viernes, 31 de agosto de 2007



Hemos perdido aun este crepúsculo.
Nadie nos vio esta tarde con las manos unidas
mientras la noche azul caía sobre el mundo.
He visto desde mi ventana
la fiesta del poniente en los cerros lejanos.

A veces como una moneda
se encendía un pedazo de sol entre mis manos.
Yo te recordaba con el alma apretada
de esa tristeza que tú me conoces.

Entonces, dónde estabas?
Entre qué gentes?
Diciendo qué palabras?
Por qué se me vendrá todo el amor de golpe
cuando me siento triste, y te siento lejana?

Cayó el libro que siempre se toma en el crepúsculo,
y como un perro herido rodó a mis pies mi capa.
Siempre, siempre te alejas en las tardes
hacia donde el crepúsculo corre borrando estatuas.


Pablo Neruda, Poema 10
(de "Veinte Poemas de amor y una canción desesperada")


Cuando oscurece, y aparecen a mi lado, risueñas, traviesas, todas las sombras que me visitan y me arrullan, se abre para mí una infinita senda, una ruta oculta a todos, un camino invisible marcado en mi memoria, alimentado con recuerdos, resguardado del olvido y el dolor; cuando oscurece y estoy a solas, envuelta en la noche, mi piel alerta, mi cuerpo expectante, mi voz adormilada, ronca a fuerza de silenciar la llamada imposible, se ofrecen a mí, solícitos curadores de todas las heridas, los sueños y las visiones, la luminosa caricia de la esperanza, las invencibles razones del deseo, la irreparable imprudencia del amor.

Buenas noches...



Banda sonora venusina:








jueves, 30 de agosto de 2007





Crecen los gorriones en el aire,
y la música infantil de alguna flauta
sostiene el mediodía.
A duras penas
el libro nos retiene.

Algún amor vendrá
al zócalo azul de la ventana
para a un país más bello rescatarnos.

A cada instante
el dedo de algún ángel desmorona
la carne contenida. Tras el cristal
la mirada de un pájaro —la alegría
infantil en los ojos del niño.

Aire por todas partes
revolviendo los pliegues del hastío,
elevando la falda enamorada
de la mujer.
Y tiembla el corazón
en la dicha de la piel que imagina.

Es aire.
Y luz que cierra el libro y adormece los párpados,
es sed de barcos,
de bocas deliciosas.
Es hambre de islas lejanísimas.


Miguel Florián, Mediodía


Viaja la memoria, irrefrenable y curiosa, con una suave melancolía como único equipaje, con una íntima visión, una deliciosa promesa como única meta. Y se lanza al camino, tantas veces buscado, tantas veces descubierto, tantas veces explorado, siempre sorprendente y distinto, un camino de secretos atajos y desconocidos peligros; un camino que ha trazado cada noche, que ha dibujado en mil mapas, que ha recorrido en mil sueños, que ha llevado grabado en su piel como un tatuaje luminoso...

Viaja la memoria, despacio, sin prisa, haciendo de cada paso, de cada huella, un recuerdo repleto de futuro...

Buenas noches.



Banda sonora de plenilunio:



martes, 28 de agosto de 2007



Cuerpo feliz que fluye entre mis manos,
rostro amado donde contemplo el mundo,
donde graciosos pájaros se copian fugitivos,
volando a la región donde nada se olvida.

Tu forma externa, diamante o rubí duro,
brillo de un sol que entre mis manos deslumbra,
cráter que me convoca con su música íntima, con esa
indescifrable llamada de tus dientes.

Muero porque me arrojo, porque quiero morir,
porque quiero vivir en el fuego, porque este aire de fuera
no es mío, sino el caliente aliento
que si me acerco quema y dora mis labios desde un fondo.

Deja, deja que mire, teñido del amor,
enrojecido el rostro por tu purpúrea vida,
deja que mire el hondo clamor de tus entrañas
donde muero y renuncio a vivir para siempre.

Quiero amor o la muerte, quiero morir del todo,
quiero ser tú, tu sangre, esa lava rugiente
que regando encerrada bellos miembros extremos
siente así los hermosos límites de la vida.

Este beso en tus labios como una lenta espina,
como un mar que voló hecho un espejo,
como el brillo de un ala,
es todavía unas manos, un repasar de tu crujiente pelo,
un crepitar de la luz vengadora,
luz o espada mortal que sobre mi cuello amenaza,
pero que nunca podrá destruir la unidad de este mundo.

