lunes, 30 de abril de 2007


No hay noche, no hay luna, no
hay sol cuando estoy contigo,
tiemblo de quererte tanto,
tiemblo de sentirme vivo,

tiemblo de saber que un día
la espuma se lleva al río,
y en el corazón del hombre
se lleva al tiempo el olvido.

No hay luz, no hay jardín, no hay
noche de otoño contigo,
¡quisiera que se acortara
el tiempo cuando te miro!

contigo para perderme,
para salvarme contigo,
contigo, Abril, para siempre
por los siglos de los siglos.

* * *

Tiemblo de verme en tus ojos
sin comprender el bautismo,
contigo, Abril, primavera,
el nombre nace contigo,

y el ser también en el seno
de tu vientre estremecido,
nieve niña y madre virgen
de mi tiempo y mi destino;

por ti se agrupa el rebaño
por ti se doblan los trigos,
por ti los álamos tiemblan
y el mar se levanta en vilo

como los pueblos que llevas
en la mirada perdidos
para siempre, como el tiempo
que vuelve a nacer contigo,

contigo para salvarme,
para perderme contigo
como el beso que no sabe
sobre qué boca ha nacido.

¡No puedo verte, no puedo
verte cuando estoy contigo!
¡no sé mirarte, no sé
mirarte, pero te sigo!

tuyo seré madreselva,
madre viento y madre río,
isla de ti solamente
mi nacimiento continuo,

que estoy con dolor queriendo
lo que muero y lo que vivo,
lo que vivo y lo que muero
de tenerlo sin vivirlo.

* * *

Ya el tiempo es sólo el espejo
donde te sueño lo mismo

que los chopos en invierno
sueñan su verdor florido.

Luis Rosales, Contigo (fragmento)



Perderse por las calles desconocidas de un cuerpo aún extraño, buscando un mapa en su piel, buscando un camino entre sus labios; perderse en el mar de unos ojos nuevos que te miran, líquidos, amantes, llamándote en silencio; perderse en una travesía misteriosa, sin saber a dónde nos llevará, ni cuándo llegaremos; perderse de la mano del destino, escuchando, en la oscuridad, su risa y oliendo, en las tinieblas, su perfume, y sintiendo, como una lluvia repentina, como un regalo imprevisto, como una tentación a la que es imposible negarse, sus caricias...

Perderse en abril... perderse para encontrarse.. perderme para encontrarte.

Buenas noches...


Después de romper el áspero

castrante
hostil
cerrojo de las ataduras
apuñalé al pecado
cayendo agónicas
mis trabas y mis culpas

Dejé de pedir permiso para vivir

Disponiendo conocerte
abrí tus brazos en cruz
—cristo de mis pasiones—
y hundí el sabor
de mi presencia
en tus pies
en tu cuello
en la blanca playa de tu espalda

Recorriéndote fui creciendo
hoja de tu rama
rama de tu árbol
árbol de tu bosque
hoja loca al vaivén
de tu tronco elocuente

Empinando a la fiebre
mi despertar
caminé y rodé en tus cumbres
y tu sexo brotó
dejando su vasta lluvia
en mi rezumante tierra nueva.


Dina Posada, Fuego sobre el madero


Sé del sabor que me reservas, sé de su textura aterciopelada, de su liquidez salina, de su dulce entrega, de mi absoluta sumisión a sus deseos. Sé del ansia de mi boca, sé del hambre que me guardas. Sé de las huellas que dejaré entre jadeos, sé de los gemidos que me regalarás inconsciente...

No hay otro alimento que pueda saciarnos.

No podremos saciarnos con otro alimento..

Buenas.. lascivas... soñadoras noches...


sábado, 28 de abril de 2007


Antes de mí
no tengo celos.

Ven con un hombre
a la espalda,
ven con cien hombres en tu cabellera,
ven con mil hombres entre tu pecho y tus pies,
ven como un río
lleno de ahogados
que encuentra el mar furioso,
la espuma eterna, el tiempo!

Tráelos todos
adonde yo te espero:
siempre estaremos solos,
siempre estaremos tú y yo
solos sobre la tierra,
para comenzar la vida!

