martes, 24 de abril de 2007


Esta barca sin remos es la mía.
Al viento, al viento, al viento solamente

le ha entregado su rumbo, su indolente

desolación de estéril lejanía.


Todo ha perdido ya su jerarquía.
Estoy lleno de nada y bajo el puente
tan sólo el lodazal, la malviviente
ruina del agua y de su platería.

Todos se van o vienen. Yo me quedo

a lo que dé el perder valor y miedo.

¡Al viento, al viento, a lo que el viento quiera!

Un mar sin honra y sin piratería,

excelsitudes de un azul cualquiera
y esta barca sin remos que es la mía.


Carlos Pellicer, Esta barca sin remos


Vacía, a la deriva, sin timón... en un mar violento de reproches, en una tormenta de silencios , en un vendaval de soledades, en un interminable remolino de despecho, esta barca se deshace poco a poco, desguazada por las olas de la angustia, incapaz de encontrar la orilla salvadora, demasiado lejos de la costa amable que la vio partir, dolorosamente cerca del naufragio, absurdamente suicida en medio del huracán que la golpea.

Que sean dulces las noches de los navegantes que no surcan mares de aguas afiladas y crueles mareas...





5 comentarios:

Sofía dijo...

¿Como podría aquí cuando la tarde baja
con fina piel de leopardo hacia
tu demorado cuerpo
no ver tu transparencia?

Enciende sobre el aire
mortal que nos rodea
tu luminosa sombra.
En lo recóndito
te das sin terminar de darte y quedo
encendido de ti como respuesta
engendrada de ti desde mi centro.

¿Quién eres tú? ¿Quien soy?
¿dónde terminan, dime, las fronteras
y en qué extremo
de tu respiración o tu materia
no me respiro dentro de tu aliento?

Que tus manos me hagan para siempre,
que las mías te hagan para siempre,
y pueda el tenue
soplo de un dios hacer volar
al pájaro de arcilla para siempre.


Iluminación - Jose Ángel Valente.


Que sean dulces las noches de los navegantes que se refugien en tu puerto acogedor, al Sur del frío dentado.

Anónimo dijo...

Besas como si fueses a comerme.
Besas besos de mar, a dentelladas.
Las manos en mis sienes y abismadas
nuestras miradas. Yo, sin lucha,inerme,

me declaro vencido, si vencerme
es ver en ti mis manos maniatadas.
Besas besos de Dios. A bocanadas
bebes mi vida. Sorbes. Sin dolerme

tiras de mi raíz, subes mi muerte
a flor de labio. Y luego, mimadora,
la brizas y la rozas con tu beso.

Oh Dios, oh Dios, oh Dios, si para verte
bastara un beso, un beso que se llora
después, porque, ¡oh, por qué!, no basta eso.

Blas de Otero.

Maravillosa fotografía la que hoy ha elegido para ilustrar su mapa. Seguro que gracias a ella, una noche más, no perdemos el rumbo.

Que descansen.

Anónimo dijo...

Ah silenciosa!

Cierra tus ojos profundos. Allí aletea la noche.
Ah desnuda tu cuerpo de estatua temerosa.

Tienes ojos profundos donde la noche alea.
Frescos brazos de flor y regazo de rosa.

Se parecen tus senos a los caracoles blancos.
Ha venido a dormirse en tu vientre una mariposa de sombra.

Ah silenciosa!

He aquí la soledad de donde estás ausente.
Llueve. El viento del mar caza errantes gaviotas.

El agua anda descalza por las calles mojadas.
De aquel árbol se quejan, como enfermos, las hojas.

Abeja blanca, ausente, aún zumbas en mi alma.
Revives en el tiempo, delgada y silenciosa.

Ah silenciosa!

P. Neruda, Poema 10.

Esperanza. Siempre puede volver el mejor de los vientos del sur a llevar la barca a su destino soñado

D.K. dijo...

Andaba sola, no tenía donde ir, por las aceras.
Y yo cruzando el invierno sin sentir,
naufragando por aquí.

Abrigo largo pa' taparse los fracasos.
Ojos perdidos que al mirarlos hacen daño.

Sólo tengo un saco roto de sueños.
Un alma en vela.
Y un corazón indispuesto.
Alérgico a los desencuentros.

Se marchó con su prisa,
no quiso despertarme.
Llevándose mi risa
y el veneno de esos martes.

Rastreé todas las calles,
la busqué en todos los bares.
Enredé por los cajones
en busca de señales.

Me quedé sin alimento,
pa' mis noches de desvelo.
Me perdí el resto de besos,
me perdí el final del cuento.

Se marchó con su prisa,
no quiso despertarme.
Llevándose mi risa
y el veneno de esos martes.

NAUFRAGANDO. LA FUGA

Buenas noches, Exilio. Un beso.

Hank dijo...

Pues hazte pallá, suicidosa, porque yo estaba antes, y si en este mar naufragamos los dos ¿qué pasará con la soledad? ¿Qué es un náufrago en compañía sino el principio de una nueva humanidad? ¿Acaso mancharemos nuestras manos de sangre para que los pies de uno no borre los mapas que dibuja el otro?
Caprichosa y cruel nos cubre el manto de la noche con sus interrogantes, sus incógnitas y su negra carga de fatalidad. Ay.