Vicente Aleixandre, Unidad en ella


Acepto la renuncia, acepto la derrota, acepto mi fracaso; respiro el amargo perfume de la rendición forzada, me empapa la lluvia sucia de la huída, me envuelve la vergüenza de mi incapacidad, como una niebla tan sutil como espesa. Y sin embargo, entre el miedo y la tristeza, infatigable animal sin conciencia, caprichoso duende de cruel carácter, implacable demonio sin moral, destructora deidad sin templo sagrado, ni más siervo que mi cuerpo, a cada paso late acompasado, firme, invencible, el deseo secreto de no rendirme, la voluntad nunca sometida de seguir luchando...

Buenas noches... todos los martes se acaban, finalmente.


Banda sonora para momentos difíciles:



domingo, 26 de agosto de 2007


Unos meses la sangre se vistió con tu hermosa
figura de muchacha, con tu pelo
torrencial, y el sonido
de tu risa unos meses me hizo llorar las ásperas espinas
de la tristeza. El mundo
se me empezó a morir como un niño en la noche,
y yo mismo era un niño con mis años a cuestas por las calles, un ángel
ciego, terrestre, oscuro,
con mi pecado adentro, con tu belleza cruel, y la justicia
sacándome los ojos por haberte mirado.

Y tú volabas libre, con tu peso ligero sobre el mar, oh mi diosa,
segura, perfumada,
porque no eras culpable de haber nacido hermosa, y la alegría
salía por tu boca como vertiente pura
de marfil, y bailabas
con tus pasos felices de loba, y en el vértigo
del día, otra muchacha
que salía de ti, como otra maravilla
de lo maravilloso, me escribía una carta profundamente triste,
porque estábamos lejos, y decías
que me amabas.

Pero los meses vuelan como vuelan los días, como vuelan
en un vuelo sin fin las tempestades,
pues nadie sabe nada de nada, y es confuso
todo lo que elegimos hasta que nos quedamos
solos, definitivos, completamente solos.

Quédate ahí, muchacha. Párate ahí, en el giro
del baile, como entonces, cuando te
vi venir, mi rara estrella.
Quiero seguirte viendo muchos años, venir
impalpable, profunda,
girante, así, perfecta, con tu negro vestido
y tu pañuelo verde, y esa cintura, amor,
y esa cintura.

Quédate ahí. Tal vez te conviertas en aire
o en luz, pero te digo que subirás con éste y no con otro:
con éste que ahora te habla de vivir para siempre
tú subirás al sol, tú volverás
con él y no con otro, una tarde de junio,
cada trescientos años, a la orilla del mar,
eterna, eternamente con él y no con otro



Gonzalo Rojas, La loba.



Espirales, volutas, neblinoso humo que se alza, que se eleva despacioso, lento, sutil; alas ingrávidas de tacto de nube, transporte inmediato en vuelo imparable hasta otro continente, otra tierra, otro pais . Olas, mareas, pleamares y borrascas, océanos diminutos en las manos, inmensos manatiales que brotan fecundos, corrientes invisibles uniendo dos mundos, dos fronteras, dos costas. Viento, brisa, tramontana violenta, huracán apacible, imprevisto ciclón de emociones y deseos, poniente cálido, helado levante de voz impaciente.

Espirales, bucles, azar, imprevistos... vuelo rasante, indeciso, esperanzado; alada mujer hecha con los tres elementos, voladora novata, insegura, imprudente, explorando las infinitas rutas que la llevan a su destino

Buenas noches.




Banda sonora dominical:

sábado, 25 de agosto de 2007






No es nada de tu cuerpo,
ni tu piel, ni tus ojos, ni tu vientre,
ni ese lugar secreto que los dos conocemos,
fosa de nuestra muerte, final de nuestro entierro.

No es tu boca —tu boca
que es igual que tu sexo—,
ni la reunión exacta de tus pechos,
ni tu espalda dulcísima y suave,
ni tu ombligo, en que bebo.

Ni son tus muslos duros como el día,
ni tus rodillas de marfil al fuego,
ni tus pies diminutos y sangrantes,
ni tu olor, ni tu pelo.

No es tu mirada —¿qué es una mirada?—
triste luz descarriada, paz sin dueño,
ni el álbum de tu oído, ni tus voces,
ni las ojeras que te deja el sueño.

