sábado, 16 de junio de 2007



Cómo será pregunto.
Cómo será tocarte a mi costado.
Ando de loco por el aire
que ando que no ando.

Cómo será acostarme
en tu país de pechos tan lejano.
Ando de pobrecristo a tu recuerdo
clavado, reclavado.

Será ya como sea.
Tal vez me estalle el cuerpo todo lo que he
esperado.
Me comerás entonces dulcemente
pedazo por pedazo.

Seré lo que debiera.
Tu pie. Tu mano

Juan Gelman, Ausencia de amor

Esparcidas por las calles atestadas de la mañana, perdidas en la maraña calurosa de la tarde, desperdigadas por el oscuro disfraz de la noche, desordenadas, imperfectas, misteriosas en su sencillez, evidentes en su complejidad. Sólo tengo en mis manos los fragmentos inconexos de un mosaico inacabado de impreciso diseño, las piezas de un rompecabezas imposible de completar sin ti.

Tengan ustedes una noche hermosa, resolviendo, lentamente, con paciencia, con esmero, los puzzles de su vida y sus deseos...

Buenas noches...




(gracias, a los conocidos y a los anónimos por su presencia y su ánimo)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Uno revuelve y revuelve las piezas y el mapa es una ayudita más de tantas como necesitamos para armar el puzzle.

Afortunadamente, veo que hoy no nos deja de la mano.

Le dejo a cambio un Borges de Fervor de Buenos Aires.

EL SUR

Desde uno de tus patios haber mirado
las antiguas estrellas,
desde el banco de
la sombra haber mirado
esas luces dispersas
que mi ignorancia no ha aprendido a nombrar
ni a ordenar en constelaciones,
haber sentido el círculo del agua
en el secreto aljibe,
el olor del jazmín y la madreselva,
el silencio del pájaro dormido,
el arco del zaguán, la humedad
-esas cosas, acaso, son el poema.

Blues dijo...

AMANECER.

Mientras duermes te miro.

Me recuerdas
el frío de las fuentes en los labios,
el prado debajo de la espalda,
la indescifrable danza de las nubes,
el dulce sabor de diminutos dedos en la masa,
la tierra en las uñas,
los pies mojados en los charcos,
los bolsillos repletos.

Contigo junto a mí
los días recobran la suave textura de la cera
y repiten mil veces el amanecer.

Contigo junto a mí
veo pasar de largo la tristeza.

Irene Sánchez Carrón.