarse.
En el primer encuentro
con la luz, con los labios,
el corazón percibe la congoja
de tener que estar ciego y solo un día.
Amor es el retraso milagroso
de su término mismo;
es prolongar el hecho mágico
de que uno y uno sean dos, en contra
de la primer condena de la vida.

Con los besos,
con la pena y el pecho se conquistan
en afanosas lides, entre gozos
parecidos a juegos,
días, tierras, espacios fabulosos,
a la gran disyunción que está esperando,
hermana de la muerte o muerte misma.

Cada beso perfecto aparta el tiempo,

le echa hacia atrás, ensancha el mundo breve
donde puede besarse todavía.

Ni en el llegar, ni en el hallazgo

tiene el amor su cima:
es en la resistencia a separarse
en donde se le siente,
desnudo, altísimo, temblando.

Y la separación no es el momento
cuando brazos, o voces,
se despiden con señas materiales:
es de antes, de después.

Si se estrechan las manos, si se abraza,

nunca es para apartarse,
es porque el alma ciegamente siente
que la forma posible de estar juntos
es una despedida larga, clara.
Y que lo más seguro es el adiós.

Pedro Salinas, Versos 54 a 90
(de "Razón de amor")


Tiempo y espacio, separando cuerpos y mentes con la insensible indiferencia de lo inanimado; tiempo y espacio, exigiendo su pago en dolor, su satisfacción en lágrimas; tiempo y espacio, cambiando noches por días, y tardes por madrugadas, y amaneceres por crepúsculos oscuros;
tiempo y espacio, alejándonos de la boca que nos besaría con las palabras necesarias; tiempo y espacio, implacable con la risa y destructor de la paciencia.

Espacio y Tiempo, gemelos insaciables, diosecillos inclementes, robándonos el aire, asfixiando la esperanza, diluyendo el deseo en el agua helada de la espera, forzándonos sólo a soñar, a anhelar, a enloquecer antes de, finalmente, consentirnos alcanzar la meta....

Buenas noches...



Banda sonora de un lunes con personalidad de martes:


domingo, 23 de septiembre de 2007



Antes que otro poema
—del mar, de la tierra o del cielo—
venga a ceñir mi voz, a tu esperada
persona limitándome, corono
más alto que la excelsa geografía
de nuestro amor, el reino ilimitado.

Y a ti, por ti y en ti vivo y adoro.
Y el silencioso beso que en tus manos
tan dulcemente dejo,
arrincona mi voz
al sentirme tan cerca de tu vida.

Antes que otro poema
me engarce en sus retóricas,
yo me inclino a beber el agua fuente
de tu amor en tus manos, que no apagan
mi sed de ti, porque tus dulces manos
me dejan en los labios las arenas
de una divina sed.
Y así eres el desierto por
el cuádruple horizonte de las ansias
que suscitas en mí; por el oasis
que hay en tu corazón para mi viaje
que en ti, por ti y a ti voy alineando,
con la alegría del paisaje nido
que voltea cuadernos de sembrados...

Antes que otro poema
tome la ciudadela a fuego ritmo,
yo te digo, callando,
lo que el alma en los ojos dice sólo.
La mirada desnuda, sin historia,
ya estés junto, ya lejos,
ya tan cerca o tan lejos, que no pueda
por tan lejos o cerca reprimirse
y apoderarse en luz de un orbe lágrima,
allá; aquí, presente, ausente,
por ti, a ti y en ti, oh ser amado,
adorada persona
por quien —secretamente— así he cantado.


Carlos Pellicer, Recinto


Náufraga permanente tras interminables tormentas, en perpétuo viaje hacia no sé qué lugar que me acoja, en contínuo peregrinaje hacia no sé qué santuario que me salve, he recorrido todos los caminos y he desandado todas las rutas. Viajera sin más equipaje que la memoria y la esperanza, he conocido mil puertos lejanos, he visto mil pueblos remotos, he llegado a límites desconocidos. Pasajera indiferente a todas las paradas, a los andenes repletos de encuentros y despedidas, he alcanzado por fín mi meta, el país imaginado, la tierra prometida, el oasis donde asentarme, aquel aparentemente inalcanzable, misterioso territorio que siempre estuvo en tu pecho, que siempre supe que encontraría en tus ojos.

Buenas noches.



