miércoles, 31 de octubre de 2007


A veces te hundes, caes
en tu agujero de silencio,
en tu abismo de cólera orgullosa,
y apenas puedes
volver, aún con jirones
de lo que hallaste
en la profundidad de tu existencia.

Amor mío, qué encuentras
en tu pozo cerrado?
Algas, ciénagas, rocas?
Qué ves con ojos ciegos,
rencorosa y herida?

Mi vida, no hallarás
en el pozo en que caes
lo que yo guardo para ti en la altura:
un ramo de jazmines con rocío,
un beso más profundo que tu abismo.

No me temas, no caigas
en tu rencor de nuevo.
Sacude la palabra mía que vino a herirte
y déjala que vuele por la ventana abierta.
Ella volverá a herirme
sin que tú la dirijas
puesto que fue cargada con un instante duro
y ese instante será desarmado en mi pecho.

Sonríeme radiosa
si mi boca te hiere.
No soy un pastor dulce
como en los cuentos de hadas,
sino un buen leñador que comparte contigo
tierra, viento y espinas de los montes.

Ámame tú, sonríeme,
ayúdame a ser bueno.
No te hieras en mí, que será inútil,
no me hieras a mi porque te hieres.

Pablo Neruda, El Pozo
(de "Los versos del capitán - Las Furias")





Al límite, siempre al límite, siempre a punto de caer, siempre rondando el abismo. Bordeando el precipicio, asomándome al vacío, balanceándome en el hilo inseguro de mis sueños, aferrándome al clavo ardiente de mis deseos. Trapecista novata, equilibrista entusiasta, fonambulista torpe, adicta inconsciente al peligro, ensayando sin protecciones, actuando sin red, impulsada por la idea absurda de volar sin ser abatida, arriesgándome a cualquier dolor en la esperanza de que se transforme en placer, ofreciéndome, impúdica e indefensa, ciega y dócil, débil y decidida, a las profundas
simas, los barrancos oscuros que me rodean y me llaman.





Banda sonora de este agotador anexo al martes que está resultando el miércoles...







lunes, 29 de octubre de 2007




«Vendrás conmigo» —dije— sin que nadie supiera
dónde y cómo latía mi estado doloroso,
y para mí no había clavel ni barcarola,
nada sino una herida por el amor abierta.

Repetí: ven conmigo, como si me muriera,
y nadie vio en mi boca la luna que sangraba,
nadie vio aquella sangre que subía al silencio.
Oh amor ahora olvidemos la estrella con espinas!

Por eso cuando oí que tu voz repetía
«Vendrás conmigo» —fue como si desataras
dolor, amor, la furia del vino encarcelado

que desde su bodega sumergida subiera
y otra vez en mi boca sentí un sabor de llama,
de sangre y de claveles, de piedra y quemadura.

Pablo Neruda, Soneto VII
(de "Cien Sonetos de amor - Mañana")





No hubo ataque, ni herida, ni sangre, ni ofensa, ni miedo.. sólo este dolor oscuro, planta parásita de raices enterradas en lo más profundo, de ramas duras, de inmensa malicia, de voluntad destructora, de inútil fruto. No hubo espada, ni puñal; no hubo traición ni desengaño, sólo esta pena arrasadora, aniquilando esperanzas con sus pasos torpes, desgarrando con dedos helados los hilos frágiles que entramaban mis sueños. No hubo guerra, ni lucha, ni rendición, ni paz, ni victoria... sólo, de nuevo, esta noche, mansa y asfixiante; sólo, de nuevo, esta noche sin luces; sólo, de nuevo, la soledad de siempre...

No diré "buenas noches", porque no sólo sonaría falso, si no que, además, lo sería...




Banda sonora, simplemente necesaria para aplacar al silencio:

domingo, 28 de octubre de 2007





Amé su cuerpo entonces y su alma.

Su piel fue para mí la tierra firme;
la soñé como un sexto continente
no registrado en mapas todavía.

Soñé con la bahía de su boca.
Su pelo era una selva virgen
que abría su misterio mineral y oscuro.

Soñé con las ciudades de sus pechos.
Los ríos de las venas que afloran en su piel
eran rutas abiertas
a la navegación y al gozo.

Se podía viajar en su mirada.
En las blancas llanuras de sus manos
yo cultivé el maíz y las buenas relaciones.

Después no pude estar sino en su cercanía

Otto raúl González, Amé su cuerpo.



Aún es muy temprano, sí y el sol aún se mueve despacio, perezoso y
lento, sobre un fondo azul intenso, luminoso y fiero. La noche, sin embargo, se ha resistido a marcharse y no me ha abandonado desde ayer: está oscuro el habitual caos de mi mente, está oscuro el pacífico aire de mi casa y mi corazón, este corazón siempre en llamas, está a oscuras y perdido. Completamente perdido en medio de tanta y tan hermosa luz exterior, perdido en esta tenebrosa penumbra interna, perdido sin encontrar el mapa certero que indique la salida, perdido sin recibir respuesta, sólo un eco, burlón, distante, redundante, que repite en mi oido palabras sucias...

