martes, 2 de octubre de 2007


Pensando, enredando sombras en la profunda soledad.
Tú también estás lejos, ah más lejos que nadie.
Pensando, soltando pájaros, desvaneciendo imágenes,
enterrando lámparas.
Campanario de brumas, qué lejos, allá arriba!
Ahogando lamentos, moliendo esperanzas sombrías,
molinero taciturno,
se te viene de bruces la noche, lejos de la ciudad.

Tu presencia es ajena, extraña a mí como una cosa.
Pienso, camino largamente, mi vida antes de ti.
Mi vida antes de nadie, mi áspera vida.
El grito frente al mar, entre las piedras,
corriendo libre, loco, en el vaho del mar.
La furia triste, el grito, la soledad del mar.
Desbocado, violento, estirado hacia el cielo.

Tú, mujer, qué eras allí, qué raya, qué varilla
de ese abanico inmenso? Estabas lejos como ahora.
Incendio en el bosque! Arde en cruces azules.
Arde, arde, llamea, chispea en árboles de luz.
Se derrumba, crepita. Incendio. Incendio.
Y mi alma baila herida de virutas de fuego.
Quien llama? Qué silencio poblado de ecos?
Hora de la nostalgia, hora de la alegría, hora de la soledad,
hora mía entre todas!

Bocina en que el viento pasa cantando.
Tanta pasión de llanto anudada a mi cuerpo.
Sacudida de todas las raíces,
asalto de todas las olas!
Rodaba, alegre, triste, interminable, mi alma.

Pensando, enterrando lámparas en la profunda soledad.
Quién eres tú, quién eres?

Pablo Neruda, Poema 17
(de "Veinte poemas de amor y una canción desesperada")


Algunas noches se presentan engañosamente sosegadas, aparentemente tranquilas; pero su piel oscura está tensa como si las vigilara un implacable guardián, su paso se hace inquieto como si las frenara una pesada cadena de eslabones irrompibles, su voz está escondida como si las silenciara una insoportable, inexplicable mordaza de tristeza o de pudor o de cansancio. Algunas noches la seda del cielo es áspera y el vino destilado en las madrugadas, amargo; la oscuridad se hace amenazante, esquiva, fría, rehuyendo su habitual gesto cómplice, y no nos escolta, madre protectora, hacia los sueños, si no que se presenta vestida de insomnio, envuelta en pesadillas, irreconocible madrastra burlándose de nuestros miedos y nuestras soledades, llevándose aún más lejos todo aquello que nos falta.

Buenas noches



Banda sonora, en su justo punto agridulce:



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