Ni es tu lengua de víbora tampoco,
flecha de avispas en el aire ciego,
ni la humedad caliente de tu asfixia
que sostiene tu beso.

No es nada de tu cuerpo,
ni una brizna, ni un pétalo,
ni una gota, ni un gramo, ni un momento:
Es sólo este lugar donde estuviste,
estos mis brazos tercos.
Jaime Sabines - Poemas sueltos


Está en mi casa, me rodea, me evita, me sigue, me precede. Está en la calle, me deslumbra, me acosa, me ignora, me adelanta, se queda atrás. Está en el aire, vuela, flota, me impregna, me intoxica, me abandona súbitamente, me posee con repentina intensidad. Está en las sombras, acechante, camuflado, discreto, invisible, absolutamente presente, dolorosamente lejano. Está en cada nota, en cada libro, en cada bebida, en cada sueño, en cada palabra que callo, en cada amargo despertar a solas. Está conmigo, tanto más cerca cuanto más ausente...

Buenas noches..


Banda sonora de un sábado de tregua:



viernes, 24 de agosto de 2007




Agua en la noche, serpiente indecisa,
silbo menor y rumbo ignorado:
¿Qué día nieve, qué día mar? Dime.

¿Qué día nube, eco
de ti y cauce seco?
Dime.
—No lo diré: entre tus labios me tienes,
beso te doy, pero no claridades.

Que compasiones nocturnas te basten
y lo demás a las sombras
déjaselo, porque yo he sido hecha
para la sed de los labios que nunca preguntan

Pedro Salinas, Presagios


Como un río de pacífica corriente, de sosegadas riberas, de discurrir tranquilo, que repentinamente se tranforma en imprevistos rápidos, que se despliega en caída líquida sin freno, que se abalanza al vacío como cascada imparable, así la noche se adentra, engañosamente tranquila, por mi ventana entreabierta, y se adueña de cada rincón de mi cama, se aposenta en las paredes con su oscura huella de dedos frescos, invade mi piel con sombras y contraluces, impregna mis manos de su aura lunar, desabrochando mis ataduras, liberando mis sueños, provocando, tentadora irresistible, maga maliciosa, el despertar de los sentidos, la entrega a sus deseos, la inconfesable derrota de mi voluntad....

Buenas noches...



martes, 21 de agosto de 2007



Quizá tú no me viste,
quizá nadie me viese tan perdido,
tan frío en esta esquina. Pero el viento
pensó que yo era piedra
y quiso con mi cuerpo deshacerse.

Si pudiera encontrarte,
quizá, si te encontrase, yo sabría
explicarme contigo.

Pero bares abiertos y cerrados,
calles de noche y día,
estaciones sin público,
barrios enteros con su gente, luces,
teléfonos, pasillos y esta esquina,
nada saben de ti.

Y cuando el viento quiere destruirse
me busca por la puerta de tu casa.

Yo le repito al viento
que si al fin te encontrase,
que si tú aparecieses, yo sabría
explicarme contigo.

Luis García Montero, El amor difícil


No más discusiones, ya no más, que llegue el silencio apaciguador, el silencio dulce, el silencio que me arrope, que me abrace, que me proteja.. No más reproches, que enmudezcan todos los gritos, que se borren todas las ofensas, que desaparezcan todas las mentiras... No más guerras, que enmohezcan los insultos como lanzas, que se oxiden los ataques como dagas, que se quiebren las palabras disfrazadas de espadas.

Ya no más heridas, no más... porque sé que sabes que nuestras pieles, nuestras bocas, nuestros sueños se entienden sin dañarse.

Buenas noches.





Banda sonora post-cumpleaños:

domingo, 19 de agosto de 2007


Me doy cuenta de que me faltas
y de que te busco entre las gentes, en el ruido,

pero todo es inútil.

Cuando me quedo solo

me quedo más solo,

solo por todas partes y por ti y por mí.

No hago sino esperar.
Esperar todo el día hasta que no llegas.

Hasta que me duermo
y no estás
y no has llegado
y me quedo dormido
y terriblemente cansado,
preguntando.

Amor, todos los días, aquí a mi lado,
junto a mí, haces falta.
Puedes empezar a leer esto
y cuando llegues aquí empezar de nuevo.
Cierra estas palabras como un círculo,
como un aro, échalo a rodar, enciéndelo.

Estas cosas giran en torno a mí
igual que moscas,
en mi garganta,
como moscas en un frasco.
Yo estoy arruinado.
Estoy arruinado de mis huesos,
todo es pesadumbre.