Aún es pleno día, pero es infinita noche si sólo tengo esta ausencia, si sólo ofrezco este dolor.

Buenas tardes noches, diríanse de vocación de martes...



Banda sonora para mezclar con cualquier otra melancólica fuente de tristeza:






viernes, 26 de octubre de 2007







Amor mío, si muero y tú no mueres,
no demos al dolor más territorio:
amor mío, si mueres y no muero,
no hay extensión como la que vivimos.

Polvo en el trigo, arena en las arenas
el tiempo, el agua errante, el viento vago
nos llevó como grano navegante.
Pudimos no encontrarnos en el tiempo.

Esta pradera en que nos encontramos,
oh pequeño infinito! devolvemos.
Pero este amor, amor, no ha terminado,

y así como no tuvo nacimiento
no tiene muerte, es como un largo río,
sólo cambia de tierras y de labios.


Pablo Neruda, Soneto XCII
(De "Cien sonetos de amor")



Con huellas de marea, invadiéndome lentamente, así la noche ocupa el espacio que te guardo, el rincón a mi lado donde perteneces; con lentitud delicada, con cuidadoso gesto, así la noche escribe con dedos de terciopelo el mapa de tus caricias en mi piel; con lengua incandescente, con suave firmeza, así la noche humedece mi cuerpo y lo abre como una fruta, y lo explora como un nuevo, irresistible manjar; con labios oscuros sobre mis labios ofrecidos, así la noche me somete y me doblega, convirtiendo mi boca en tu jardín privado y mis brazos en esa playa donde desembarcar de madrugada, apenas iluminado por la luna, solamente guiado por mis sueños...


Buenas noches.







Banda sonora para los que no se conforman con nada menos que aquello que desean:






jueves, 25 de octubre de 2007






Mientras tú existas,
mientras mi mirada
te busque más allá de las colinas,
mientras nada
me llene el corazón,
si no es tu imagen, y haya
una remota posibilidad de que estés viva
en algún sitio, iluminada
por una luz—cualquiera...
Mientras
yo presienta que eres y te llamas
así, con ese nombre tuyo
tan pequeño,
seguiré como ahora,
amada mía,
transido de distancia,
bajo ese amor
que crece y no se muere,
bajo ese amor
que sigue y nunca acaba.

Ángel González, Áspero mundo


A veces, irreconocible en su violencia, a veces familiar en su dulzura, me ofrece tanto como me roba, me duele tanto como me emociona; a veces, cuando menos lo espero, me llega una vibrante respuesta, una dolorosa caricia, un pequeño, casi imperceptible gesto de tristeza, un ademán tan brusco como exagerado en su cuidadoso comedimiento; a veces odio encontrarlo, pero me aterra, me deshace, me muero si no está cerca; a veces, sólo percibo su furia nunca agresiva, nunca humillante y no me llega su innata ternura, siempre feroz, siempre voraz; a veces, tantas veces, todas las veces, cada vez...sé que siente lo mismo que yo.

Y sé que sería imposible seguir existiendo si no existiera.




Banda sonora sin más intención que sosegar el alma y complacer el cuerpo:






martes, 23 de octubre de 2007



Por más que aburras esa melodía
monótona y brumosa de la vida diaria,
y que te amansa;
por más lobo sin dientes que te creas;
por más sabiduría y experiencia y paz de espíritu;
por más orden con que hayas decorado las paredes,
por más edad que la edad te haya dado,
por muchas otras vidas que los libros te alcancen,
y añade lo que quieras a esta lista,
hay un pozo salvaje al fondo de ti mismo,
un lugar que es tan tuyo como tu propia muerte.

Es de piedra y de noche, y de fuego y de lágrimas.
En sus aguas dudosas
reposa desde siempre lo que no está dormido,
un remoto lugar donde se fraguan
las abominaciones y los sueños,
la traición y los crímenes.

Es el pozo de lo que eres capaz
y en él duermen reptiles, y un fulgor
y una profunda espera.
En tu rostro también, y tú eres ese pozo.
Ya sé que lo sabías. Por lo tanto,
Acepta, brinda y bebe.


Carlos Marzal, El pozo salvaje.





Todavía, tras tanto tiempo llenando hojas, revistiendo de negro y azul sus renglones, me quedan muchas palabras enredadas en los dedos, todo aquello que no digo, todo aquello que imparable, fluye en oleadas de letras a veces incandescentes, a veces dolorosas, a veces precisas, siempre necesarias. Aún ahora, cuando estoy sola y miro esta página en blanco, este cuaderno expectante y vacío, mis dedos saben que tienen tanto por escribir, tanto por expresar, que pueden usar como arcilla las sílabas que te llamen, las que te nombren, las que te hieran, las que te abracen. Aún ahora, todavía, tras tantas líneas, tras tantos secretos desvelados, tras tantos silencios rotos en susurros y confidencias, tras tantos mapas dibujados con tinta hecha de sorpresa, deseo, amor, rabia, dolor, fantasía, curiosidad, incertidumbre... me queda un pozo inagotable de palabras y de promesas, de planes y sueños. Aún tengo este pozo, desbordante, bullicioso, sonoro y profundo, esperando que bebas de él.

