sábado, 9 de junio de 2007


Me inicio en tu dolor en esta noche
preñada de delirios y silencios.
Te encuentro traspasada en ese río
que pasa por debajo de nosotros.
Adivino el secreto de tu sombra,
de tus meditaciones solitarias
y palpo tu ansiedad, bebo la sangre
de tus desentrañadas amarguras.

No me digas que no, que yo estoy lejos
de ti, que no podría comprenderte,
que yo no puedo trasladar tu llanto
—ese llanto que nadie ha sorprendido—
hasta el exhausto mar de mis pupilas.
Que yo solo te sé tan torturada
por el infierno eterno que te quema
y quiero hacerte mía en el delirio
de esta noche preñada de silencios.

Gabino-Alejandro Carriedo, Mensaje desde la ciudad


Una falsa calma, una engañosa paz, una trampa vestida de sosiego, un silencio impregnado de secretos, un tranquilo viaje por el filo y hacia el abismo, una tormenta adormecida de diluvio repentino, un naufragio turbulento en una orilla segura, un apacible vuelo sin más peligro que la irremediable, inevitable caida, disfrazada de azar y amortiguada con todas las promesas, con todos los deseos, con todos y cada uno de los sueños...


Buenas noches





1 comentario:

Blues dijo...

NI LA INTIMIDAD DE TU FRENTE...

Ni la intimidad de tu frente clara como una fiesta
ni la costumbre de tu cuerpo, aún misterioso
y tácito de niña,
ni la sucesión de tu vida asumiendo palabras o silencios
serán favor tan misterioso
como mirar tu sueño implicado
en la vigilia de mis brazos.
Virgen milagrosamente otra vez por la virtud absolutoria
del sueño,
quieta y resplandeciente como una dicha que
la memoria elige,
me darás esa orilla de tu vida que tu misma no tienes.
Arrojado a quietud,
divisaré esa playa última de tu ser
y te veré, por vez primera, quizá,
como Dios ha de verte,
desbaratada la ficción del Tiempo,
sin el amor, sin mí.

Jorge Luis Borges.

Sé, Exilio, que le gusta éste poema de Borges, así que lo he rescatado de dónde usted sabe y me he permitido traerlo hasta aquí.
Enjoy, cause it's worth it.