martes, 8 de mayo de 2007


El decidido abandono con que yo me sueño
no ha medido los árboles
ni calzado los ríos,
pero sabe su sombra y su corriente.

El obstinado empeño con que yo te sueño
no ha contado los pasos
ni ha partido los días,
pero sabe tu senda y tus cansancios.

El congregado gesto con que sueño
la cuota irremediable de mis miedos
sabe que el sueño suficiente de una cosa
es su único nombre verdadero.

Roberto Juarroz, 64 (de "Séptima Poesía Vertical")


Miedo repentino que paraliza el cuerpo ante lo inesperado; miedo triste que cubre de dudas ante lo inevitable; miedo horrorizado ante la violencia, que duele como una herida abierta; miedo oscuro hecho con restos del pasado que llena de vergüenza; miedo como escudo defensivo, miedo como arma arrojadiza...

Miedo absurdo a la felicidad, miedo inexplicable al placer, miedo ilimitado a cumplir los sueños, a la entrega sin reservas, al amor sin preguntas, a la vida sin certezas. Miedo atroz a ese miedo atroz..

Y los mil rostros del miedo que se ven en mi rostro.

Buenas noches.




3 comentarios:

Sofía dijo...

A veces, cuando escribes, cuando arrastras poemas, cuando cuelgas imágenes como cortinas frente a esta ventana, me parece contemplarme en un espejo turbio, algo empañado. O tal vez no, tal vez lo que esté empañado, indefinido, casi fantasmagórico, sea la imagen reflejada.

A veces, cuando escribes, cuando arrastras poemas, cuando cuelgas imágenes como cortinas frente a esta ventana, me parece que la mujer del otro lado es un reflejo de mi propio yo, asomándose bajo una piel translúcida, como si fuera una matrioska de cristal, conteniendo pequeñas matrioskas vivas que se mueven dentro e intentan liberarse, saltar hacia tus letras, los versos, las imágenes, y fundirse con ellos.

A veces, cuando escribes, cuando arrastras poemas, cuando cuelgas cortinas de imágenes, siento como si me escribieras, me arrastraras, me colgaras extendida frente a esta ventana. Pero no soy yo; son solo mis fantasmas interiores.

Buenas noches, Exilio. Abandonemos el miedo al menos hoy, para soñar.

D.K. dijo...

Gritaré hasta perder la voz
sin más pena ni lamento
que el rudo soplar del viento.

Así está la cuestión
yo sé quién es el que mata
a sangra fría y remata…
su trabajo de una manera tan eficiente.

Mientras escapa se le ve sonriente,
no le importa la gente.
La misión está cumplida y nada más.

Al otro lado el dolor,
la pena y consternación.
Y una impotencia que se apodera
y poco a poco destruye la vida entera.

Y, ¿ahora qué?, digo yo.
Si nada tiene sentido.
De todo esto aborrecido.

¿Para qué vivirá?
Si la duda es permanente
y el miedo ya está en su mente.

¿Hasta cuándo tiene
todo esto que durar?
Que no creo
que nadie pueda aguantarlo.

Ni seguir así.
Habrá que tomar medidas
y nada más.

Al otro lado el dolor,
la pena y consternación.
Y una impotencia que se apodera
y poco a poco destruye la vida entera.

MIEDO. FORRAJE.

Buenas noches, Exilio. Un beso.

Blues dijo...

INVOCACIÓN

Ven, intacta y coqueta epifanía,
confortando mi amor que hoy está yerto
a calentar mi tálamo desierto,
mi tálamo bohemio que se enfría.

Abrígame en tu cuerpo, amada mía.
Arrópame en halagos, si despierto
de la mañana al resplandor incierto,
que sorprende velando mi agonía.

Empalaga mis labios con las mieles,
olorosas a mirtos y a claveles,
que en tu boca chorrea el entusiasmo;

y fundiendo pesares y dolores
en una libre conjunción de amores
gocemos del placer en el espasmo.


Miguel A. León.

Esta es sólo una forma de enfrentarse a los miedos.
Pero hay más; muchas más...