martes, 26 de junio de 2007


Amor, cuántos caminos hasta llegar a un beso,
qué soledad errante hasta tu compañía!
Siguen los trenes solos rodando con la lluvia.
En Taltal no amanece aún la primavera.


Pero tú y yo, amor mío, estamos juntos,
juntos desde la ropa a las raíces,
juntos de otoño, de agua, de caderas,
hasta ser sólo tú, sólo yo juntos.

Pensar que costó tantas piedras que lleva el río,
la desembocadura del agua de Boroa,
pensar que separados por trenes y naciones

tú y yo teníamos que simplemente amarnos,
con todos confundidos, con hombres y mujeres,
con la tierra que implanta y educa los claveles

Pablo Neruda, Soneto II
(de "Cien Sonetos de amor - Mañana")



Escritos con invisibles trazos, en algún secreto escondite, están los planes y las sorpresas que guarda para mí el destino, los misteriosos arcanos que deciden mi suerte, la estudiada y caótica coreografía del futuro, el tal vez fecundo, quizá insuficiente premio del azar. Escritos con indelebles relieves, marcados a fuego en mi memoria, en mi piel y mi espíritu, permanecen los colores y los diseños del pasado, mezclados, impuros, en desorden, inmortales, a veces tan vívidos que parecen ser parte del presente, a veces tan lejanos que pudiera ser que nunca ocurrieran.

Imposible falsear las incógnitas, inútil hacer trampas con lo desconocido, pues los hados, hijos del capricho, criados por la duda, amigos de lo incierto, saben de nuestros deseos pero no garantizan, ni prometen, ni fuerzan su cumplimiento..

Buenas noches.

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