Pablo Neruda, Siempre (de "Los versos del Capitán - Las Furias")


Tengo en la piel marcas antiguas, cicatrices que no curan, heridas que nunca dolieron hijas de la inocencia, rastros de manos amadas, olvidados golpes de manos crueles. Estoy marcada por besos y caricias, por insultos y desprecios, por amores y humillaciones. Estoy marcada con un estigma invisible pero incurable, que no puede borrar ningún exorcismo, que no puede evitar ninguna súplica, que no puede negarse cerrando los ojos, que no desaparece ni con la apasionada demanda de un amor exigente...

Tengo en la piel mil marcas, pero sólo soy como la arena de la playa, que se muestra lisa, suave, limpia, nueva con cada ola que la besa.

Buenas noches.



viernes, 27 de abril de 2007


Nazco cuando tu vista me recorre.

Nada soy
hasta que tu mirada me construye,
hasta que tus ojos me modelan
sin saber si soy amigo o enemigo.

Porque aquí en el papel agazapado,
sólo espero el fulgor de una mirada
para clavar mis letras en tus ojos,
para hundirme hasta el fondo en tus entrañas
quebrantando la paz de tus sentidos.

Acaso esperabas un suave remanso de prados floridos,
una nube blanca con ángeles mansos,
una cristalina música de piano?

Quiero saltar, poseerte y habitarte
como habita la flecha el corazón herido.
Es decir, quiero ser tú, compartirte.

Garra soy, ala afilada,
el fuego en que has de arder,
el agua en que ahogarte,
el abismo sin fondo en el que hundirte.

Subiré por tu sangre envenenándote.
Recorreré tu carne desgarrándola
como felino hambriento y excitado.

También ansío acariciarte, ¡mas cuidado!,
que es toda garra siempre peligrosa
aun cuando sea amor lo que la mueve.

Esto soy: El poema. A ti me entrego.
En ti me reconozco y me diluyo.
A ti te pertenezco. Por ti existo.
Único, irrepetible, tus ojos me crearon
para ser tu verdugo o el agua de tus mares.

Sergio Borao Llop, Nazco cuando tu vista me recorre.


Sólo ante los ojos que nos miran por dentro, nos hacemos reales. Ojos que se acercan sin miedo a la sorpresa del descubrimiento; ojos atentos al gesto inconsciente que esperan y reconocen; ojos escrutadores que exploran las rutas ocultas, las heridas escondidas, los deseos enterrados bajo esa mirada esquiva, que les rehuye y a la que seducen y deslumbran; ojos llenos de promesas, cargados de tesoros, empapados en las lágrimas que sólo manan cuando se llega a casa después de un largo viaje... y encuentran su reflejo en otros ojos.

Buenas noches.


jueves, 26 de abril de 2007


Me besaba mucho; como si temiera
irse muy temprano... Su cariño era
inquieto, nervioso.

Yo no comprendía
tan febril premura. Mi intención grosera
nunca vio muy lejos...
¡Ella presentía!

Ella presentía que era corto el plazo,
que la vela herida por el latigazo
del viento, aguardaba ya..., y en su ansiedad
quería dejarme su alma en cada abrazo,
poner en sus besos una eternidad.

Amado Nervo, Me besaba mucho


Todos esos besos, acumulados, preservados, expectantes, nonatos. Esos besos que me entregas a distancia, esos besos que te doy desde aquí lejos; todos esos besos que son llaves de la puerta de mi cuepo; esos besos que son contraseña al secreto que me ocultas. Esos besos, llenos de vino, de rastro de miel, de ansiedad casi enfermiza, de noches solitarias en las que busco tu mano, de días plomizos anhelando tu boca.

Esos besos, sí, que duelen de no darse.

Esos besos que me debes.

Esos besos, amor, esperando por tí en mis labios.


Buenas noches

miércoles, 25 de abril de 2007


De viajes y dolores yo regresé, amor mío,
a tu voz, a tu mano volando en la guitarra,
al fuego que interrumpe con besos el otoño,
a la circulación de la noche en el cielo.

Para todos los hombres pido pan y reinado,
pido tierra para el labrador sin ventura,
que nadie espere tregua de mi sangre o mi canto.
Pero a tu amor no puedo renunciar sin morirme.

