lunes, 4 de junio de 2007


No hilvanemos historias, no hace al caso,
lo importante es saber que aquí me tienes.
¿Dónde ya la que fui?
Deja que el tiempo se nos lleve y pase,
así quedamos siempre renacidos.

Hoy no sé si estas manos son aquéllas,
sólo las siento como manos tuyas
porque tu tiempo es tiempo que me sueña
y me vive hacia más y más por dentro.

«Ayer», ¡qué lejos la palabra!
Dónde se fueron zapatos y trajes,
billetes de un trayecto recorrido
entre extraños viajeros vistos para olvidados.

Inútilmente en los bolsillos busco
contactos que ya fueron,
y sombras de mi cuerpo en las ventanas
contemplando paisajes con mis aquellos ojos.

¿No descubriste nunca un manojo de llaves
para imposibles cerraduras?

A veces algo vuelve, pero sólo en resumen;
una pequeña fecha que casi nada indica
o ese breve letrero alarmante que advierte:
«cuidado, es peligroso volcarse al interior».

¿Quieres hacer la cuenta?
Si miro a la derecha brilla sólo tu cifra.

A la izquierda la huella de algún borroso cero.
¿Qué prenda pagar debo por haber sido antes,
sin tu tiempo en mis horas?

Alcemos la cabeza
a la igualdad del cielo,
aunque tú apuntes «Marte»
y yo diga: «Saturno» (tal vez por los anillos).

Cada cual con su estrella, con su planeta en alto
y todas las preguntas por la arboleda azul,
compartiendo verdades,
como esta del amor, el milagro más nuestro.

No pienses en mis ramas,
me crezco sobre el tronco.
A punta de navaja puedes grabar el nombre.


Concha Lagos, El diálogo


Se empieza a vivir por primera vez cada mañana, cuando abrimos los ojos a un desconocido camino y nos ponemos en marcha hacia un desconocido destino; se empieza a soñar por primera vez cada noche, cuando entramos en la casa en penumbra que acoge a los que huyen,cuando nos tumbamos, sólos o acompañados, en un lecho de sábanas hechas de de caricias y deseo; se empieza a amar como si fuera la primera, cada vez que volvemos a enamorarnos, cada vez que elegimos los brazos que nos sostendrán, cada vez que respiramos el aliento que nos besa, cada vez que descubrimos el fulgor deslumbrante que sabíamos que nos cegaría, cada vez que renace esa nueva llama de un antiguo, inextinguible fuego.

Buenas, enamoradas, nuevas noches.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Todavía hoy, yo sigo aquí
Esperando el momento que decidas volver
Aunque diga que no volverás
Solo digo que mi corazón aún llora por ti
Algo que no debería pasar
Por que el sabe que debe olvidarte
Que debe sacarte
Pero aún así el sigue pensando en ti
Muriéndose por ti
En cada momento de mi vida
Te pienso y te busco…

Sabes que yo digo no te voy a buscar
Pero mi corazón es el que me arrastra
Me lleva al infinito
Al lugar que nunca podré volver alcanzar
Ese lindo lugar que un día mi corazón vivió
Que por lo corto que fue
El sigue pensando en ti
El todavía te dice TE AMO
Aunque yo no quiera decirlo
El me gana y lo digo…

Simplemente te quiere a ti

Siempre enamoradas noches, enamorados dias, aunque silencie mis labios.

Blues dijo...

EL VÉRTICE DEL FRÍO.

Ahora que en mis sueños atardece
por última vez escribo en el vértice del frío
y sólo tú podrás quebrar mi sombra.
Si hubieras visto el mar anegado de flores,
y tu palabra en tus manos y en mis manos el aire
ardiendo entre dos gotas de rocío,
comprenderías por qué construyo el mundo
en este lienzo en que las olas son olores
en el vértice del frío.

Antonio José Mialdea.