Banda sonora, para oídos atentos:




sábado, 22 de septiembre de 2007


Me dueles.
Mansamente, insoportablemente, me dueles.
Toma mi cabeza, córtame el cuello.
Nada queda de mí después de este amor.

Entre los escombros de mi alma búscame,
escúchame.
En algún sitio mi voz, sobreviviente, llama,
pide tu asombro,
tu iluminado silencio.

Atravesando muros, atmósferas, edades,
tu rostro (tu rostro que parece que fuera cierto)
viene desde la muerte, desde antes
del primer día que despertara al mundo.

¡Qué claridad tu rostro, qué ternura
de luz ensimismada,
qué dibujo de miel sobre hojas de agua!

Amo tus ojos, amo, amo tus ojos.
Soy como el hijo de tus ojos,
como una gota de tus ojos soy.
Levántame. De entre tus pies levántame, recógeme,
del suelo, de la sombra que pisas,
del rincón de tu cuarto que nunca ves en sueños.
Levántame. Porque he caído de tus manos
y quiero vivir, vivir, vivir.

Jaime Sabines, Me dueles


Podría cerrar los ojos para no ver la luz que ilumina el mundo cada vez que me encuentran tus ojos; podría escapar lejos del alcance de esa llamada que me atrapa cada vez que oigo tu voz; podría negar mi cuerpo al roce casi doloroso de las caricias que me envuelven cada vez que tus manos me vencen; podría esconder el placer oscuro que me desarma cada vez que invades mi boca con la tuya, cada vez que me robas ese tributo de lujuria, esa rendición definitiva, esa irremediable entrega a tus deseos. Podría dejar de ser tuya pero sólo sería dejar de estar viva.

Buenas noches, ya teñidas de otoño.



Banda sonora para amantes, amores y amigos...






viernes, 21 de septiembre de 2007




Surges amarga, pensativa,
profunda tal un mar amurallado;
reposas como imagen hecha hielo
en el cristal que te aprisiona
y te adivino en duelo,
sostenida bajo un mortal cansancio
o bajo un sueño en sombra, congelada.
En vano te defiendes
cuando tus ojos alzas y me miras
a través de un desierto de ceniza,
porque en ti nada existe que delate
si por tu cuerpo corre luz
o un efluvio de rosas,
sino temor y sombra, la caída
de una ola transformada
en un simple rocío sobre el cuerpo.
Y es verdad: a pesar de ti desciendes
y no existe recuerdo que al mundo te devuelva,
ni quien escuche el lánguido sonar de tus latidos.
Eres como una imagen sin espejo
flotando prisionera de ti misma,
crecida en las tinieblas de una interminable noche,
y te deslíes en suspiros, en humedad y lágrimas
y en un soñar ternuras y silencio.

Sólo mi corazón te precipita
como el viento a la flor o a la mirada,
reduciéndote a voz aún no erigida,
disuelta entre la lengua y el deseo.
De allí has de brotar hecha ceniza,
hecha amargura y pensamiento,
creada nuevamente de tus ruinas,
de tu temor y espanto.
Y desde allí dirás que amor te crea,
que crece con terror de ejércitos luchando,
como un espejo donde el tiempo muere
convertido en estatua y en vacío.
Porque ¿quién eres tú sino la imagen
de todo lo que nutre mi silencio,
y mi temor de ser sólo una imagen?

Ali Chumacero, Diálogo con un retrato

Sabor amargo en los labios, ceniza entre los dedos, hielo en la espalda, una fina soga asfixiante al cuello... hay silencios que convierten en escarcha las caricias, que transforman la sonrisa en mueca, que asustan al deseo, que envenenan los sueños. Hay silencios como condenas, como castigos, como dolorosa sentencia de soledades y ausencias. Hay silencios que hablan con voz marchita, con ecos de tristeza o reproche o queja, con palabras mudas que hieren más que cualquier ofensa.

Y hay silencios que gritan en la noche esperando ser escuchados..

Buenas noches.





Banda sonora para despedir a este inclemente viernes



miércoles, 19 de septiembre de 2007





Canción del macho y de la hembra!
La fruta de los siglos
exprimiendo su jugo
en nuestras venas.

Mi alma derramándose en tu carne extendida
para salir de ti más buena,
el corazón desparramándose,
estirándose como una pantera,
y mi vida, hecha astillas, ¡anudándose
a ti como la luz a las estrellas!

Me recibes
como al viento la vela.
Te recibo
como el surco a la siembra.