Buenas noches.





Banda sonora para otro martes incorregible:










lunes, 22 de octubre de 2007


Al principio, ella fue una serena conflagración,
un rostro que no fingía ni siquiera su belleza,
unas manos que, de a poco, inventaban un lenguaje,
una piel memorable y convicta,
una mirada limpia,
sin traiciones
una voz que caldeaba la risa,
unos labios nupciales,
un brindis

Es increíble pero, a pesar de todo,
él tuvo tiempo para decirse
"qué sencillo"
y también
"no importa que el futuro
sea una oscura maleza"
La manera tan poco suntuaria
que escogieron sus mutuas tentaciones
fue un estupor alegre,
sin culpa ni disculpa.

Él se sintió optimista,
nutrido
renovado,
tan lejos del sollozo y la nostalgia,
tan cómodo en su sangre y en la de ella,
tan vivo sobre el vértice de musgo,
tan hallado en la espera
que después del amor salió a la noche
sin luna y no importaba,
sin gente y no importaba,
sin dios y no importaba,
a desmontar la anécdota,
a componer la euforia,
a recoger su parte del botín

Mas su mitad de amor
se negó a ser mitad
y de pronto él sintió
que sin ella, sus brazos estaban tan vacíos,
que sin ella, sus ojos no tenían qué mirar,
que sin ella, su cuerpo de ningún modo era
la otra copa del brindis
Y de nuevo se dijo
"qué sencillo".

Pero ahora
lamentó que el futuro fuera oscura maleza,
sólo entonces pensó en ella
eligiéndola
y sin dolor,
sin desesperaciones,
sin angustia y sin miedo,
dócilmente, empezó
como otras noches
a necesitarla.

Mario Benedetti, La otra copa del brindis



Sombra sobre sombra, silencio tras silencio, oscuridad en de la oscuridad, me alcanza la noche amiga, me rodea y se instala junto a mi, cómoda y libre, sin falsos pretextos, sin razones ni explicaciones, simplemente disfrutando del placer de acompañarme. Y me habla de los días que llegarán tras ella, tras todas sus partidas, tras cada una de sus despedidas al amanecer. Y me asegura, alegre, confiada, que seguirá mis pasos, que volverá a mi lado, que me encontrará allá donde me lleve mi destino. Y, acariciando mi frente mientras me lleva al sueño y cierra mis ojos, murmura en mi oído, suave, inaudible, prometedora, que vendrá a visitarme cuando ya no esté sóla, que nos envolverá en sus brazos y compartirá contigo su necesidad de mí.

Buenas noches...




Banda sonora de lunes, de noche oscura, de futuro brillante:







sábado, 20 de octubre de 2007





Amor mío, mi amor, amor hallado
de pronto en la ostra de la muerte.
Quiero comer contigo, estar, amar contigo,
quiero tocarte, verte.

Me lo digo, lo dicen en mi cuerpo
los hilos de mi sangre acostumbrada,
lo dice este dolor y mis zapatos
y mi boca y mi almohada.

Te quiero, amor, amor absurdamente,
tontamente, perdido, iluminado,
soñando rosas e inventando estrellas
y diciéndote adiós yendo a tu lado.

Te quiero desde el poste de la esquina,
desde la alfrombra de ese cuarto a solas,
en las sábanas tibias de tu cuerpo
donde se duerme un agua de amapolas.

Cabellera del aire desvelado,
río de noche, platanar oscuro,
colmena ciega, amor desenterrado,
voy a seguir tus pasos hacia arriba,
de tus pies a tu muslo y tu costado.

Jaime Sabines, Amor mío, mi amor



Deberán disculparme, pero hoy el mapa lo ha escrito D. Jaime Sabines por mí.

Poco más puedo añadir a su elocuente, apasionada, tierna, enloquecida declaración de amor...


Buenas noches a todos.




Banda sonora para exiliados, náufragos y viajeros:








viernes, 19 de octubre de 2007






Anoche te he tocado y te he sentido
sin que mi mano huyera más allá de mi mano,
sin que mi cuerpo huyera, ni mi oído:
de un modo casi humano
te he sentido.

Palpitante,
no sé si como sangre o como nube
errante,
por mi casa, en puntillas, oscuridad que sube,
oscuridad que baja, corriste, centelleante.

Corriste por mi casa de madera
sus ventanas abriste
y te sentí latir la noche entera,
hija de los abismos, silenciosa,
guerrera, tan terrible, tan hermosa
que todo cuanto existe,
para mí, sin tu llama, no existiera.

Gonzalo Rojas, Oscuridad hermosa





Apenas perceptible, siempre adivinada, tan deseada como escurridiza, tan sutil como turbadora, causante de mi inquietud y mi impaciencia, autora de las líneas que me dicta atropellada, dueña absoluta de mis noches, astuta seductora armada con una magia indefinible, implacable y refinada, traviesa ráfaga de luces y de vientos y de súbitas huidas, cálida brisa que entra en mi casa y revuelve mi cama y mis latidos, diminuta revolución de sombras, de repente iluminadas por el fuego que desprende. Su nombre me persigue, su voz me despierta, su roce me rinde, y me hace suya sin mostrarse...