Jaime Sabines, Me faltas



Me refugio en la rutina, me escondo en lo conocido, me diluyo en lo habitual. Vuelvo, una y otra vez a repetir, como un mantra tranquilizador, los mismos gestos, las mismas palabras, los mismos silencios, las mismas lentas pisadas hacia un nirvana que nunca llega. Me disfrazo de calma, escondiendo mis tormentas; me acomodo en mi reino, ocultando mi fastidio; me entrego a mi actuación, obviando las críticas... Sólo soy un pobre remedo de persona, a quien le falta lo esencial, a quien le falta su mitad, a quien le faltas tú...

Buenas noches.


Banda sonora nocturnamente dominical:




sábado, 18 de agosto de 2007


Has llegado en la noche,
como otras tantas noches,
hasta la casa apuntalada en sombras.
La puerta ha clausurado el alba amenazante,
y, tú mismo una sombra, te desvistes
por el pasillo a tientas,
con las voces aún y el sabor de esa noche
hurgando en la memoria.

La habitación todavía es más ciega,
y la invade, corpórea,
la familiar tibieza de una niebla invisible.
Has tumbado tu noche, tu cansancio y tu cuerpo,
junto al cansado cuerpo de su noche.
Quién sabe qué fantasmas la estarán visitando,
con quién departirá
en la hora puntual de los demonios,
por qué tierras salvajes de los sueños
andará extraviada y sin echarte en falta.
Toda la suma de casualidades,
de planes no cumplidos,
de rutas postergadas, de incertezas,
y que llevan por fin hasta esta noche,
resulta un laberinto incomprensible.

Mientras rumias un violento deseo,
ella duerme a tu lado,
flota sobre las aguas del lago de la noche,
ajena a tus preguntas sin respuesta,
y su respiración, en esas aguas,
es el fiel testimonio de que hay vida,
de que aún no te has ahogado.

Qué está ella haciendo aquí,
qué estoy haciendo.
El lago no responde desde sus aguas frías.
No creo que mañana obtenga la respuesta.
Mientras tanto,
ya me he acercado al animal dormido,
su orilla me ha abrazado,
y sin más tiempo para pedir ayuda
nos hemos ido al fondo de la noche.

Carlos Marzal, El animal dormido


Hay noches de reproches y venganzas, de dolorosos silencios más expresivos que cualquier palabra. Hay noches violentas, de rencores repentinamente aparecidos del olvido, de golpes directos al alma, de heridas pasadas, aparentemente curadas, reabiertas a conciencia. Hay noches de amnesia, regadas de tóxicos, inundadas de alcohol, ahogadas vergonzosamente en una laguna de la memoria. Hay noches de pasión, de urgencia, de imperiosas exigencias de la carne, de lujuria consentidamente imprudente, de imprevistos encuentros con desconocidos, de agridulces sabores en los labios. Hay noches, hay algunas noches, de ternura en los dedos, de susurros en lo oscuro, de delicadas rutas en la piel, de un inmenso, estremecedor, abrumador deseo de adherirse a quien nos ama, a quien amamos y no volver a despertar lejos de su aliento..

Buenas noches...


Banda sonora de otro sábado:





jueves, 16 de agosto de 2007


Tus ojos son de donde
la nieve no ha manchado
la luz, y entre las palmas
el aire
invisible es de claro.

Tu deseo es de donde
a los cuerpos se alía
lo animal con la gracia
secreta
de mirada y sonrisa.

Tu existir es de donde
percibe el pensamiento,
por la arena de mares
amigos,
la eternidad en tiempo.


Luis Cernuda, Pais



El inevitable rito de amar, de amarte; la llamada clara de tu cuerpo; la mirada ansiosa que te desnuda; el fuego que enciendes apenas con un roce; la sed infinita y el eterno hambre de tu piel; el diario ritual de desearnos, la liturgia nocturna de soñarte; el instinto, animal, salvaje, incontenible de buscarte y dejar que me encuentres.

Buenas noches...



miércoles, 15 de agosto de 2007




Con la sed más anciana,
arrodillado,
para encontrarle el cauce al agua tuya,
me he bañado de ti,
linfa radiante;
me he prosternado en ti,
nunca más joven.

En la gruta que parte en dos tu cuerpo,
me he marchado por fin de mis orillas,
me he sumido en tus labios,
con mis labios.
Mi saliva te hablaba sin idiomas.
Con la humedad sagrada
he dibujado,
en la pared de sedas de tu sima.