Por eso toca el vals de la serena luna,
la barcarola en el agua de la guitarra
hasta que se doblegue mi cabeza soñando:

que todos los desvelos de mi vida tejieron
esta enramada en donde tu mano vive y vuela
custodiando la noche del viajero dormido.

Pablo Neruda, Soneto LXXX (de Cien sonetos de amor - Noche)


Sabes, sabemos, sé, que nunca será posible el olvido, que mi silencio no es desprecio, que esta calma aparente no es paz, que la aceptación no es renuncia, que la resignación no es derrota.

Sé, sabes, sabemos, que tenemos algo pendiente, que nos quedan entre los dedos planes inconclusos, que hemos dejado, desperdigados en el tiempo, en los sueños, en el camino, mil proyectos inacabados.

Y aunque entiendo, entiendo y me someto, al consuelo innegable del reproche, al abrazo duro de la rabia, al tacto exigente de las lágrimas, a la tranquilidad cruel del rencor... sabemos, sé, sabes, que no es posible, que nunca será posible el olvido...

Buenas noches



martes, 24 de abril de 2007


Esta barca sin remos es la mía.
Al viento, al viento, al viento solamente

le ha entregado su rumbo, su indolente

desolación de estéril lejanía.


Todo ha perdido ya su jerarquía.
Estoy lleno de nada y bajo el puente
tan sólo el lodazal, la malviviente
ruina del agua y de su platería.

Todos se van o vienen. Yo me quedo

a lo que dé el perder valor y miedo.

¡Al viento, al viento, a lo que el viento quiera!

Un mar sin honra y sin piratería,

excelsitudes de un azul cualquiera
y esta barca sin remos que es la mía.


Carlos Pellicer, Esta barca sin remos


Vacía, a la deriva, sin timón... en un mar violento de reproches, en una tormenta de silencios , en un vendaval de soledades, en un interminable remolino de despecho, esta barca se deshace poco a poco, desguazada por las olas de la angustia, incapaz de encontrar la orilla salvadora, demasiado lejos de la costa amable que la vio partir, dolorosamente cerca del naufragio, absurdamente suicida en medio del huracán que la golpea.

Que sean dulces las noches de los navegantes que no surcan mares de aguas afiladas y crueles mareas...





lunes, 23 de abril de 2007


1

Desnuda, blanca, de nieve,
de pan cálido, de mar, te quiero,
mujer mía, en el costado
simiente de la noche.

Ave, estela lunar,
como de dios, como de ángel.
Dánae de oro,
mujer de arcilla tierna,
(Limpia, blanca, crepuscular...)
carne, saliva y sombra.

2

Mujer, desnuda, blanca mía,
reguero lunar de oros
y de insomnios.
(De algas, de espadas que se incendian.)

Hembra nocturna, mujer hambrienta
de raíces,
de los tigres más dulces.
(Piernas, voces, comarcas...)

Densos senos
de materia translúcida,
mujer de días y de abismos,
donde pudiera invocar el secreto,
el solo nombre
con que incendias el mundo.

3

Real mujer que oculta la soñada,
en su vaivén de tierra y luz,
de vegetal y fuego, mujer
de otra mujer más honda.

Mía mujer, en el reverso
vacío de las horas.

Con los párpados heridos por la sombra,
(las raíces, los musgos, los lagartos...)


Miguel Florian, Mujer mía


No hallarás duda alguna en mi piel ni en mi mente, ambas están sometidas a la pulsión ininterrumpida de un deseo que no descansa, ni duerme, ni se aplaca. No me retienen muros, ni rejas, ni cadenas, soy arrastrada hacia la libertad de pertenecer al cuerpo que me reclama. No existe distancia ni tiempo ni ausencia ni remordimiento, sólo la constante voz interna que me dice dónde estás, dónde encontrarte, dónde me esperas. No reacciono al reproche, ni a la amenaza, ni al miedo, sólo respondo a la llamada de tu abismo, al vértigo de tu oscuridad, al dolor punzante de saberte mío y no tenerte...

Buenas noches.