Buenas noches.






Banda sonora llena de luz:







jueves, 18 de octubre de 2007


Siempre la claridad viene del cielo;
es un don: no se halla entre las cosas
sino muy por encima, y las ocupa
haciendo de ello vida y labor propias.
Así amanece el día; así la noche
cierra el gran aposento de sus sombras.

Y esto es un don. ¿Quién hace menos creados
cada vez a los seres? ¿Qué alta bóveda
los contiene en su amor? ¡Si ya nos llega
y es pronto aún, ya llega a la redonda
a la manera de los vuelos tuyos
y se cierne, y se aleja y, aún remota,
nada hay tan claro como sus impulsos!

Oh, claridad sedienta de una forma,
de una materia para deslumbrarla
quemándose a sí misma al cumplir su obra.
Como yo, como todo lo que espera.
Si tú la luz te la has llevado toda,
¿cómo voy a esperar nada del alba?

Y, sin embargo —esto es un don—, mi boca
espera, y mi alma espera, y tú me esperas,
ebria persecución, claridad sola
mortal como el abrazo de las hoces,
pero abrazo hasta el fin que nunca afloja.

Claudio Rodríguez I (de "Don de la ebriedad")



Mientras espero, se muestra frente a mí, abierta, silenciosa, invitadora, como una página en blanco en la que esbozar mis sueños o curar mis miedos, o llenar mis vacíos, o volcar mis deseos. Abierta e incitante, tentándome a rozarla y hacerla vivir, a sacarla de su inmovilidad callada, a diseñar sobre su piel mil planes, a mojarla con el agua de mil secretos, a acariciarla con los dedos de mil palabras. Abierta e incitante, y sin embargo, tan lejana, tan distante, replegándose en ausencias, escondiéndose en sonrisas, rechazando mi mano, mientras se filtra, invasora venenosa en mi sangre, dulce tóxico en mis venas, luminosa llamada en plena noche, oscuro hechizo en la mañana, a los que es imposible resistirse.

Buenas noches.


Banda sonora para los que esperan:









martes, 16 de octubre de 2007


Me falta una palabra, una palabra
sólo.

Un niño pide pan; yo pido menos.


Una palabra dadme, una sencilla

palabra que haga juego
con...

Qué torpes

mujeres sucias me interrumpen
con su lento
llorar...

Comprended: cualquiera de vosotros,
olvidada en sus bolsos, en su cuerpo,
puede tener esa palabra.

Cruza más gente rota, llegan miles

de muertos.

La necesito: ¿No veis

que sufro?

Casi la tenía ya y vino ese hombre

ceniciento.

Ahora...

¡Una vez más!
Así no puedo.

Ángel González, Áspero mundo



No midas tus palabras, deja que lleguen a mí, vivas como una mañana fresca o adormecidas como una noche triste; deja que sean violentas como un temporal o dulces como una lluvia de verano; deja que fluyan como un torrente cristalino, que se remansen como un oscuro lago, que se desborden como ríos por mis riberas, que inunden mis orillas; deja que se me acerquen, que me invadan, que me llenen; deja que sean frías como el hielo o ardientes como los besos; deja que me abracen, como nuevos amantes o que me hieran, como viejos enemigos.

No midas tus palabras, no las calles, no las guardes... no te importe su efecto en lágrimas, no escatimes su regalo de felicidad.

Buenas noches.




Banda sonora que habla, que dice, que grita, que susurra:






lunes, 15 de octubre de 2007




III.
En este callar tan largo
que sobrevuela mil vuelos

se quiebra el aire.

Mis manos quieren ser agua
sobre tu piel
y tus labios.
Mis ojos quieren ser faros
de los secretos recónditos
del tiempo.

Pero este maldito frío me desangra,

inmóvil, inerte, azul, sin tregua.
He preguntado por ti
en todos los lugares,

pero nadie sabe decirme nada de tu fuego,

nadie…


Nadie…


VI.

Es urgente que tu cuerpo

abrace al mío después del mediodía.
Que esta vigilia insomne
acurruque mis desvelos,
que ya es hora de que cures
este jardín cerrado,

que ya es hora de que la lluvia
calme
esta sequedad que hiere.

VIII.
Pues en tus alas,
ahora que la noche
me atrapa por fin,
me he subido
para volar contigo
este des-tiempo.


Mi luz son tus ojos de paloma

y mi única memoria
son tus huellas
que en el aire ,
blancas como lirios, vas dejando.

En tus alas, ser-de-vuelo, voy oculto
hacia ese no-lugar soñado tantas veces
en la fragilidad del tiempo que puedo,
ya tan lejos, entretejido, contemplar.

Sólo el amor me queda
después de esta batalla hacia mí mismo:

el amor que sólo existe
en el des-tiempo contigo.


