martes, 29 de mayo de 2007


Pensé morir, sentí de cerca el frío,
y de cuanto viví sólo a ti te dejaba:
tu boca eran mi día y mi noche terrestres
y tu piel la república fundada por mis besos.

En ese instante se terminaron los libros,
la amistad, los tesoros sin tregua acumulados,
la casa transparente que tú y yo construimos:
todo dejó de ser, menos tus ojos.

Porque el amor, mientras la vida nos acosa,
es simplemente una ola alta sobre las olas,
pero ay cuando la muerte viene a tocar a la puerta

hay sólo tu mirada para tanto vacío,
sólo tu claridad para no seguir siendo,
sólo tu amor para cerrar la sombra.


Pablo Neruda, Soneto XC
(de "Cien sonetos de amor - Noche")



Vivimos en total ignorancia, en absoluta oscuridad; ciegos a las señaless que se nos presentan y son tan evidentes como misteriosas; sordos a las llamadas que nos están destinadas, que suenan diáfanas pero que no percibimos; inmunes al hechizo y a la magia que, sin embargo, nos afectan y nos condicionan irremediablemente; mudos ante las maravillas, incapaces de expresar nuestro deseo, renunciando al placer por la seguridad, evitando las dulces rutas del sueño posible para seguir el camino trazado de una realidad aplastante.

Hasta que se hace la luz.. y, repentinamente, vivir así es sólo sobrevivir. Y ya sólo podemos tener una vida en la que veamos claramente, escuchemos atentamente, sintamos intensamente, deseemos impúdicamente... Una vida sólo completa si se vive con quien nos
ha hecho libres atándonos a su lado.

Buenas noches...



3 comentarios:

Anónimo dijo...

..."Una vida sólo completa si se vive con quien nos ha hecho libres atándonos a su lado."

Demonio. Gracias por darme ese bocado para meditar, Exilio. Lo rumiaré en el duermevela antes de dormir, que es el momento de mayor lucidez del día.

Buenas noches. Descansen. No dejen que el insomnio los derrote.

Blues dijo...

ENCUENTRO EN TI LA LUZ ESTREMECIDA.

Encuentro en ti la luz estremecida
y un honesto temblor siempre soñado,
vibrando en juventud, limpio y alado,
un bienestar de soledad henchida,

y estos ojos de hierba humedecida
que cumplen su mirada, armonizado
el viento y el celeste azul logrado,
como un jardín bajo la brisa herida.

Yo te he buscado, amante, en el tranquilo
encendimiento firme de tu frente,
como triste abandono de azucena,

y te encuentro, presente, en el sigilo
de mi ágil corazón, tan dulcemente
ungido por tu voz loca y serena.

Germán Bleiberg.

Hilario Esteban Lopez dijo...

Siempre el gran poeta, con su alma descrita en un soneto tan lindo.
Gracias Por compartir