(me imagino que Pedritus me echará a los perros por el último verso. Bueno, ainsi soit il... Ya se lo cobrará de alguna forma retorcida y, espero, lujuriosa)






domingo, 22 de abril de 2007



La luna se puede tomar a cucharadas
o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía.
Un pedazo de luna en el bolsillo
es mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
para ser rico sin que lo sepa nadie
y para alejar a los médicos y las clínicas.
Se puede dar de postre a los niños
cuando no se han dormido,
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir.

Pon una hoja tierna de la luna
debajo de tu almohada
y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
para cuando te ahogues,
y dale la llave de la luna
a los presos y a los desencantados.
Para los condenados a muerte
y para los condenados a vida
no hay mejor estimulante que la luna
en dosis precisas y controladas.

Jaime Sabines, La luna


Titilante y luminosa, la noche se llena de niebla y de silencio. Y me hace cómplice de sus secretos, me susurra sus ocultas intenciones que ha disfrazado de oscuridad, me abriga con ropa de
estrella y perfume de hierba, me arrulla en unos brazos cubiertos de brisa y marea. Me lleva de la mano hasta el lecho y el reposo, me acompaña hacia la puerta abierta al camino, mullido, delicado, acogedor que me guiará, en sueños, a tu lado.

Buenas noches..


sábado, 21 de abril de 2007


La luz que de tus pies sube a tu cabellera,
la turgencia que envuelve tu forma delicada,
no es de nácar marino, nunca de plata fría:
eres de pan, de pan amado por el fuego.

La harina levantó su granero contigo
y creció incrementada por la edad venturosa,
cuando los cereales duplicaron tu pecho
mi amor era el carbón trabajando en la tierra.

Oh, pan tu frente, pan tus piernas, pan tu boca,
pan que devoro y nace con luz cada mañana,
bienamada, bandera de las panaderías,

una lección de sangre te dio el fuego,
de la harina aprendiste a ser sagrada,
y del pan el idioma y el aroma.

Pablo Neruda, Soneto XIII (de "Cien sonetos de amor")



Magia y brujería, este fuego es un hechizo, un truco indescifrable, un arcano entre los dedos, un misterio en la piel. Chispas, fuegos fatuos, hogueras encendidas que se alimentan de palabras, de esperanzas, de futuras caricias, de impensables, deslumbrantes delicias por llegar.

Buenas noches...


viernes, 20 de abril de 2007



¿Es verdad que te gusta verte hundida
en el mar de la música; dejarte
llevar por esas alas, abismarte
en esa luz tan honda y escondida?

Si no es así, no ames más; dame tu vida,
que ella es la esencia y el clamor del arte;
herida estás de Dios de parte a parte,
y yo quiero escuchar solo esa herida.

Mares, alas, intensas luces libres,
sonarán en mi alma cuando vibres,
ciega de amor, tañida entre mis brazos.

Y yo sabré la música ardorosa
de unas alas de Dios, de una luz rosa,
de un mar total con olas como abrazos.

Blas de Otero, Música tuya


Melodía armoniosa que fluye, inaudible al profano, imperceptible al extraño, silenciosa para cualquiera que no sea el maestro que la compone, que la interpreta, que la ejecuta entre sus dedos, que la canta con sus besos, que la hace sonar bajo la batuta de su cuerpo, que la convierte en la música abrasadora de los gemidos, que la eleva hacia el ritmo in crescendo del placer...

Buenas noches







jueves, 19 de abril de 2007



Tengo hambre de tu boca, de tu voz, de tu pelo
y por las calles voy sin nutrirme, callado,
no me sostiene el pan, el alba me desquicia,
busco el sonido líquido de tus pies en el día.

Estoy hambriento de tu risa resbalada,
de tus manos color de furioso granero,
tengo hambre de la pálida piedra de tus uñas,
quiero comer tu piel como una intacta almendra.

Quiero comer el rayo quemado en tu hermosura,
la nariz soberana del arrogante rostro,
quiero comer la sombra fugaz de tus pestañas

y hambriento vengo y voy olfateando el crepúsculo
buscándote, buscando tu corazón caliente
como un puma en la soledad de Quitratúe.