José Antonio Mialdea, Extractos de "Un mundo sin memoria"



Cada despedida es una muerte, cada ausencia una condena. El plácido paisaje se convierte en brutal campo de batalla, donde sólo hay tristes hogueras y abismos erizados de espinas. La noche pasa de ser afable hada oscura, a mostrar su afilado cuchillo de monstruo; las estrellas son de hielo y su brillo se apaga entre nubes de tormenta. Las calles se muestran inhóspitas y amenazantes, la gente sólo es un muro de silencio, la vida se encoje y se arruga... y mi cama es un desierto de caricias y un castigo de soledades.

Cada despedida me mata un poco... y cada reencuentro me hace resucitar, sin rastro de malos sueños, sin huella del paso de mil miedos y mil pesadillas, sin marca de la herida que me inflige cada día esta lejanía, limpia y expectante ante tus ojos.

Buenas noches.


Banda sonora para despedidas cortas y reencuentros eternos:




viernes, 12 de octubre de 2007



Y tú que tanto amas, tanto ríes,
tanto adivinas y conoces tanto,
¿dónde el escudo para que te fíes,
dónde el pañuelo de enjugar tu llanto?

¿Dónde el camino que no veo ahora?
Dímelo o llora y el mirar suprime.
¿Es ya la noche que no tiene aurora?
Dímelo, dime.

Y sin embargo tu vivir empaña
mi vivir con un vaho que es ternura,
que es caliente rumor que me acompaña
la noche oscura.

Y sin embargo con tu mano guías
y a tientas toco lo que apenas veo
y digo acaso para que sonrías
lo que no creo.

Y toco apenas y tu bulto aprendo
y torpe sigo lo que tú me indicas.
Lo que no miro, lo que no comprendo,
tú multiplicas.

Tú multiplicas, o quizás es tu invento
porque lo vea aunque quizá no exista.
Entre la noche de mi pensamiento
dulce es tu vista.

Dulce es tu vista, tu mirar risueño
que mira un llano donde estaba un monte
y que a mi alma de temblor pequeño
llamó horizonte.

Dulce es tu vista que miró aquel lago
y lo llamaba alegre mar bravío.
Tu generoso corazón es mago.
¡Lo fuese el mío!

Carlos Bousoño, Letanía del ciego
(de "Noche del sentido")


Sin casi darme cuenta, has despertado mis sentidos, has revelado mis secretos, has abierto la compuerta de mis emociones. Y me has regalado una mirada nueva sobre viejos paisajes.. y me has traído una sonrisa a estrenar para las horas oscuras... y me has enseñado cuanto vale el tiempo y cuanto cuesta la distancia... y me has acostumbrado al rumor de tu voz en noches de repente luminosas.. y me has abierto la piel a tu caricia y los brazos a tu cuerpo... y me has empujado a rebelarme ante mis miedos.. y me has mostrado mi imagen, reflejo gemelo de tu reflejo...y me has acercado a ti, estando tan lejos, amarga ausencia llena de futuros...

Buenas noches








Banda sonora llena de significados... para quien sepa encontrarlos:







jueves, 11 de octubre de 2007


Y la noche se eleva como música en ciernes,
y las estrellas brillan temblando de extinguirse,
y el frío, el claro frío,
el gran frío del mundo,
la poca realidad de cuanto veo y toco,
el poco amor que encuentro,
me mueven a buscarte,
mujer, en cierto bosque de latidos calientes.

Sólo tú, dulce mía,
dulce en los olores de savia espesa y fuerte,
sin palabras, muy cerca, palpitando conmigo,
sólo tú eres real en un mundo fingido;
y te toco, y te creo,
y eres cálida y suave matriz de realidades,
amante, amparo, madre,
o peso de la tierra que sólo en ti acaricio,
o presencia que aún dura cuando cierro los ojos,
fuera de mí, tan bella

Gabriel Celaya, De noche


Apenas recuerdo nada más allá del primer día juntos; apenas me acuerdo de mi vida anterior, de todas mis vidas anteriores; apenas sé quien era antes de entonces, ni cómo sobreviví tanto tiempo en un mundo descorazonador y hostil; apenas puedo creer que este camino abrupto, inhóspito, inacabable, lo haya recorrido a solas; apenas comprendo cómo mi cuerpo, perdido, cansado, inerte, no se negó a seguir caminando... sólo sé que, desde ese primer día, desde la primera mirada, desde la promesa entre nuestra piel y nuestros labios, ha dejado de existir todo aquello que no seas tú.

Buenas noches.






Banda sonora apasionadamente cursi, ustedes sabrán perdonarme:







miércoles, 10 de octubre de 2007




¡Cuando te marchas, qué inútil
buscar por dónde anduviste,
seguirte!
Si has pisado por la nieve
sería como las nubes
—su sombra—, sin pies, sin peso
que te marcara.

Cuando andas
no te diriges a nada
ni hay senda que luego diga:
«Pasó por aquí.»

Tú no sales del exacto
centro puro de ti misma:
son los rumbos confundidos
los que te van al encuentro.

Con la risa o con las voces

tan blandamente
descabalas el silencio
que no le duele, que no
te siente:
se cree que sigue entero.