Duérmete sobre mis dolores
si mis dolores no te queman,
amárrate a mis alas,
acaso mis alas te llevan,
endereza mis deseos,
acaso te lastima su pelea.

Tú eres lo único que tengo
desde que perdí mi tristeza!
Desgárrame como una espada
o táctame como una antena!

Bésame,
muérdeme,
incéndiame,
que yo vengo a la tierra
sólo por el naufragio de mis ojos de macho
en el agua infinita de tus ojos de hembra!

Pablo Neruda, 9
(de "El hondero entusiasta")


Diseñando, con meticuloso cuidado, con absoluto detalle, cada una de mis emociones, cada uno de mis deseos; dedicado a hacerme florecer entre sus dedos sabios, paciente semilla que regalará, generosa, delicadamente los frutos tiernamente cultivados; insistente, pertinaz lluvia que nutre mis raices, que me empuja a brotar ante sus ojos; exigente recolector que rechaza sin dudar lo prescindible, eligiendo, apreciando, atesorando las piezas perfectas, los dulces racimos que calmarán el hambre insaciable, la sed avida, insatisfecha durante una espera interminable.

Buenas noches...




Banda sonora arrebatadora y sin filtro:

martes, 18 de septiembre de 2007




Ayer te besé en los labios.
Te besé en los labios. Densos,
rojos. Fue un beso tan corto
que duró más que un relámpago,
que un milagro, más.
El tiempo
después de dártelo
no lo quise para nada
ya, para nada
lo había querido antes.
Se empezó, se acabó en él.

Hoy estoy besando un beso;
estoy solo con mis labios.
Los pongo
no en tu boca, no, ya no
—¿adónde se me ha escapado?—.
Los pongo
en el beso que te di
ayer, en las bocas juntas
del beso que se besaron.
Y dura este beso más
que el silencio, que la luz.
Porque ya no es una carne
ni una boca lo que beso,
que se escapa, que me huye.
No.
Te estoy besando más lejos.

Pedro Salinas, Versos 1290 a 1316
(de "la Voz a ti debida")


No habrá un beso tan esperado, tan letal, tan deseado, tan rendido, tan hambriento, tan voraz, tan feroz, tan dulce, tan brutal.. No habrá un beso que diga tanto, que entregue tanto, que desnude tanto, que ofrezca tanto, que exija tanto, que signifique tanto, que valga tanto. No habrá otro beso que abra todas las barreras, que difume todas las distancias, que provoque todas las caricias, que invada todos los poros, que borre todos los secretos, que elimine todos los dolores. No habrá otro beso como ese beso nuestro...

Nunca habrá otro igual...hasta el siguiente


Buenas noches.. besen y sean besados con profusión y profundidad y perfección.





Banda sonora marciana y besadora:



Recientemente dejé una versión de esta canción, a cargo de U2, pero hoy no he podido ressitirme a traer el clásico de Cole Porter en la voz de Sinatra, en toda su esplendorosa belleza. Creo que no existe otra letra que explique tan perfectamente la pasión, el deseo, la necesidad casi enfermiza de tener a nuestro lado a aquel, a aquella que nos hacen sobrevivir...

Espero que les guste, por lo menos, una ínfima parte de lo que a mí me apasiona.







lunes, 17 de septiembre de 2007







No me has hecho sufrir

sino esperar.

Aquellas horas
enmarañadas,
llenas
de serpientes,
cuando
se me caía el alma
y me ahogaba,

tú venías andando,
tú venías desnuda y arañada,
tú llegabas sangrienta
hasta mi lecho,
novia mía,
y entonces toda la noche
caminamos
durmiendo
y cuando despertamos
eras intacta y nueva,
como si el grave viento de los sueños

de nuevo hubiera dado
fuego a tu cabellera
y en trigo y plata hubiera sumergido tu cuerpo
hasta dejarlo deslumbrante.


Yo no sufrí, amor mío,

yo sólo te esperaba.

Tenías que cambiar
de corazón
y de mirada
después de haber tocado
la profunda
zona de mar
que te entregó mi pecho.
Tenías que salir del agua,
pura como una gota levantada
por una ola nocturna.
Novia mía, tuviste
que morir y nacer,
yo te esperaba.
Yo no sufrí buscándote,
sabía que vendrías,
una nueva mujer con lo que adoro
de la que no adoraba,

con tus ojos, tus manos y tu boca
pero con otro corazón,
que amaneció a mi lado
como si siempre hubiera estado allí,
para seguir conmigo para siempre.