En resina salobre del deseo,

he dispuesto una rosa,
y la he mordido.
Eché a volar un ave,
y la he matado.
Un hombre había en pie,
y ahora no hay nada.

Carlos Marzal, Lugar rupestre

Ofrecida, entregada, entreabierta, accesible... fruta jugosa, líquida invitación, deseado placer que nunca defrauda a los sentidos, misterio mil veces descifrado y mil veces sorprendente, camino de estremecimientos y gemidos, inevitable tentación en forma de regalo imposible de rechazar, ciudad marina, fecunda, fértil ribera que siempre se inunda y siempre vuelve a su cauce...

Buenas noches.

martes, 14 de agosto de 2007




Mientras tú duermes yo te sueño
perversa y maldita, depravada
y angelical por mis vértebras lascivas
que se enervan como lo hacen
las sierpes cuando el viento
sopla una flauta o los mares trinan
el temor antiguo de los náufragos.

Mientras tú duermes yo te sueño
insomne y se agita entre mis ingles
algo que hago tuyo y por tu causa
me exilo al insomnio con todas las excusas
del amante que ansía frenético
alejarse de tu espíritu o además de él
poseerte soberbio y lujurioso
en tu reinado: tu lengua, tus labios,
tus senos, tus muslos... y esclavizarnos
por la carne, por los besos.

Sinforoso Espíritu, Sin título


Niégate, rechaza la entrega, desprecia la disculpa, ignora el gesto, la sonrisa conciliadora, la mano tendida. Niégame, evita encontrarme, rehuye mis manos, obvía mi voz, esquiva mis ojos. Niéganos, olvida el camino, borra las huellas, esconde recuerdos, reniega del deseo...

Niégalo todo, mas, ni siquiera así, podrás negar tus sueños.

Buenas noches...



Banda sonora estivalmente marciana:



lunes, 13 de agosto de 2007




Como la luz de un sueño,
que no raya en el mundo pero existe,

así he vivido yo

iluminando esa parte de ti que no conoces,
la vida que has llevado junto a mis pensamientos...


Y aunque tú no lo sepas,
yo te he visto
cruzar la puerta
sin decir que no,

pedirme un cenicero,
curiosear los libros,

responder al deseo de mis labios
con tus labios de whisky,
seguir mis pasos hasta el dormitorio.

También hemos hablado
en la cama,
sin prisa, muchas tardes

esta cama de amor que no conoces,

la misma que se queda
fría cuanto te marchas.

Aunque tú no lo sepas te inventaba conmigo,

hicimos mil proyectos,
paseamos
por todas las ciudades que te gustan,
recordamos canciones,
elegimos renuncias,
aprendiendo los dos
a convivir
entre la realidad y el pensamiento.

Espiada a la sombra de tu horario
o en la noche de un bar por mi sorpresa.

Así he vivido yo,
como la luz del sueño
que no recuerdas cuando te despiertas.


Luis García Montero, Aunque tú no lo sepas


Recorremos las mismas calles, repitiendo los mismos pasos, encontrando las mismas sombras en los mismos callejones, recibiendo la misma luz de un sol siempre nuevo, siempre desconocido. Entramos en bares similares, bebemos del mismo vaso que el otro seguramente ha usado, miramos lo que nos rodea con los mismos ojos que siguen buscando y no hallan los ojos que les buscan. Hablamos el mismo idioma, nos deshacemos en palabras idénticas, en frases incomprensibles a cualquier otro, absurdas para cualquier otra. Y dormimos en la misma cama, aferrados al mismo deseo, encontrándonos en el mismo sueño... tú tan lejos de mi pecho, yo tan lejos de tus manos.

Buenas noches...



Banda sonora para lunáticos:





domingo, 12 de agosto de 2007



Aquel temblor del muslo
y el diminuto encaje
rozado por la yema de los dedos,
son el mejor recuerdo de unos días
conocidos sin prisa, sin hacerse notar,
igual que amigos tímidos.

Fue la tarde anterior a la tormenta,
con truenos en el cielo.
Tú apareciste en el jardín, secreta,
vestida de otro tiempo,
con una extravagante manera de quererme,
jugando a ser el viento de un armario,
la luz en seda negra
y medias de cristal,
tan abrazadas
a tus muslos con fuerza,
con esa oscura fuerza que tuvieron
sus dueños en la vida.