Si por los días te busco

o por los años
no salgo de un tiempo virgen:
fue ese año, fue tal día,
pero no hay señal:
no dejas huella detrás.

Y podrás negarme todo,

negarte a todo podrás,
porque te cortas los rastros
y los ecos y las sombras.

Tan pura ya, tan sin pruebas

que cuando no vivas más
yo no sé en qué voy a ver
que vivías,
con todo ese blanco inmenso
alrededor, que creaste.

Pedro Salinas, La sin pruebas
(de "Fábula y signo")


Cuándo dejé de soñarte, cuándo abandoné la posibilidad más luminosa y me conformé con la realidad más gris, cuándo me dormí en lugar de velar tu ausencia? Cuándo dejé de esperarte, cuándo cerré mis puertas, cuándo puse rejas y cerrojos y mil protecciones y alarmas para impedir tu entrada? Cuándo dejé de buscarte, cuándo deshice todas las sendas que inventé para encontrarte, cuándo me encerré entre cuatro paredes aferrada a la certeza de no verte?

Cuándo, dime, cuándo supiste que era el momento exacto, el instante preciso de soñarme, de acercarte, de descubrime? Cuándo díme, cuándo y cómo te hiciste luz en mi noche, agua en mi desierto, caricia y curación en mi herida?

Buenas noches.



Banda sonora para almas que se buscan:





lunes, 8 de octubre de 2007


Nadie llegó hasta mí con este paso
de tu esbeltez en mármoles reflejos.
Tu sangre lio a sus vínculos espejos
de imágenes ligeras al acaso.

Cristal de sangre cuya luz traspaso,
tu cuerpo enardecido de reflejos;
tu cuerpo de reflejos circunflejos,
tu cuerpo oscuro desenvuelto en raso.

Tendí la voz al horizonte puesto
como el pan en el cielo de tu ausencia.
Me envuelve tu llegar, tu voz, tu gesto,

tu crueldad, tu tristeza y la terrible
certidumbre de estar en tu presencia
lleno de amor y muerte inextinguible.


Carlos Pellicer, Soneto


Me he bebido a lentos sorbos esta tarde casi agotada, enfríada en sombras, servida en una copa oscura, marcada por esta sed que el día me deja en la boca, por este hambre que cada noche se acrecienta y me castiga. Me bebo a largos sorbos la recien llegada noche, líquido negro y hielo plateado y sabor amargo en los labios. Me beberé despacio la madrugada, despierta frente al insomnio, prisionera tras los crisales, arropada por brazos invisibles y protectores, acunando, a solas, entre silencios, la imagen azul de tus ojos bebiéndose los míos.

Buenas noches...



Banda sonora lunática y soñadora...




domingo, 7 de octubre de 2007



Y esta palabra, este papel escrito
por las mil manos de una sola mano,
no queda en ti, no sirve para sueños,
cae a la tierra: allí se continúa.

No importa que la luz o la alabanza
se derramen y salgan de la copa
si fueron un tenaz temblor del vino,
si se tiñó tu boca de amaranto.

No quiere más la sílaba tardía,
lo que trae y retrae el arrecife
de mis recuerdos, la irritada espuma,

no quiere más sino escribir tu nombre.
Y aunque lo calle mi sombrío amor
más tarde lo dirá la primavera.

Pablo Neruda, Soneto XCVIII
(de "Cien sonetos de amor")



De nuevo me arrastra el sueño a su fiesta oscura, a su casa abierta, a su jardín plagado de silencios, a sus salas visitadas por presencias invisibles y murmullos atronadores. De nuevo me aferro al sueño, salvavidas de mi cordura, alto muro que impide el paso de la realidad y la conciencia, defensa sutil ante el miedo, frontera frágil entre lo merecido y lo deseado. De nuevo el sueño me toma de la mano como un niño y llena mi copa de vino como un amigo y cubre mi espalda con retazos de noche como un amante y cierra mis ojos con un beso apasionado mientras
pone en mis labios el nombre de mi amor...

Buenas noches.



Banda sonora para beber y vivir:












sábado, 6 de octubre de 2007



Llegas, amor, cuando la vida ya nada me ofrecía
sino un duro sabor de lenta consunción
y un saberse dolor desamparado,
casi ceniza de tinieblas;
llega tu voz a destrozar la noche
y asciendes por mi cuerpo
como el cálido pulso hacia el latir postrero
de quien a solas sabe
que un abismo de duelo lo sostiene.

Nada había sin ti,
ni un sueño transformado en vida,
ni la certeza que nos precipita
hasta el total saberse consumido;
sólo un pavor entre mi noche
levantando su voz de precipicio;
era una sombra que se destrozaba,
incierta en húmedas tinieblas
y engañosas palabras destruidas,
trocadas en blasfemias que a los ojos
ni luz ni sombra daban:
era el temor a ser sólo una lágrima.

Mas el mundo renace al encontrarte,
y la luz es de nuevo
ascendiendo hacia el aire
la tersa calidez de sus alientos
lentamente erigidos;
brotan de fuerza y cólera
y de un aroma suave como espuma,
tal un leve recuerdo
que de pronto se hiciera un muro de dureza
o manantial de sombra.