Pablo Neruda, Tú venías
(de "Los versos del capitán - Las Furias")



Ven, no tardes, no prolongues más tu llegada, no retrases más la entrega. Ven, deja que me apodere de tus manos, deja que invada tu boca sin resistirte, deja que me acomode en esos brazos que se han mantenido cerrados a los míos. Ven, no escondas tu amor en la distancia, no disfraces tu deseo de lejanía, no llenes las horas con sueños y hazme realidad bajo tus dedos. Ven, no tardes, no esquives lo inevitable, no niegues la evidencia de que somos el mismo pais latiente, vivo, apasionado, limitado por las mismas costas duras, crueles, inclementes, la misma tierra humedecida en mil noches de lluvia y lujuria, quemada en mil días de sol y esperanzas.

Buenas noches...

Y gracias (Raf, de mis entretelas, sobre todo vos...), por guardar el fuerte.








Banda sonora del regreso resignado y la paciente espera:

jueves, 13 de septiembre de 2007




En mi cielo al crepúsculo eres como una nube
y tu color y forma son como yo los quiero.
Eres mía, eres mía, mujer de labios dulces,
y viven en tu vida mis infinitos sueños.

La lámpara de mi alma te sonrosa los pies,
el agrio vino mío es más dulce en tus labios:
oh segadora de mi canción de atardecer,
cómo te sienten mía mis sueños solitarios!

Eres mía, eres mía, voy gritando en la brisa
de la tarde, y el viento arrastra mi voz viuda.
Cazadora del fondo de mis ojos, tu robo
estanca como el agua tu mirada nocturna.

En la red de mi música estás presa, amor mío,
y mis redes de música son anchas como el cielo.
Mi alma nace a la orilla de tus ojos de luto.
En tus ojos de luto comienza el país del sueño.


Pablo Neruda, Poema 16
(De "Veinte poemas de amor y una canción desesperada")



Acéptalo: eres suya. Tus ojos lo saben y lo repiten en cada mirada, tu imagen lo grita al espejo, tu piel lo nota a cada momento, tu cuerpo lo presiente cada día, tu sexo lo adivina cada noche. Suya, entre todas las mujeres. Suya, sobre todas las cosas. Suya, impaciente o entregada, despierta o dormida, lejos de sus manos o a su lado. Suya, para lo imposible. Suya, para lo impensable.

Eres suya: acéptalo.

Buenas noches.




Banda sonora de jueves, víspera de un viaje muy deseado (y aprovecho para decirles que estaré fuera hasta el lunes pero que, aunque pensaré en uno de ustedes más que en el resto, también pensaré en y añoraré a los demás...)


miércoles, 12 de septiembre de 2007




Más allá del pecado,
indecible, te adoro,
y al buscar mis palabras
sólo encuentro unos besos.

En el pecho, en la nuca,
te quiero.
En el cáliz secreto,
te quiero.

donde tu vientre es combo,
fugitiva tu espalda,
oloroso tu cuerpo,
te quiero.

Gabriel Celaya, Cerca y lejos

Adicción incurable y elegida, pasión oscura, secreto innegable, evidente, casi imprudente, casi cruel. Apego obsesivo a la peligrosa apuesta entre el deseo y el deber. Atracción irremediable al abismo de otra piel y otros labios, al temporal de caricias letales de unas manos inolvidables, a la tormenta de gemidos y delicias, al huracán arrasador de un dolor buscado sin descanso.

Buenas noches


Banda sonora a tono con el gris de un otoño que va invadiendo rincones:



martes, 11 de septiembre de 2007





Dentro, en tus ojos, donde calla y duerme
un palpitar de acuario submarino,
quisiera - licor tenue al difumino -
hundirme, decantarme, adormecerme.

Y a través de tu espalda, pura, inerme,
que me trasluce el ritmo de andantino
de tu anhelar, si en ella me reclino,
quisiera trasvasarme y extenderme.

Multiplicar mi nido en tus regazos
innumerables, que al cerrar los brazos
no encontrases mi carne, en ti disuelta.

Y que mi alma, en bulto y tacto vuelta,
te resbalase en torno, transparente
como tu frente, amor, como tu frente.

