viernes, 18 de mayo de 2007




Tú y tu desnudo sueño. No lo sabes.
Duermes. No. No lo sabes. Yo en desvelo,
y tú, inocente, duermes bajo el cielo.
Tú por tu sueño, y por el mar las naves.

En cárceles de espacio, aéreas llaves
te me encierran, recluyen, roban. Hielo,
cristal de aire en mil hojas. No. No hay vuelo
que alce hasta ti las alas de mis aves.

Saber que duermes tú, cierta, segura
—cauce fiel de abandono, línea pura—,
tan cerca de mis brazos maniatados.

Qué pavorosa esclavitud de isleño,
yo, insomne, loco, en los acantilados,
las naves por el mar, tú por tu sueño.

Gerardo Diego, Insomnio



Cae otra noche sobre mí, luminosa, estrellada, misteriosa, entregando su tesoro de promesas en forma de sueños. Esos sueños tan vívidos, tan reales, tan palpables que bien pudiera estar despierta; esos sueños que llevan lejos, donde esperan mi llegada, donde espero llegar; esos sueños que me abren puertas secretas y me descubren placeres, caricias, murmullos lascivos, tiernos, apasionados, locos que se difuminan al amanecer; esos sueños que me convierten en pura piel impura, en gemido anhelante, en agua caliente y salada, en cuerpo invadido, sin resistencia, por un imparable, salvaje, arrasador ejército llamado deseo..

Buenas noches...

6 comentarios:

Unknown dijo...

Imágenes, imágenes, imágenes.
No hacen falta muchas palabras para ser poeta, para ser poeta hace falta simplemente sentir e intentar traducir ese sentimiento en palabras.
Y por el mar las naves.

Anónimo dijo...

Te deseo

Miro tu cara y veo ternura

miro tus ojos y veo dulzura

miro tus labios y veo pasión

siento tu voz y late más fuerte mi corazón.



Será que me estoy enamorando?

Y que me gustaría ser besado

para luego derretirme en tus brazos

y susurrarte al oído lo mucho que te amo.



No sé si es eso,

lo único que sé

es que te deseo

y me muero por tenerte,

por besarte,

por amarte,

por sentirte cerca de mí,

y por contarte todo lo que siento por ti.



Nicolás Pauluk

No es Cernuda ni Aleixandre, pero a su forma expresa un sencillo sentimiento, o un exigente sentimiento, que es el deseo.

Si pudiera ser... que dijo otro.

Vlad dijo...

No tengo nada poético que añadir a lo ya dicho. Tan solo dejar constancia, como quien araña una pared encalada grabando sus iniciales, de mi paso por aquí.

Buenas noches a todos

Anónimo dijo...

De entre todos los hermosos poemas con que nos ha obsequiado, éste de Gerardo Diego es de los mejores.

La foto, una vez más, me pone.

En justo intercambio, dejo un poema con el que siempre me he sentido identificado:

EL TONTO DE RAFAEL
(Autorretrato burlesco)

Por las calles, ¿quién aquél?
¡El tonto de Rafael!
Tonto llovido del cielo,
del limbo, sin un ochavo.
Mal pollito colipavo,
sin plumas, digo, sin pelo.
¡Pío-pic!, pica, y al vuelo
todos le pican a él.
¿Quién aquél?
¡El tonto de Rafael!

Tan campante, sin carrera,
no imperial, sí tomatero,
grillo tomatero, pero
sin tomate en la grillera.
Canario de la fresquera,
no de alcoba o mirabel.
¿Quién aquél?
¡El tonto de Rafael!

Tontaina tonto del higo,
rodando por las esquinas
bolas, bolindres, pamplinas
y pimientos que no digo.
Mas nunca falta un amigo
que le mendigue un clavel.
¿Quién aquél?
¡El tonto de Rafael!

Patos con gafas, en fila,
lo raptarán tontamente
en la berlina inconsciente
de San Jinojito el lila.
¿Qué runrún, qué retahíla
sube el cretino eco fiel?
¡Oh, oh, pero si es aquél
el tonto de Rafael!

Anónimo dijo...

Supongo que no es necesario porque lo conocerán de sobra, pero anoto urgentemente que es de Rafael Alberti. Antes olvidé decirlo.

Blues dijo...

AMOR

Dentro, en tus ojos, donde calla y duerme
un palpitar de acuario submarino,
quisiera - licor tenue al difumino -
hundirme, decantarme, adormecerme.

Y a través de tu espalda, pura, inerme,
que me trasluce el ritmo de andantino
de tu anhelar, si en ella me reclino,
quisiera trasvasarme y extenderme.

Multiplicar mi nido en tus regazos
innumerables, que al cerrar los brazos
no encontrases mi carne, en ti disuelta.

Y que mi alma, en bulto y tacto vuelta,
te resbalase en torno, transparente
como tu frente, amor, como tu frente.

Gerardo Diego.

Noche tras noche, Exilio, me convence de que ese ejército invasor, al que usted llama deseo, nunca fue tan bienvenido.
Y estoy por asegurarle que nunca esa sensación colmada, le hará sentirse más feliz, más radiante y más viva.
A menudo me pregunto si el deseo, ora sentido, provocado o ambas cosas, no es el motor que dirige buena parte de nuestros actos.

Buenas noches.