jueves, 27 de septiembre de 2007


Ruidos confusos, claridad incierta
Otro día comienza.
Es un cuarto en penumbra
y dos cuerpos tendidos.
En mi frente me pierdo
por un llano sin nadie.
Ya las horas afilan sus navajas.

Pero a mi lado tú respiras;
entrañable y remota
fluyes y no te mueves.
Inaccesible si te pienso,
con los ojos te palpo,
te miro con las manos.

Los sueños nos separan
y la sangre nos junta:
somos un río de latidos.
Bajo tus párpados madura
la semilla del sol.

El mundo
no es real todavía,
el tiempo duda:
sólo es cierto
el calor de tu piel.
En tu respiración escucho
la marea del ser,
la sílaba olvidada del Comienzo.


Octavio Paz, Antes del comienzo

Existió una mujer que hablaba con mi voz y usaba mi sonrisa, que compartía mis placeres y que vigilaba mis caídas, que conocía el ritmo de mis días y la cadencia de mis noches, que aprendía a traves de mi mirada y dejaba el rastro de sus huellas en mis pisadas, que respondía a mis deberes y escondía mis secretos. Existió una mujer con mi piel y mis ojos, con mis miedos y demonios, con mis gestos y mis caricias, con mis pecados y mis olvidos. Existió una mujer que era yo y que ya no reconozco en el espejo, una mujer difuminada, una mujer con un futuro lleno de pasado.

Pero eso era antes...

Buenas noches




Banda sonora convaleciente:







1 comentario:

Anónimo dijo...

Esa mujer era la de antes de su gripe. Mire que los virus nos atacan de pesimismo, que es lo peor de los gripazos.

Pese a sus dolencias, no deja Ud. de llevarnos mapa adelante. Mil gracias. A sus adictos no nos gustaría extraviarnos.

Hoy me ha dado libidinosa, así que no habrá comentarios líricos: la foto, con ese culo en pompa, ligueros y medias negras, me pone que ni le cuento.

Muy buenas noches.