Bajo el color confuso de las flores salvajes,
inesperadamente me ofrecías
tu memoria de labios entreabiertos,
unas ropas difíciles, y el rayo
apenas vislumbrado de la carne,
como fuego lunático,
como llama de almendro donde puse
la mano sin dudarlo.
Por el jardín, el ruido de los últimos pájaros,
de las primeras gotas en los árboles.

Aquel temblor del muslo
y el diminuto encaje, de vello traspasado,
su resistencia elástica
vencida con el paso de los años,
vuelven a ser verdad, oleaje en el tacto,
arena humedecida entre las manos,
cuando otra vez, aquí, de pensamiento,
me abandono en la dura solución de tus ingles
y dejo de escribir
para llamarte.

Luis García Montero, Recuerdo de una tarde



La piel tiene una memoria que no borra el tiempo ni la distancia; la piel guarda recuerdos y los hace florecer inesperada, súbitamente, reviviendo, reavivando lo que un día, una noche decidimos enterrar. La piel se despierta ante el recuerdo como ante un repentino frío por la espalda, como ante un roce febril en la nuca, como ante un beso abrasador en la boca. La piel se despereza de su desmemoria, abriendo la puerta a otras imágenes, a otras voces, a otros sueños que se escondían, que se escapaban. La piel, una vez alerta, sólo consigue descansar de nuevo teniendo a su lado aquello , a aquel que la despertó de su olvido.

Duerman, sueñen y no olviden.. buenas noches.

Banda sonora de domingo:




sábado, 11 de agosto de 2007




Tú eres más que mis ojos porque ves
lo que en mis ojos llevo de tu vida.
Y así camino ciego de mí mismo
iluminado por mis ojos que arden
con el fuego de ti.

Tú eres más que mi oído porque escuchas
lo que en mi oído llevo de tu voz.
Y así camino sordo de mí mismo
lleno de las ternuras de tu acento.
¡La sola voz de ti!

Tú eres más que mi olfato porque hueles
lo que mi olfato lleva de tu olor.
Y así voy ignorando el propio aroma,
emanando tus ámbitos perfumes,
pronto huerto de ti.

Tú eres más que mi lengua porque gustas
lo que en mi lengua llevo de ti sólo,
y así voy insensible a mis sabores
saboreando el deleite de los tuyos,
sólo sabor de ti.

Tú eres más que mi tacto porque en mí
tu caricia acaricias y desbordas.
Y así toco en mi cuerpo la delicia
de tus manos quemadas por las mías.

Yo solamente soy el vivo espejo
de tus sentidos. La fidelidad
del lago en la garganta del volcán.

Carlos Pellicer, Recinto - VIII


Desaparezco, me diluyo como una minúscula, imperceptible gota de lluvia en un mar inmenso. Me oculto y me hago invisible, camuflada con silencio, disfrazada de otra piel, escondida en otra voz, protegida de la luz espía, amiga de la oscuridad y el secreto. Me transformo en mil personas, mil otros yo desconocidos, metamorfosis involuntaria, inconsciente, buscando el guión que me convierta en el personaje perfecto. Y todo es inútil, nada borra lo irremediable de ser ya, para siempre lo que tú sueñas, lo que tú deseas, lo que tú buscas, lo que tú eres...

Buenas noches...

Banda sonora nocturna y estival:

Strong enough
Sheryl Crow

viernes, 10 de agosto de 2007



Boca que arrastra mi boca:
boca que me has arrastrado:
boca que vienes de lejos
a iluminarme de rayos.

Alba que das a mis noches
un resplandor rojo y blanco.
Boca poblada de bocas:
pájaro lleno de pájaros.
Canción que vuelve las alas
hacia arriba y hacia abajo.
Muerte reducida a besos,
a sed de morir despacio,
das a la grama sangrante
dos fúlgidos aletazos.
El labio de arriba el cielo
y la tierra el otro labio.

Beso que rueda en la sombra:
beso que viene rodando
desde el primer cementerio
hasta los últimos astros.
Astro que tiene tu boca
enmudecido y cerrado
hasta que un roce celeste
hace que vibren sus párpados.

Beso que va a un porvenir
de muchachas y muchachos,
que no dejarán desiertos
ni las calles ni los campos.

¡Cuánta boca enterrada,
sin boca, desenterramos!