Gerardo Diego, Amor


Tan impuro como inocente, este deseo se revela a mis sentidos, se rebela a mi prudencia. Descarado y loco, este deseo se pasea sin pudor por las calles que vigilan y comentan. Astuto e ingenuo, este deseo se desnuda cada noche, ofreciéndose, entregándose en sueños, en susurros. Alerta y voraz, este deseo se disfraza y se adormece en la oscuridad de mi cama, expectante, preparado, adivino de esos pasos, objetivo de esas manos, voluntaria presa incapaz de resistirse a ese cazador al que acechaba...

Buenas noches, cazadores.





Banda sonora de martes y marcianos:



lunes, 10 de septiembre de 2007





Siento tu cuerpo entero junto al mío;
tu carne
es
como un ascua,
fresca e imprescindible
que está fluyendo hacia
mi cuerpo, por un puente
de miel lenta y silábica.
Hay un solo momento en que se junta
el cuerpo con el alma,
y se sienten recíprocos,
y viven
su trasfiguración,
y se adelantan
el uno al otro en una misma entrega,
desde su mismo origen deseada.
Siento tus labios en mis labios, siento
tu piel desnuda y ávida,
y siento,
¡al fin!
esa frescura súbita

como una llamarada
de eternidad, en que la carne deja
de serlo y se desata,
se dispersa en el vuelo,
y va cayendo
en la tierra sonámbula
de tu cuerpo que cede interminable-
mente cediendo,
hasta
que el vuelo acaba y ya la carne queda
quieta, milagreada,
y me devuelve al cuerpo,
y todo ha sido
un pasmo, un rebrillar y luego nada.

Luis Rosales, La transfiguración




Sé que no está conmigo, pero lo siento tan cerca como mi propio latido. Sé que su piel y la mía no se conocen, pero hace mil años que empezaron a añorarse. Sé que sus voz es un sueño y su aliento, imaginado, pero le oigo y le respiro cada segundo de cada minuto. Sé que su cuerpo no me ha tocado pero el mío le espera, preparado para la huída, anhelando su contacto. Sé que el mañana no está asegurado, que el futuro es un frágil contrato entre deseo y azar, que sólo existe aquello que está a nuestro alcance, pero me colma la esperanza, me mueve la pasión, me hace sobrevivir la posibilidad, ya sea remota, ya sea abrumadora, de tenerle y que me tenga.

Buenas noches...



Banda sonora lunática:









domingo, 9 de septiembre de 2007




Plena mujer, manzana carnal, luna caliente,
espeso aroma de algas, lodo y luz machacados,
qué oscura claridad se abre entre tus columnas?
Qué antigua noche el hombre toca con sus sentidos?

Ay, amar es un viaje con agua y con estrellas,
con aire ahogado y bruscas tempestades de harina:
amar es un combate de relámpagos
y dos cuerpos por una sola miel derrotados.

Beso a beso recorro tu pequeño infinito,
tus márgenes, tus ríos, tus pueblos diminutos,
y el fuego genital transformado en delicia

corre por los delgados caminos de la sangre
hasta precipitarse como un clavel nocturno,
hasta ser y no ser sino un rayo en la sombra.

Pablo Neruda, Soneto XII
(de "Cien Sonetos de Amor - Mañana)


De dónde viene, repentina visión de otra vida, imprevisto destello de un pasado olvidado o de un futuro escondido en los pliegues del tiempo? De dónde viene, viajero entre mis deseos, explorador de mis esperanzas, inocente y malicioso duende hurgando en mi memoria? De dónde viene, cálido baño de sensaciones y anhelos, abrazo impetuoso, inesperado de instantes por venir, latido desacompasado intuyendo la sorpresa? De dónde llegas, callado pregrino, silencioso, invisible compañero en mi viaje?


Buenas noches... tengan hoy y siempre una travesía sin tormentas.






Banda sonora para viajeros:


viernes, 7 de septiembre de 2007


Cuando tus manos salen,
amor, hacia las mías,
qué me traen volando?
Por qué se detuvieron
en mi boca, de pronto,
por qué las reconozco
como si entonces, antes,
las hubiera tocado,
como si antes de ser
hubieran recorrido
mi frente, mi cintura?

Su suavidad venía
volando sobre el tiempo,
sobre el mar, sobre el humo,
sobre la primavera,
y cuando tú pusiste
tus manos en mi pecho,
reconocí esas alas
de paloma dorada,
reconocí esa greda
y ese color de trigo.

