sábado, 2 de junio de 2007



¡No me recuerdes! ¡Siénteme!
Hay un sólo trino entre tu amor y mi alma.
Mis dos ojos navegan
el mismo azul sin fin donde tú danzas.

Tu arco-iris de sueños en mí tiene
siempre pradera abierta entre montañas.
Una vez se perdieron mis sollozos,
y los hallé, abrigados, en tus lágrimas.

¡No me recuerdes! ¡Siénteme!
Un ruiseñor nos tiene en su garganta.
Los ríos que me traje de mis riscos,
desembocan tan sólo por tus playas.

Hay confusión de vuelos en el aire…
¡El viento que nos lleva en sus sandalias !
¡No me recuerdes! ¡Siénteme!
Mientras menos me pienses, más me amas.

Julia de Burgos, Canción hacia adentro


No quiero ser un recuerdo agridulce, una imagen incompleta, una añoranza dolorosa, un deseo incumplido. No quiero quedarme sólo en palabras; no quiero ser un hermoso libro en una cuidada estantería, deshojándose en melancólico abandono; no quiero convertirme en una sombra perdida entre memorias perdidas; no quiero ser el retrato grisáceo de alguien que pude haber sido.

Quiero sentir y que me sientan, respirar y que me inhalen, calmar mi sed y mi hambre, y ser bebida y devorada, descubrir y que me exploren, abandonarme y que se me entreguen. Alcanzarte y que me alcances...

Buenas noches...




3 comentarios:

Anónimo dijo...

POEMA 5

Para que tú me oigas
mis palabras
se adelgazan a veces
como las huellas de las gaviotas en las playas.

Collar, cascabel ebrio
para tus manos suaves como las uvas.

Y las miro lejanas mis palabras.
Más que mías son tuyas.
Van trepando en mi viejo dolor como las yedras.

Ellas trepan así por las paredes húmedas.
Eres tú la culpable de este juego sangriento.

Ellas están huyendo de mi guarida oscura.
Todo lo llenas tú, todo lo llenas.

Antes que tú poblaron la soledad que ocupas,
y están acostumbradas más que tú a mi tristeza.

Ahora quiero que digan lo que quiero decirte
para que tú las oigas como quiero que me oigas.

El viento de la angustia aún las suele arrastrar.
Huracanes de sueños aún a veces las tumban.

Escuchas otras voces en mi voz dolorida.
Llanto de viejas bocas, sangre de viejas súplicas.
Ámame, compañera. No me abandones. Sígueme.
Sígueme, compañera, en esa ola de angustia.

Pero se van tiñendo con tu amor mis palabras.
Todo lo ocupas tú, todo lo ocupas.

Voy haciendo de todas un collar infinito
para tus blancas manos, suaves como las uvas.

P. Neruda

Anónimo dijo...

"¿Mientras menos me pienses, más me amas?" ¿Es eso posible? ¿El verdadero amor excluye el pensamiento? Entonces, si te paras a pensarlo, ¿dejas de amar?

No sé, demasiado complicado. Prefiero quedarme con la foto. El agua añade una nueva dimensión a la geometría del sexo, de pronto no importa el peso, de pronto uno está sintiendo placer como si flotara en el espacio, ingrávido, olvidado de la tierra... preciosa foto, maravillosos recuerdos.

Si no suena demasiado prosaico, diré también que el culo de la modelo de ayer era verdaderamente extraordinario. Observen el signo del amor que se asocia a "un corazón". Corazón... ¡y un cuerno! Representa un culo femenino, visto desde atrás, en posición oferente...

Qué nochecita llevo. Uds. perdonen. Buenas noches, Exilio. Buenas noches a todos.

Blues dijo...


Nada soy
hasta que tu mirada me construye,
hasta que tus ojos me modelan
sin saber si soy amigo o enemigo.

Porque aquí en el papel agazapado,
sólo espero el fulgor de una mirada
para clavar mis letras en tus ojos,
para hundirme hasta el fondo en tus entrañas
quebrantando la paz de tus sentidos.

Acaso esperabas un suave remanso de prados floridos,
una nube blanca con ángeles mansos,
una cristalina música de piano?

Quiero saltar, poseerte y habitarte
como habita la flecha el corazón herido.
Es decir, quiero ser tú, compartirte.

Garra soy, ala afilada,
el fuego en que has de arder,
el agua en que ahogarte,
el abismo sin fondo en el que hundirte.

Subiré por tu sangre envenenándote.
Recorreré tu carne desgarrándola
como felino hambriento y excitado.

También ansío acariciarte, ¡mas cuidado!,
que es toda garra siempre peligrosa
aun cuando sea amor lo que la mueve.

Esto soy: El poema. A ti me entrego.
En ti me reconozco y me diluyo.
A ti te pertenezco. Por ti existo.
Único, irrepetible, tus ojos me crearon
para ser tu verdugo... o el agua de tus mares.



"Nazco cuando tu vista me recorre".
Sergio Borao Llop.