sábado, 28 de abril de 2007


Antes de mí
no tengo celos.

Ven con un hombre
a la espalda,
ven con cien hombres en tu cabellera,
ven con mil hombres entre tu pecho y tus pies,
ven como un río
lleno de ahogados
que encuentra el mar furioso,
la espuma eterna, el tiempo!

Tráelos todos
adonde yo te espero:
siempre estaremos solos,
siempre estaremos tú y yo
solos sobre la tierra,
para comenzar la vida!

Pablo Neruda, Siempre (de "Los versos del Capitán - Las Furias")


Tengo en la piel marcas antiguas, cicatrices que no curan, heridas que nunca dolieron hijas de la inocencia, rastros de manos amadas, olvidados golpes de manos crueles. Estoy marcada por besos y caricias, por insultos y desprecios, por amores y humillaciones. Estoy marcada con un estigma invisible pero incurable, que no puede borrar ningún exorcismo, que no puede evitar ninguna súplica, que no puede negarse cerrando los ojos, que no desaparece ni con la apasionada demanda de un amor exigente...

Tengo en la piel mil marcas, pero sólo soy como la arena de la playa, que se muestra lisa, suave, limpia, nueva con cada ola que la besa.

Buenas noches.



5 comentarios:

Anónimo dijo...

Mirándole el culo en pompa (estupendo), no me había dado cuenta de que a la chica le habían salido alas. ¿Se llamará Victoria? Por lo de la Victoria alada, digo...

Los versos de Neruda son estupendos, pero siempre resultan melancólicos. Neruda era un gran salido y, pese a su aire de suave tristeza, se habría puesto las botas con estas fotografías.

Buenas noches, por cierto. Por aquí seguimos...

Anónimo dijo...

NOCTURNO VII

Ahora que ya te fuiste, te diré que te quiero.
Ahora que no me oyes, ya no debo callar.
Tú seguirás tu vida y olvidarás primero...
Y yo aquí, recordándote, a la orilla del mar.

Hay un amor tranquilo que dura hasta la muerte,
y un amor tempestuoso que no puede durar.
Acaso aquella noche no quise retenerte...
y ahora estoy recordándote a la orilla del mar.

Tú, que nunca supiste lo que yo te quería,
quizás entre otros brazos lograrás olvidar...
Tal vez mires a otro, igual que a mí aquel día...
Y yo aquí, recordándote, a la orilla del mar.

El rumor de mi sangre va cantando tu nombre,
y el viento de la noche lo repite al pasar.
Quizás en este instante tú besas a otro hombre...
Y yo aquí, recordándote, a la orilla del mar...

Y yo aquí, recordándote, a la orilla del mar...

J. A. Buesa

D.K. dijo...

Me tienes agarrado como a un niño,
tantas veces esquivado.
No quiero otra noche que termine así,
otra noche igual.

¿Porqué tuviste que fundir el acero
y convertir la pasión en el último infierno?
Cicatrices de otros tiempos volvieron a doler.
Y tu lengua las lamía no sé bien porqué,
no sé muy bien porqué.

Desterrado de tu pecho algo hice mal.
Crucificado en el techo en postura anormal.
Me retuerzo por adentro
o eso parece ser, o eso parece ser.

Cuesta un gran esfuerzo mantenerse sin caer.
Cicatrices de otros tiempos,
no sé bien porqué,
no sé muy bien porqué.

Pierdo la cabeza por poca cosa.
Todavía te quiero a mi lado, a mi lado.
Pierdo la cabeza por poca cosa.
Todavía te quiero a mi lado, a mi lado.

No sé bien porqué,
no sé muy bien porqué.
No sé bien porqué,
no sé muy bien porqué.

Y tu lengua las lamía
no sé bien porqué.
Todavía te quiero a mi lado
no sé bien porqué.

Todavía te quiero a mi lado
no sé bien porqué.

NO SÉ BIEN PORQUÉ. BARRICADA

Buenas noches, Exilio. Un beso.

Blues dijo...

LOS CELOS.


¡Oh niebla del estado más sereno,
Furia infernal, serpiente mal nacida!
¡Oh ponzoñosa víbora escondida
De verde prado en oloroso seno!

¡Oh entre el néctar de Amor mortal veneno,
Que en vaso de cristal quitas la vida!
¡Oh espada sobre mí de un pelo asida,
De la amorosa espuela duro freno!

¡Oh celo, del favor verdugo eterno!,
Vuélvete al lugar triste donde estabas,
O al reino (si allá cabes) del espanto;

Mas no cabrás allá, que pues ha tanto
Que comes de ti mesmo y no te acabas,
Mayor debes de ser que el mismo infierno.

Luis de Góngora.

Los celos, al contrario que la venganza, siempre se sirven muy calientes, a punto de hacer estallar el esmalte del plato que los soportan.
Se recomienda ingesta de vino en grandes proporciones: Nunca actuará como un antídoto, es cierto, pero dicen que atenúa significativamente los efectos de aquellos.

Sofía dijo...

Llegó con tres heridas:
la del amor,
la de la muerte,
la de la vida.

Con tres heridas viene:
la de la vida,
la del amor,
la de la muerte.

Con tres heridas yo:
la de la vida,
la de la muerte,
la del amor.



Miguel Hernández




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