Pablo Neruda, Soneto XI (de "Cien sonetos de amor - Mañana")


No se calma con negaciones, no se apacigua con engaños, no responde a lo adecuado ni a lo preparado, no se expresa con paciencia, no atiende a razones, ni se pliega a condiciones, ni conoce límite, ni sabe de control... Es inquieto y voraz, es acuciante e inmediato, es vibrante y cegador, es agotador y estimulante y cruel y recurrente.

Es este
apetito que no llena ningún alimento, es esa sed que no apaga ningún vino, este hambre desbordante, sin fondo, permanente, que me devora por no devorarte...

Buenas noches.



miércoles, 18 de abril de 2007




Miré, airado, tus ojos, cual mira agua un sediento
mordí tus labios como muerde un reptil la flor;
posé mi boca inquieta, como un pájaro hambriento,
en tus desnudas fromas ya trémulas de amor.

Cruel fue mi caricia como un remordimiento;
y un placer amargo, con mezcla de dolor,
se deshacía en ansias de muerte y de tormento,
en frenesí morboso de angustias y de furor.

Faunesa, tus espasmos fueron una agonía.
¡Qué hermosa estabas ebria de deseo, y que mía
fue tu carne de mármol luminoso y sensual!

Después, sobre mi pecho, tranquila te dormiste
como una dulce niña, graciosamente triste,
que sueña ¡sobre el tibio regazo maternal!

Luis G. Urbina, Lubrica Nox


Como un instrumento desafinado, una palabra silenciada, un callejón desierto, una playa bajo el vendaval, un niño abandonado, un edificio en ruinas, un barco embarrancado, una inútil colección incabada, un libro a medio leer, un páramo desolado, una página en blanco, una noche de violencia... mi cuerpo, mi piel sólo son semillas sin vida, rescoldos impacientes a la espera del soplo del deseo.

Buenas noches.




martes, 17 de abril de 2007




Tus manos
siempre encuentran en mi piel
una senda inexplorada
para zarpar con rabiosa gana
a la apetecida boca
del relámpago carnal

Tus manos
saben evadir la rutina,
cuando las pienso
se humedece mi memoria
e impaciente las aguardo

Dina Posada, Exploradoras


A oscuras en los brazos sabios de la noche, a solas en el silencio blando de las sábanas, a pesar de esta calma acogedora y dócil que invita al sueño, a tientas recorriendo sendas que otro paso, insistente, perdurable, hizo imborrables, a la deriva en un mar de agua viva que me cubre de espuma, entregada y sin defensa ante un fuego que hierve bajo mi piel y crece bajo el lascivo, indecente, delicioso tacto de mis dedos disfrazados de tí...

Buenas noches.




lunes, 16 de abril de 2007


A tu orilla he venido. Tengo un otoño, un pájaro
y una voz desusada. Tú me esperas: un río,
una pasión y un fruto. Y tiene nuestro encuentro
el vuelo, la corriente, seguros, proclamados.

He venido a tu orilla con los brazos tendidos
y ahora ya soy la hierba que no termina nunca,
el barro donde el agua sujeta sus mensajes
y la cuna del cauce para mecer tu sueño.

Dime si estoy pendiente de mi diario trabajo,
si basta a tus oídos mi tristísimo verso
o si a mi sombra vive mejor mayo tu carne.

De tu orilla me iría si ahora me dijeras
que te amo solamente como los hombres aman
o que mi voz te suena como todas las voces.


José García Nieto, XIII (de "Tú y yo sobre la tierra")


Se tocan nuestras orillas, tu mar, mi río, se acarician y se mezclan, por lejanas que estén; se encuentran nuestros caminos que nacieron tan distantes y que, sin embargo, ahora son el mismo; se unen nuestras rutas cuando se nos hacía tan palpable que no se cruzarían jamás; se rozan nuestros ojos, se exploran nuestras manos, se besan nuestros cuerpos, acercándose, sin esfuerzo, a través del tiempo; sometidos, empujados, alentados, urgidos por el incesante vaivén de las horas...

Buenas noches..






domingo, 15 de abril de 2007


Pongo el oído atento al pecho,
como, en la orilla, el caracol al mar.
Oigo mi corazón latir sangrando
y siempre y nunca igual.
Sé por qué late así, pero no puedo
decir por qué será.

Si empezara a decirlo con fantasmas
de palabras y engaños al azar,
llegaría, temblando de sorpresa,
a inventar la verdad:
¡Cuando fingí quererte, no sabía
que te quería ya!