Beso en tu boca por ellos,
brindo en tu boca por tantos
que cayeron sobre el vino
de los amorosos vasos.
Hoy son recuerdos, recuerdos,
besos distantes y amargos.

Hundo en tu boca mi vida,
oigo rumores de espacios,
y el infinito parece
que sobre mí se ha volcado.

He de volverte a besar,
he de volver, hundo, caigo,
mientras descienden los siglos
hacia los hondos barrancos
como una febril nevada
de besos y enamorados.

Boca que desenterraste
el amanecer más claro
con tu lengua. Tres palabras,
tres fuegos has heredado:
vida, muerte, amor. Ahí quedan
escritos sobre tus labios.

Miguel Hernández, La boca


Besos como heridas, que duelen y dejan marcas de fuego. Besos como regalos, sorprendentes, mágicos, envueltos en dulzura, lentos, pacientes, sutiles. Besos como milagros, impensables, repentinos, curativos, llegando cuando ya no hay esperanza, recibidos como remedio a la tristeza, entregados como prueba de lo que queda por vivir. Besos como oxígeno, como alimento, como meta a un viaje interminable, como recompensa a una espera infinita...

Buenas noches..




jueves, 9 de agosto de 2007



Entre mis manos vives
en confusión de nacimiento y corazón herido,
como desvanecerse o contemplar
un alto simulacro de ruinas;
sobre mis dedos mueres,
materia pensativa que se abate
bajo el murmullo de mi tacto,
y eres tristeza en mí,
suave como la forma de la nieve,
como cerrar la puerta
o mirar la inocencia de una pluma.

Nacida para mi caricia,
con un perdón que olvida y un comienzo
de éxtasis y aromas,
me acerco hacia tu aliento,
tu oído con mis labios toco y digo
que nuestro amor es agonía,
que escuches mi temor y mi palabra de humo
y que yo, como tú, de noche oigo
cómo se pierde el pensamiento,
confuso entre mi carne y tu recuerdo.

Mas retiro mi rostro de tus ojos
porque ya no podré pensar una palabra
que no habite tu nombre,
y porque surges hasta del silencio
como enemiga que desdeña el arma
y de improviso nace entre las sombras,
cuando sin ti yo no sería
sino un olvido abandonado
entre las ruinas de mi pensamiento.

Ali Chumacero, Entre mis manos


Todo es confuso e incomprensible, todo se vuelve oscuro arcano por descifrar, todo es un acertijo, una prueba, un enigma que resolver, un secreto escondido, un misterio por descubrir. Todo se viste de niebla, todas las certezas se diluyen, todos los sueños se apagan, todo lo que es lumbre cálida, brisa de verano, caricia y deseo, se transforma en invierno y hielo y ausencia y miedo.

Todo es confuso sin tu voz, todo es absurdo sin tu luz, todo es nada, sin ti...

Buenas noches...




Banda sonora nocturna:



martes, 7 de agosto de 2007





Eres hija del mar y prima del orégano,
nadadora, tu cuerpo es de agua pura,
cocinera, tu sangre es tierra viva
y tus costumbres son floridas y terrestres.

Al agua van tus ojos y levantan las olas,
a la tierra tus manos y saltan las semillas,
en agua y tierra tienes propiedades profundas
que en ti se juntan como las leyes de la greda.

Náyade, corta tu cuerpo la turquesa
y luego resurrecto florece en la cocina
de tal modo que asumes cuanto existe

y al fin duermes rodeada por mis brazos que apartan
de la sombra sombría, para que tú descanses,
legumbres, algas, hierbas: la espuma de tus sueños

Pablo Neruda, Soneto XXXIV
(de "Cien sonetos de amor- Mediodía")


En lánguida calma o agitado en marejadas, bajo el sol de mediodía o bajo la luna llena, frío gris acero en el invierno o cálido turquesa del verano.. este mar que me rodea nunca descansa. Se ofrece en mareas y resacas, se eleva en olas implacables y se aplaca en brisas repentinas, se hace susurrante con voz de algas y se hunde en atronadores rugidos de temporal, se lleva los nombres escritos en la arena y regala caracolas rumorosas que te hacen recordarle en la distancia...

Este mar, de aguas saladas incitantes y dulces corrientes invisibles, playa dorada, abrupta rada de riscos imposibles, donde yo espero....

Buenas noches.

Banda sonora del martes:









lunes, 6 de agosto de 2007




No escojas sólo una parte,
tómame como me doy,
entero y tal como soy,
no vayas a equivocarte.

