viernes, 1 de junio de 2007


El mar, el mar y tú, plural espejo,
el mar de torso perezoso y lento
nadando por el mar, del mar sediento:
el mar que muere y nace en un reflejo.

El mar y tú, su mar, el mar espejo:
roca que escala el mar con paso lento,
pilar de sal que abate el mar sediento,
sed y vaivén y apenas un reflejo.

De la suma de instantes en que creces,
del círculo de imágenes del año,
retengo un mes de espumas y de peces,

y bajo cielos líquidos de estaño
tu cuerpo que en la luz abre bahías
al oscuro oleaje de los días.

Octavio Paz, Sonetos II (de "Bajo tu clara sombra")



Como un mar lleno de voces que me llaman, llega la marea oscura de la noche y me embarca en una nueva travesía que quizá me lleve a una isla desierta sólo habitada por la arena y el silencio; quizá a un reino lleno de peligros y terrores que me llenarán de heridas lamidas por la sal; quizá a un pais sin nombre en el que mis pisadas sean las únicas, las primeras; quizá al destino soñado, inesperadamente aparecido ante mis ojos, deslumbrando mis ojos con todas las promesas y todos los deseos, saciando mi hambre con sus frutas prohibidas, deliciosas, calmando mi sed con una lluvia placeres y secretos, que, como anfitriones exquisitos, me darán la bienvenida y me retendrán en sus costas.

Buenas noches...



1 comentario:

Blues dijo...


Tus pechos serán los volcanes,
de picos convexos como guindillas quemadas,
donde mis manos cavarán surcos profundos
de palpitante lava candente.

Tus pechos serán el lienzo en relieve,
de mi lengua indecente,
que como brocha dentada
de hilos mojados,
pintará tus senos
con miel transparente.

Tu vientre será el valle trepidante y fértil,
donde mi boca cadente pastará silente.
Será el río ancho de bajada hacia el mar,
cargado de sangre y ganas de amar.

Tus caderas serán mi silla,
de montura holgada,
porcelana blanca
y asa ovalada.

Tus piernas abiertas de par en par,
la puerta de entrada a tu alma invernal.
Serán hiedras salvajes que treparán a mi espalda,
en las noches oscuras y de súplica demencial.

Tu cuerpo será mi tierra, mi hogar; mi campo,
de espinas, de flores, de raíces profundas.
En el que enterraré mis ansias ardientes y mi pasión otoñal.

Mario Barrundia. "TU CUERPO".