Xavier Villaurrutia, Inventar la verdad


No miente mi piel cuando se hace camino que te invita a recorrerlo despacio; no miente el descompasado latido de mi sangre cuando se convierte en fuego y me quema; no miente mi boca, que sedienta, se hace desierto sin tu lengua; no mienten mis manos, vacías, desnudas, cuando se transforman en caricia, urgente, ansiosa por tocarte. No miente mi deseo, que es hoguera y es torrente y es desesperado... y te espera.

Buenas noches.



sábado, 14 de abril de 2007




De tus caderas a tus pies
quiero hacer un largo viaje.

Soy más pequeño que un insecto.

Voy por estas colinas,
son de color de avena,
tienen delgadas huellas
que sólo yo conozco,
centímetros quemados,
pálidas perspectivas.

Aquí hay una montaña.
No saldré nunca de ella.
Oh qué musgo gigante!
Y un cráter, una rosa
de fuego humedecido!

Por tus piernas desciendo
hilando una espiral
o durmiendo en el viaje
y llego a tus rodillas
de redonda dureza
como a las cimas duras
de un claro continente.

Hacia tus pies resbalo,
a las ocho aberturas
de tus dedos agudos,
lentos, peninsulares,
y de ellos al vacío
de la sábana blanca
caigo buscando ciego
y hambriento tu contorno
de vasija quemante!

Pablo Neruda, El insecto (de "Los versos del Capitán")


Se necesita toda una vida para conocer profundamente a quien amamos, una vida llena de encuentros y ausencias, de deseo y rechazo, de dolor y placer, de incomprensión y complicidad, de guerras dulces y compromisos cruentos, de silencios luminosos y oscuros sermones, de amaneceres entre caricias y noches de soledad y rabia...

Se necesita sólo un instante para reconocer el camino intrincado pero hecho a nuestro paso, la ruta llena de misterios pero sin secretos para nuestra piel, el perfume inconfundible y perdurable que nos envuelve y nos persigue, la voz desconocida destinada a despertarnos, el cuerpo ansiado que será el único alimento que nos saciará mientras nos consume, el viaje infinito que nos aterrará pero al que no podremos negarnos.

Buenas noches...






(no tienen idea de lo feliz que me hace leerles. Incluso a Pedritus. Sí...qué cosas)





viernes, 13 de abril de 2007



Hay corazones sin dueño,
que no tuvieron nunca la oportunidad
de regir como un péndulo casi atroz
el laborioso espasmo de la carne.
Hay corazones de repuesto,
que esperan sabiamente
o por quién sabe qué mandato
el momento de asumir su locura.
Hay corazones sobrantes,
que se descuelgan como puños de contrabando
desde la permanente anomalía
de ser un corazón.
Y hay también un corazón perdido,
una campana de silencio,
que nadie sin embargo ha encontrado
entre todas las cosas perdidas de la tierra.
Pero todo corazón es un testigo
y una segura prueba
de que la vida es una escala inadecuada
para trazar el mapa de la vida.

Roberto Juarroz, "88" (de Sexta Poesía Vertical)


No es más que un imperceptible cambio, un detalle sin importancia, un gesto, una mirada, lo que nadie más intuye y sin embargo es tan claro. Es simplemente un suave giro del cuello, un paso inacabado pero evidente, una coreografía de silencios llena de significados que nadie más comprende y que, sin embargo, nos alcanza como un golpe. Sencillamente es una vuelta inesperada en el camino, el inconsciente vislumbrar de algo inminente, irremediable, el intenso, doloroso, desesperado y cegador deslumbramiento del corazón cuando se entrega, sin condiciones, al dueño que ha elegido...

Buenas noches..



jueves, 12 de abril de 2007



La otra noche, después de la movida,
en la mesa de siempre me encontraste
y, sin mediar palabra, me quitaste
no sé si la cartera o si la vida.

Recuerdo la emoción de tu venida
y, luego, nada más. ¡Dulce contraste,
recordar el amor que me dejaste
y olvidar el tamaño de la herida!

Muerto o vivo, si quieres más dinero,
date una vuelta por la lencería
y salpica tu piel de seda oscura.