Soy sinceramente tuyo,
pero no quiero, mi amor,
ir por tu vida de visita,
vestido para la ocasión.

Preferiría con el tiempo

reconocerme sin rubor.

Cuéntale a tu corazón
que existe siempre una razón
escondida en cada gesto.
Del derecho y del revés
uno sólo es lo que es
y anda siempre con lo puesto.
Nunca es triste la verdad,
lo que no tiene es remedio.

Y no es prudente ir camuflado
eternamente por ahí
ni por estar junto a ti
ni para ir a ningún lado.

No me pidas que no piense
en voz alta por mi bien,
ni que me suba a un taburete
si quieres, probaré a crecer.

Es insufrible ver que lloras
y yo no tengo nada que hacer.

Cuéntale a tu corazón
que existe siempre una razón
escondida en cada gesto.
Del derecho y del revés,
uno sólo es lo que es
y anda siempre con lo puesto.
Nunca es triste la verdad
lo que no tiene es remedio.

Joan Manuel Serrat, Sinceramente tuyo




Sólo lo que ves, este pequeño montón de piezas inconexas y perfectas, pulidas o ásperas, diminutas o inmensas, siempre complementarias, siempre incompatibles, siempre vivas, siempre alerta... Sólo lo que ves, un baqueteado cuerpo viajero y perezoso, una indómita mente imprecisa y vehemente, un inestable espíritu abierto y duro... Sólo lo que ves, una mujer llena de fallos, una mujer ofreciendo sus tesoros, una mujer con dudas, con miedos, con sueños, con esperanzas, con manías, con inaprensibles abismos sin luz, con apenas perceptibles destellos de estrella...

Sólo lo que ves...

Buenas noches.




Banda sonora nocturna:





Nombras el árbol, niña.
Y el árbol crece, lento y pleno,
anegando los aires,
verde deslumbramiento,
hasta volvernos verde la mirada.

Nombras el cielo, niña.
Y el cielo azul, la nube blanca,
la luz de la mañana,
se meten en el pecho
hasta volverlo cielo y transparencia.

Nombras el agua, niña.
Y el agua brota, no sé dónde,
baña la tierra negra,
reverdece la flor, brilla en las hojas
y en húmedos vapores nos convierte.

No dices nada, niña.
Y nace del silencio
la vida en una ola
de música amarilla;
su dorada marea
nos alza a plenitudes,
nos vuelve a ser nosotros, extraviados.

¡Niña que me levanta y resucita!
¡Ola sin fin, sin límites, eterna!

Octavio Paz, Niña


Deja que crezca, ardiente y líquida, entre tus dedos; deja que crezca, libre, inocente, despreocupada, en tu mente; deja que crezca, enredadera viva, hiedra dulcemente invasora, en tu corazón; deja que crezca como lenta riada, como torrente imparable en tu sangre, que recorra tus venas y llegue a cada poro de tu piel; deja que crezca en tu vida, fruto tan esperado como desconocido; deja que crezca, que surja, que emane, que brote como cosecha de verano..
.

Déjame crecer cerca, alrededor, dentro... de ti.

Buenas noches

sábado, 4 de agosto de 2007


Pero tú existes ahí. A mi lado.

¡Tan cerca!
Muerdes una manzana. Y la manzana existe.

Te enfadas. Te ríes. Estás existiendo.
Y abres tanto los ojos que matas en mí el miedo,
y me das la manzana mordida que muerdo.
¡Tan real es lo que vivo, tan falso lo que pienso
que -¡basta!- te beso!
¡Y al diablo los versos,
y Don Uno, San Equis, y el Ene más Cero!

Estoy vivo todavía gracias a tu amor, mi amor,

y aunque sea un disparate todo existe porque existes,
y si irradias, no hay vacío, ni hay razón para el suicidio,
ni lógica consecuencia. Porque vivo en ti, me vivo,
y otra vez, gracias a ti, vuelvo a sentirme niño.

Gabriel Celaya, Dedicatoria final



Cómplice de este deseo, aliado de este cuerpo, el espejo frente a mí acoge la piel ofrecida a su mirada, a los ojos expectantes que la adivinan y la recorren y la retienen; a las manos abiertas que sólo saben fabricar caricias, provocar gemidos; a los labios sedientos que esperan, al otro lado, allá a lo lejos, beber sin prisa, gota a gota,el licor embriagante que es sólo suyo.

Buenas noches...