jueves, 6 de septiembre de 2007





¿Es que hacemos las cosas
sólo para recordarlas?
¿Es que vivimos sólo
para tener memoria de nuestra vida?
Porque sucede que hasta la esperanza es memoria
y que el deseo es el recuerdo de lo que ha de venir.
¡Paraíso perdido será siempre el paraíso!

A la sombra de nuestras almas
se encontraron nuestros cuerpos y se amaron.
Se amaron con el amor que no tiene palabras,
que tiene sólo besos.
El amor que no deja rastro de sí,
porque es como la sombra de una nube,
la sombra fresca y ligera en que se abren las rosas.

Sexo puro, amor puro. Limpio
de engaños y emboscadas.
Afán del cuerpo sólo que juega a morirse.
Risa de dos, como la risa del agua
y del niño; la risa de la bestia bajo la lluvia que ríe.

Sobre tu piel llevas todavía la piel
de mi deseo, y mi cuerpo está envuelto de ti,
igual que de sal y de olor.
¿En donde estamos, desde hace tantos siglos,
llamándonos con tantos hombres, Eva y Adán?
He aquí que nos acostamos
sobre la yerba del lecho,
en el aire violento de las ventanas cerradas,
bajo todas las estrellas del cuarto a obscuras.

Jaime Sabines, Diario, Semanario y Poemas en prosa




No hay otro destino que el escrito sin tinta en páginas invisibles, en libros que nadie sabe descifrar, en líneas apretadas de idioma imposible y caligrafía secreta. No hay más futuro que nacer y vivir cada día, nacer y morir cada anochecer, nacer y sobrevivir al miedo, a la oscuridad, a la duda y a la ausencia, nacer y echar a caminar, arrastrado por el ahora y arrastrando los recuerdos, el peso incalculable de los años, el equipaje desmedido de la experiencia y el desencanto, la maleta efímera de la esperanza, el baúl irrompible del amor por descubrir...

Buenas noches.



Banda sonora para los que viajan y aprenden:



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