Que voy a regalarte el mundo entero
si me asaltas de negro, vida mía,
y me invaden tu noche y tu locura.


Luis Alberto de Cuenca, Soneto del amor oscuro


Me rodea una noche de seda y lluvia, un tupido abrigo de sueños oscuros, una capa de silencio protector, un mar de oscuridad y calma. Me acogen unos brazos
cálidos, me roza una voz llena de promesas, me acuna un murmullo erizado de deseo.


Y sé que es aquí donde pertenezco: a la noche, al sueño, al silencio, a la oscuridad, al deseo..

Buenas noches...




miércoles, 11 de abril de 2007



Yo te he nombrado reina.
Hay más altas que tú, más altas.
Hay más puras que tú, más puras.
Hay más bellas que tú, hay más bellas.
Pero tú eres la reina.
Cuando vas por las calles
nadie te reconoce.
Nadie ve tu corona de cristal, nadie mira
la alfombra de oro rojo
que pisas donde pasas,
la alfombra que no existe.

Y cuando asomas
suenan todos los ríos
en mi cuerpo, sacuden
el cielo las campanas,
y un himno llena el mundo.


Sólo tú y Yo,
sólo tú y yo, amor mío,
lo escuchamos.

Pablo Neruda, La reina



Despacio, llega despacio y me llena gota a gota, como una lluvia anegando un campo sediento, como una niebla lamiendo las suaves estribaciones de una ladera, como la marea acariciando cada vez más atrevidamente la piel de la playa.

Imparable, insistente, pertinaz, incansable... me busca como un niño jugando al escondite; me arrastra como una corriente alegre y contagiosa, me trasmite, voluble e inconsciente, su impaciencia; me eleva a su altura de nube, de viento, de pájaro feliz; me agita y me despeina como una tormenta de verano a los árboles mojados..

Despacio, sin prisa... está aquí para quedarse.

Buenas noches.




Gracias, mis amigos, amigos míos, por venir, por estar, por decir...


martes, 10 de abril de 2007

¡Qué cuerpos leves, sutiles,
hay, sin color,
tan vagos como las sombras,
que no se pueden besar
si no es poniendo los labios
en el aire, contra algo
que pasa y que se parece!

¡Y qué sombras tan morenas
hay, tan duras
que su oscuro mármol frío
jamás se nos rendirá
de pasión entre los brazos!

¡Y qué trajín, ir, venir,
con el amor en volandas,
de los cuerpos a las sombras,
de lo imposible a los labios,
sin parar, sin saber nunca
si es alma de carne o sombra
de cuerpo lo que besamos,
si es algo! ¡Temblando
de dar cariño a la nada!

Pedro Salinas, La voz a tí debida (Versos 2389 a 2409)


Nos atrae lo secreto, lo oscuro, lo oculto, y ante ello, se nos despierta el instinto, crece nuestro apetito, se alertan los sentidos; nos estimula lo que adivinamos, floreciendo involuntariamente, la caricia que queda presa en nuestros dedos curiosos, creciendo el deseo en unos ojos atentos al mínimo estremecimiento de la piel, extendiéndose por nuestro cuerpo el placer anticipado de rozar el esquivo tesoro tan a nuestro alcance y tan inaccesible.

Buenas noches...



lunes, 9 de abril de 2007



No detenerse.
Y cuando ya parezca
que has naufragado para siempre en los ciegos meandros
de la luz, beber aún en la desposesión oscura,
en donde sólo nace el sol radiante de la noche.
Pues también está escrito que el que sube
hacia ese sol no puede detenerse
y va de comienzo en comienzo
por comienzos que no tienen fin.

José Ángel Valente, Antecomienzo (de "Punto Cero")




Sobrevivir a otro naufragio, levantarse tras otra caída, curar las heridas después de la batalla, limpiar los rastros del pasado, abrir las puertas al aire fresco, a la esperanza, a las risas, a la paz; y conseguir cerrarlas, por fín, a los errores, a los horrores, a las lágrimas, a la desolación...

Sobrevivir a otro naufragio, amanecer en otra isla, establecerse lejos, quizá en otro mundo... reteniendo lo único que es esencial.

Buenas noches.