Y en ti mi corazón no tiene forma
ni es un círculo en paz con su tristeza,
sino un pequeño fuego,
el grito que florece en medio de los labios
y torna a ser el fin
un sencillo reflejo de tu cuerpo,
el cristal que a tu imagen desafía,
el sueño que en tu sombra se aniquila.

Olas de luz tu voz, tu aliento y tu mirada
en la dolida playa de mi cuerpo;
olas que en mí desnúdanse como alas,
hechas rumor de espuma, oscuridad, aroma tierno,
cuando al sentirme junto a tu desnudo
se ilumina la forma de mi cuerpo.

Un mar de sombra eres, y entre tu sal oscura
hay un mundo de luz amanecido.

Ali Chumacero, Amor es mar




Otra noche de espera y anhelos, de meticulosamente ordenado caos interno, de inquietos paseos por la calle más oscura de mi mente, de febriles escalofríos de anticipación e impaciencia, de lentos segundos burlones ante mi insomnio, de impasibles minutos repentinamente parados en el reloj . Otra noche vigilando mi sombra que vigila, atenta a mis latidos que se aceleran, pendiente de mi deseo que despierta y se alza dentro de mí, compañera silenciosa de mi voz que se esconde en murmullos, caricia solitaria con tacto marino y salado, avivando el recuerdo de tu marea y mi naufragio.




Banda sonora sabática para quedarse sin aliento:






viernes, 5 de octubre de 2007





Te amo porque eres el otoño,

una lluvia ligera
y la hierba mojada.

Te amo y tú ni siquiera lo sabes:
apenas si mi boca se ha posado
sobre la miel que derramas.


Sólo cuando la luz de la tarde

detiene el tiempo para que sólo los dos existamos,
creo en la ciudad de los jardines y del aire,
creo en la ciudad de la memoria y de los besos:
todos los sonidos del mundo
se derraman por tus labios.


Antonio José Mialdea, Love the view
(de "Si ves que te hablo y anochece")


Lo atesoro en mi memoria, antes que se difumine su color, antes que se apague su luz; la acuno entre mis brazos, pequeña criatura de perfectas proporciones, poderosa en su fragilidad, vulnerable en su fuerza, destinada a ser mi más preciada compañía, mi más dolorosa ausencia; lo acaricio con cuidado, aterrada de que desaparezca en un destello deslumbrante y me deje las manos vacías y transforme su calor en herida; lo escondo como un secreto entre cómplices, como una clave incomprensible para nadie más, como un misterio al que me ata la certeza inapelable de ser la única que podrá descifrarlo...

Buenas, oscura e ilógicamente luminosas, noches.



Banda sonora, invocadora, venusina y lunar:







jueves, 4 de octubre de 2007





Eres capaz de resumir el mundo
cuando miras,
de trazar el horizonte con la línea
tan delgada de tus labios,
de amarrar con tus manos
mi vida desatada,
de envolver con tu cuerpo
mi cuerpo sin descanso.

Tu cuerpo...
Crepúsculo que tiembla,
noche de adentro.

Todo se vuelve oscuro
cuando tu cuerpo de palmera
salvaje me detiene,
huracán del sur de cada cosa.
Eres una roca sola en el mar
donde sostengo
mi universo sin palabras.


Antonio Mialdea, Tu cuerpo


Déjame mirarte, no te escondas, no me huyas. Dejáme escucharte, no silencies tu voz ni apagues tu risa. Déjame inventarte, no cierres tus puertas, no esquives mi roce. Déjame descubrirte, no guardes tus gestos ni tus miedos ni tu deseo. Déjame provocarte, no me niegues tu cuerpo no te lleves tus caricias. Déjame conocerte, déjame un sitio a tu lado, deja que me convierta en tu sombra, deja que tu piel se transforme en mi ropa. Deja que me quede, sin más palabras que este beso, sin más condición que esta entrega, contigo

Buenas noches.





Banda sonora encadenada a mil recuerdos:







martes, 2 de octubre de 2007


Pensando, enredando sombras en la profunda soledad.
Tú también estás lejos, ah más lejos que nadie.
Pensando, soltando pájaros, desvaneciendo imágenes,
enterrando lámparas.
Campanario de brumas, qué lejos, allá arriba!
Ahogando lamentos, moliendo esperanzas sombrías,
molinero taciturno,
se te viene de bruces la noche, lejos de la ciudad.

Tu presencia es ajena, extraña a mí como una cosa.
Pienso, camino largamente, mi vida antes de ti.
Mi vida antes de nadie, mi áspera vida.
El grito frente al mar, entre las piedras,
corriendo libre, loco, en el vaho del mar.
La furia triste, el grito, la soledad del mar.
Desbocado, violento, estirado hacia el cielo.

