sábado, 21 de abril de 2007


La luz que de tus pies sube a tu cabellera,
la turgencia que envuelve tu forma delicada,
no es de nácar marino, nunca de plata fría:
eres de pan, de pan amado por el fuego.

La harina levantó su granero contigo
y creció incrementada por la edad venturosa,
cuando los cereales duplicaron tu pecho
mi amor era el carbón trabajando en la tierra.

Oh, pan tu frente, pan tus piernas, pan tu boca,
pan que devoro y nace con luz cada mañana,
bienamada, bandera de las panaderías,

una lección de sangre te dio el fuego,
de la harina aprendiste a ser sagrada,
y del pan el idioma y el aroma.

Pablo Neruda, Soneto XIII (de "Cien sonetos de amor")



Magia y brujería, este fuego es un hechizo, un truco indescifrable, un arcano entre los dedos, un misterio en la piel. Chispas, fuegos fatuos, hogueras encendidas que se alimentan de palabras, de esperanzas, de futuras caricias, de impensables, deslumbrantes delicias por llegar.

Buenas noches...


5 comentarios:

Sofía dijo...

Nunca es demasiado temprano para las bellas noches.

Da gusto venir a verte, niña.


Besas como si fueses a comerme.
Besas besos de mar, a dentelladas.
Las manos en mis sienes y abismadas
nuestras miradas. Yo, sin lucha, inerme,

me declaro vencido, si vencerme
es ver en ti mis manos maniatadas.
Besas besos de Dios. A bocanadas
besas mi vida. Sorbes. Sin dolerme,

tiras de mi raíz, subes mi muerte
a flor de labio. Y luego, mimadora,
la brizas y la rozas con tu beso.

Oh Dios, oh Dios, oh Dios, si para verte
bastara un beso, un beso que se llora
después, porque, ¡oh, por qué!, no basta eso.


Un relámpago apenas. Blas de Otero.


No me despido aún, Exilio. Es muy temprano.

Anónimo dijo...

Donde nace la idea,
donde tus pensamientos
-aves en dulce selva sometidas-,
donde mis labios buscan el milagro,
ahí estará mi fuerza.

Ahí estará el dolor de mi presencia:
al pie de tu dominio y tu pureza,
sin más aroma que el júbilo
y una medalla de aire,
palpitante, como el fuego
de una lágrima viva.

Crece la hierba, el río,
y el ala de la garza
es la mano de Dios que se despide.

Crece el amor en invisible grito
¡quemante, activa espada),
y el corazón despierta
como herido de muerte.

Doblo la lenta hoja del silencio
y te apareces tú, página y perla,
con el cabello al viento
y una cierta sonrisa de alta luna.


Efrain Huerta. Para gozar tu paz.

Pues no sé que mas decir...

Anónimo dijo...

…y siempre yendo a destiempo
como un triste apuntador
que conoce las respuestas
y se mira los bolsillos:
agujeros sin palabras…

…nada que decir,
nada que contar.
Silencios, silencios, silencios,
que susurran y sisean
en su asustada sesera…

Ssssssss……

Rarito siempre he sido, para qué lo voy a negar. Pero con el tiempo, más que raro, se me va formando el cuerpo de “distinto”. Por eso escucho a Mestisay esta noche, porque sé que nadie más lo escuchará conmigo. En el fondo disfruto de mi soledad. Y me vuelvo a ella, a su cálido abrazo, a sus enriquecedores momentos, a su sinceridad, a su entrega sin reservas. Solos. Mi soledad y yo. Algún poeta me permitirá compartírsela en la distancia. Yo me estaré calladito. Silencioso. Y pasaré inadvertido…

Buenas noches y buena vida a todos.

Blues dijo...

Huele bien la noche...
¡Joder, huele que te cagas!
Percibo olores de menta y jara entrando por mi ventana.
¿Saben?, huele dulce, huele a hierba recién cortada. ¡Huele como si todas las flores estuvieran escondidas bajo mi cama!. Respiro las fresas, la miel, el salitre y hasta la esperanza.
¿Será el mar -cercano e inmenso- quién trae estos aromas?
¿O será que he vuelto a dejar abierta la puerta de mi alma?
Qué bien, ¡pero qué bien huele esta noche!
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OLOR DE AMOR

Hueles de una manera diferente.
Amar es una forma de olor. El cuerpo impone
su presencia de aroma que subleva
esa selva, ese bosque
que somos.
No te veo.
No llego a tu contacto. Llegan flores
raras, deshechas, invisibles.
Certidumbre de ti en medio de la noche.

Un salvaje rosal es tu olor. Una
paloma es, y su vuelo recorre
hasta mí el aire. Una
profunda cabellera esparcida en el borde
de mi memoria.

Tu enredado aroma
entre mis dedos algo tuyo esconde.
Hasta mi llegas cada día hecha
olor enmarañado de azucenas y áloes.

Trasminas existencias. Te declaras
realidad amorosa que responde
a mi busca. Llamada
que su contestación en mi recoge.

Rastro exhalado, huella
reconocible, evanescente torre
de olorosa verdad. Humano aroma
de mujer junto al hombre.

Amar es una forma de olor. Llegas
fragante. Llego. Nos acoge
la onda que huele a vida enamorada,
a claveles que en dos bocas se rompen.

Carlos E. de Ory.

Unknown dijo...

Al margen de que, particularmente, le haría ver a la señora de la foto que el bebé se le ha hecho ya suficientemente mayorcito como para pensar en destetarlo, señoras, un consejo higiénico-dietético:
¡A comer cereales!