Los años de mi vida
yo caminé buscándolas.
Subí las escaleras,
crucé los arrecifes,
me llevaron los trenes,
las aguas me trajeron,
y en la piel de las uvas
me pareció tocarte.

La madera de pronto
me trajo tu contacto,
la almendra me anunciaba
tu suavidad secreta,
hasta que se cerraron
tus manos en mi pecho
y allí como dos alas
terminaron su viaje.

Pablo Neruda, Tus manos
(de "Los versos del Capitán - Amor")


No hay regalo más perfecto que unas manos abiertas, acogedoras, confiadas, entregadas, ofrecidas sin secretos. No existe mejor remedio a la duda que el roce de una caricia certera. No se puede hallar un alivio más inmediato al dolor, una luz más precisa en la oscuridad, un salvavidas más imprescindible en el naufragio que la mano sanadora, sabia, luminosa, salvadora que, tan inesperada como necesaria, nos rescata, nos consuela, nos revive y nos alienta.

Tiendan sus manos. Es casi imposible que no encuentren quien las busque.

Buenas noches.




Banda sonora, preparando la llegada del otoño:

jueves, 6 de septiembre de 2007





¿Es que hacemos las cosas
sólo para recordarlas?
¿Es que vivimos sólo
para tener memoria de nuestra vida?
Porque sucede que hasta la esperanza es memoria
y que el deseo es el recuerdo de lo que ha de venir.
¡Paraíso perdido será siempre el paraíso!

A la sombra de nuestras almas
se encontraron nuestros cuerpos y se amaron.
Se amaron con el amor que no tiene palabras,
que tiene sólo besos.
El amor que no deja rastro de sí,
porque es como la sombra de una nube,
la sombra fresca y ligera en que se abren las rosas.

Sexo puro, amor puro. Limpio
de engaños y emboscadas.
Afán del cuerpo sólo que juega a morirse.
Risa de dos, como la risa del agua
y del niño; la risa de la bestia bajo la lluvia que ríe.

Sobre tu piel llevas todavía la piel
de mi deseo, y mi cuerpo está envuelto de ti,
igual que de sal y de olor.
¿En donde estamos, desde hace tantos siglos,
llamándonos con tantos hombres, Eva y Adán?
He aquí que nos acostamos
sobre la yerba del lecho,
en el aire violento de las ventanas cerradas,
bajo todas las estrellas del cuarto a obscuras.

Jaime Sabines, Diario, Semanario y Poemas en prosa




No hay otro destino que el escrito sin tinta en páginas invisibles, en libros que nadie sabe descifrar, en líneas apretadas de idioma imposible y caligrafía secreta. No hay más futuro que nacer y vivir cada día, nacer y morir cada anochecer, nacer y sobrevivir al miedo, a la oscuridad, a la duda y a la ausencia, nacer y echar a caminar, arrastrado por el ahora y arrastrando los recuerdos, el peso incalculable de los años, el equipaje desmedido de la experiencia y el desencanto, la maleta efímera de la esperanza, el baúl irrompible del amor por descubrir...

Buenas noches.



Banda sonora para los que viajan y aprenden:



miércoles, 5 de septiembre de 2007




Todo lo que de vos quisiera
es tan poco en el fondo,
porque en el fondo es todo
como un perro que pasa, una colina,

esas cosas de nada, cotidianas,

espiga y cabellera y dos terrones,

el olor de tu cuerpo,
lo que decís de cualquier cosa,

conmigo o contra mía,


todo eso es tan poco

yo lo quiero de vos porque te quiero.


Que mires más allá de mí,
que me ames con violenta prescindencia
del mañana, que el grito de tu entrega
se estrelle
en la cara de un jefe de oficina,
y que el placer que juntos inventamos

sea otro signo de la libertad.

Julio Cortázar, Una carta de amor


Preguntas sin respuesta, misterios sin resolución, problemas sin explicación, pequeños arcanos diarios que se despiertan cada noche y se alían con el insomnio: cómo será el olor de tu cuello, el sabor de tu piel, el tacto de tu boca, el sonido de tu respiración a mi lado, el color de tus abrazos; cómo nacerá tu sonrisa, cómo sonará mi nombre en tu voz, cómo te inclinarás a besarme, cómo compartirás el universo que hemos construido a distancia, cómo, finalmente, reconocerás en mí todo lo que tú eres.

Buenas noches




martes, 4 de septiembre de 2007


Detrás de mí en la rama quiero verte.
Poco a poco te convertiste en fruto.
No te costó subir de las raíces
cantando con tu sílaba de savia.

