lunes, 8 de octubre de 2007


Nadie llegó hasta mí con este paso
de tu esbeltez en mármoles reflejos.
Tu sangre lio a sus vínculos espejos
de imágenes ligeras al acaso.

Cristal de sangre cuya luz traspaso,
tu cuerpo enardecido de reflejos;
tu cuerpo de reflejos circunflejos,
tu cuerpo oscuro desenvuelto en raso.

Tendí la voz al horizonte puesto
como el pan en el cielo de tu ausencia.
Me envuelve tu llegar, tu voz, tu gesto,

tu crueldad, tu tristeza y la terrible
certidumbre de estar en tu presencia
lleno de amor y muerte inextinguible.


Carlos Pellicer, Soneto


Me he bebido a lentos sorbos esta tarde casi agotada, enfríada en sombras, servida en una copa oscura, marcada por esta sed que el día me deja en la boca, por este hambre que cada noche se acrecienta y me castiga. Me bebo a largos sorbos la recien llegada noche, líquido negro y hielo plateado y sabor amargo en los labios. Me beberé despacio la madrugada, despierta frente al insomnio, prisionera tras los crisales, arropada por brazos invisibles y protectores, acunando, a solas, entre silencios, la imagen azul de tus ojos bebiéndose los míos.

Buenas noches...



Banda sonora lunática y soñadora...




1 comentario:

Hank dijo...

Me dijo que le apetecían unas fresas, yo le contesté que si bajaba a la frutería se trajera unas cerezas para mí. Había esperado otra respuesta.
Olía caliente y fresca cuando salió de la ducha. Su pereza me permitió disparar la cámara un momento antes de que la prenda se abrazara a sus caderas.
Expléndido recuerdo.