Tú, mujer, qué eras allí, qué raya, qué varilla
de ese abanico inmenso? Estabas lejos como ahora.
Incendio en el bosque! Arde en cruces azules.
Arde, arde, llamea, chispea en árboles de luz.
Se derrumba, crepita. Incendio. Incendio.
Y mi alma baila herida de virutas de fuego.
Quien llama? Qué silencio poblado de ecos?
Hora de la nostalgia, hora de la alegría, hora de la soledad,
hora mía entre todas!

Bocina en que el viento pasa cantando.
Tanta pasión de llanto anudada a mi cuerpo.
Sacudida de todas las raíces,
asalto de todas las olas!
Rodaba, alegre, triste, interminable, mi alma.

Pensando, enterrando lámparas en la profunda soledad.
Quién eres tú, quién eres?

Pablo Neruda, Poema 17
(de "Veinte poemas de amor y una canción desesperada")


Algunas noches se presentan engañosamente sosegadas, aparentemente tranquilas; pero su piel oscura está tensa como si las vigilara un implacable guardián, su paso se hace inquieto como si las frenara una pesada cadena de eslabones irrompibles, su voz está escondida como si las silenciara una insoportable, inexplicable mordaza de tristeza o de pudor o de cansancio. Algunas noches la seda del cielo es áspera y el vino destilado en las madrugadas, amargo; la oscuridad se hace amenazante, esquiva, fría, rehuyendo su habitual gesto cómplice, y no nos escolta, madre protectora, hacia los sueños, si no que se presenta vestida de insomnio, envuelta en pesadillas, irreconocible madrastra burlándose de nuestros miedos y nuestras soledades, llevándose aún más lejos todo aquello que nos falta.

Buenas noches



Banda sonora, en su justo punto agridulce:



lunes, 1 de octubre de 2007



Todas las parcelas de mi vida tienen algo tuyo
y eso en verdad no es nada extraordinario
vos lo sabés tan objetivamente como yo

sin embargo hay algo que quisiera aclararte
cuando digo todas las parcelas
no me refiero sólo a esto de ahora
a esto de esperarte y aleluya encontrarte
y carajo perderte
y volverte a encontrar
y ojalá nada más

no me refiero sólo a que de pronto digas
voy a llorar
y yo con un discreto nudo en la garganta
bueno llorá
y que un lindo aguacero invisible nos ampare
y quizá por eso salga enseguida el sol

ni me refiero sólo a que día tras día
aumente el stock de nuestras pequeñas
y decisivas complicidades
o que yo pueda o creerme que puedo
convertir mis reveses en victorias
o me hagas el tierno regalo
de tu más reciente desesperación

no
la cosa es muchísimo más grave

cuando digo todas las parcelas
quiero decir que además de ese dulce cataclismo
también estás reescribiendo mi infancia
esa edad en que uno dice cosas adultas y solemnes
y los solemnes adultos las celebran
y vos en cambio sabés que eso no sirve
quiero decir que estás rearmando mi adolescencia
ese tiempo en que fui un viejo cargado de recelos
y vos sabés en cambio extraer de ese páramo
mi germen de alegría y regarlo mirándolo

quiero decir que estás sacudiendo mi juventud
ese cántaro que nadie tomó nunca en sus manos
esa sombra que nadie arrimó a su sombra
y vos en cambio sabés estremecerla
hasta que empiecen a caer las hojas secas
y quede el armazón de mi verdad sin proezas

quiero decir que estás abrazando mi madurez
esta mezcla de estupor y experiencia
este extraño confín de angustia y nieve
esta bujía que ilumina la muerte
este precipicio de la pobre vida

como ves es más grave
muchísimo más grave
porque con estas o con otras palabras
quiero decir que no sos tan sólo
la querida muchacha que sos
sino también las espléndidas
o cautelosas mujeres
que quise o quiero

porque gracias a vos he descubierto
(dirás que ya era hora
y con razón)
que el amor es una bahía linda y generosa
que se ilumina y se oscurece
según venga la vida

una bahía donde los barcos
llegan y se van
llegan con pájaros y augurios
y se van con sirenas y nubarrones
una bahía linda y generosa
donde los barcos llegan
y se van

pero vos,
por favor,
no te vayas.

Mario Benedetti, Mucho más grave


Sobreviví a la inocencia de mi niñez, derrotada por mi violenta adolescencia; sobreviví a todos los excesos, a todos los lunes de resaca, a todos los avances fracasados, a todos los errores voluntarios, a cada equivocación inconsciente. Sobreviví al amor sorpresivo, al amor tempestuoso, al amor sucio, al amor tranquilo, al amor rutinario de domingos por la tarde, al amor aburrido de caricias gastadas por el uso. Sobrevivií al miedo y a las lágrimas y al orgullo y a las consecutivas ausencias y a los daños aaprentemente irreparables que finalmente pude reparar. Sobreviví al encierro de mis emociones y a la liberación de mis demonios.. Y siempre supe que podría sobrevivir a cualqueir cosa.

Pero ahora sé, lo sé sin dudas, lo sé sin engaños, lo sé porque me conozco y me reconozco en mis pasiones, que no creo que pudiera sobrevivir a perderte, a que me faltaras.

Buenas noches...




Banda sonora, pre-marciana (mejor prevenir que curar, dicen...)