Y aquí estarás primero en flor fragante,
en la estatua de un beso convertida,
hasta que sol y tierra, sangre y cielo,
te otorguen la delicia y la dulzura.

En la rama veré tu cabellera,
tu signo madurando en el follaje,
acercando las hojas a mi sed,

y llenará mi boca tu sustancia,
el beso que subió desde la tierra
con tu sangre de fruta enamorada.


Pablo Neruda, Soneto XLVII
(de "Cien sonetos de amor")



Vigilante y cuidadosa, la mirada se desliza por la tierra fértil que pronto se abrirá en tesoros y fragancias, en regalos terrenales y sabrosos, en frutos largamente esperados. Esta tierra regada con lluvia de palabras, protegida con el sol del deseo, envuelta en frágiles hilos de niebla esperanzada. Esta tierra preñada en mil noches y en mil semillas que crecen, pausadas pero imparables, ofreciéndose y tentando a los sentidos mucho antes del día en que doradas, dulces, abrasadoras, deliciosas, lleguen a nuestras manos...

Buenas noches.



Septiembre tiene su propia música:





domingo, 2 de septiembre de 2007




Si un doble mío penetrara en su cuarto
y lamiéndole el cuerpo con el mimo
sumiso del esclavo, le sacara
de algunas de sus frecuentes pesadillas.

Si le invitase entonces a un viaje secreto
por muslos y por labios, laberintos
de piel que una mano diestra
registre en la noche, suavemente.

Si entre usted y yo, a estas alturas,
hubiera saliva o rumor de matorrales,
íntima humedad con que el rocío del gozo
va untando a aquellos que no duermen.

Si fuésemos reptiles, si transfigurásemos
el río de las horas en un burdel de gestos
y el alba sólo fuera un relámpago importuno.

Si mi sosias penetrase por su hendidura estrecha
y el vello nos sumiera en un deleite súbito.
Si tensáramos sus músculos como el hilo de un arco
que habrá de dispararse contra la carne contraria.

Quizá-quizá, si todo esto ocurriera
y yo la encuentre mañana en los grandes almacenes,
mirándome a los ojos, distraída, diría:
su cara, caballero, no sé, me suena mucho.

Juan José Téllez Rubio, Conflicto de personalidad

Nunca llama pues sabe que la puerta siempre está abierta, de par en par, expectante a su llegada. Nunca avisa, se acerca de puntillas, en silencio, con la actitud pausada del cazador, con la mirada sabia del niño, con la sonrisa irresistible del lobo. Nunca hace ruido más allá de un susurro, más allá de mi nombre, y se desliza descarado, audaz, imperioso, por
mis sábanas, uniéndose, atrevido, exigente, a mi piel, y se instala, permanente huésped de costumbres licenciosas, de hábitos desordenados, de usos incorregibles, bajo mis dedos, sobre mi pecho, entre mis muslos, dentro de mí.

Buenas noches.





Banda sonora de aura post-vacacional...

Just Before You Leave
Del Amitri



sábado, 1 de septiembre de 2007


Suave llegas a mi lado, mariposa en la siesta,
siembras en mi costado todas tus dudas.
Metáfora de mí, hablas de mis cosas
mejor que yo mismo,
desde la experiencia de mi agua y de mi tierra.

Suave llegas y te quedas, mariposa en la tarde,
habitas mi silencio desamueblado.
Extranjera de mí, desarraigada,
buscas el billete
que te aleje del desorden del destino.

Suave llegas a mi lado, mariposa, tan breve,
y sé que amo tu errático vuelo.
Extensión de mi voz, te desvaneces
en un momento de aire,
después otro...
y te pierdo de nuevo.

José Ángel García Fernández, Un momento de aire

Quién sabe si efímero, si duradero, este momento, este preciso momento, se convierte en eterno, se extiende en inabarcables instantes plenos, inolvidables, se ofrece en infinitos pliegues de tiempo, permite admirar su paso ralentizado y fugaz, en contradictorio equilibrio, se queda quieto, animal indómito repentinamente dócil, invitando a acariciar su piel de arena prisionera en su abrigo de cristal, su pelo de aire apacible, adormilado, despacioso, acercando a nuestras manos enamoradas un regalo único, irrepetible, imposible de retener..

Buenas noches.


Banda sonora para supervivientes: