viernes, 8 de junio de 2007


Un amor más allá del amor
por encima del rito del vínculo,
más allá del juego siniestro
de la soledad y la compañía.

Un amor que no necesite regreso,
pero tampoco partida.
Un amor no sometido
a los fogonazos de ir y de volver,
de estar despiertos o dormidos,
de llamar o callar.

Un amor para estar juntos
o para no estarlo,
pero también para todas las posiciones intermedias.

Un amor como abrir los ojos.
Y quizás también como cerrarlos.

Roberto Juarroz, 55 (de "Quinta poesía vertical")


No hay oscuridad más profunda que la que nos envuelve al estar solos, semejante a una espesa niebla con vida propia, con manos frías y dedos duros, con voz ahogada en incertidumbres, con mirada alerta a la huida, con instinto de fiera disfrazado de calma, embozado en silencio.

No hay luz tan reparadora, tan dulce, tan consoladora, como la que nos guía, quizá lejana, quizá inaprensible, quizá soñada, tal vez fuego fatuo, tal vez fuego inextinguible, hacia ese refugio inesperado y necesario, que encontramos, viajeros ciegos, cuando ya casi se ha perdido la esperanza, el rumbo, el mapa...

Buenas noches.



1 comentario:

Blues dijo...

TRASMUNDO.

Más allá del deseo y su luz torpe,
más allá de la risa, al otro lado
de ese instante sin tiempo o la nostalgia,
lejos de la razón, de la locura,
más allá de mí mismo, de la vida,
tan inútil, tan vieja conocida,
más allá de estos sueños, de esta muerte:
tras de la sombra en llamas de tus ojos.

De "Espejos".
Abelardo Linares.