jueves, 25 de octubre de 2007






Mientras tú existas,
mientras mi mirada
te busque más allá de las colinas,
mientras nada
me llene el corazón,
si no es tu imagen, y haya
una remota posibilidad de que estés viva
en algún sitio, iluminada
por una luz—cualquiera...
Mientras
yo presienta que eres y te llamas
así, con ese nombre tuyo
tan pequeño,
seguiré como ahora,
amada mía,
transido de distancia,
bajo ese amor
que crece y no se muere,
bajo ese amor
que sigue y nunca acaba.

Ángel González, Áspero mundo


A veces, irreconocible en su violencia, a veces familiar en su dulzura, me ofrece tanto como me roba, me duele tanto como me emociona; a veces, cuando menos lo espero, me llega una vibrante respuesta, una dolorosa caricia, un pequeño, casi imperceptible gesto de tristeza, un ademán tan brusco como exagerado en su cuidadoso comedimiento; a veces odio encontrarlo, pero me aterra, me deshace, me muero si no está cerca; a veces, sólo percibo su furia nunca agresiva, nunca humillante y no me llega su innata ternura, siempre feroz, siempre voraz; a veces, tantas veces, todas las veces, cada vez...sé que siente lo mismo que yo.

Y sé que sería imposible seguir existiendo si no existiera.




Banda sonora sin más intención que sosegar el alma y complacer el cuerpo:






1 comentario:

Anónimo dijo...

Estas son unas horas extrañas para entrar en este lugar.

Por acogedor que sea un sitio, uno necesita la familiaridad de las horas, de la soledad, de la noche.

Pero las palabras del mapa siempre son hermosas cuando son hermosas y la música siempre sonará con dulzura si se escoge con sabiduría.

Creo que volveré.