viernes, 25 de mayo de 2007



Íntima: ya conoces mi corazón, conoces
la solvencia que tiene mi andrajosa tristeza.
ya sabes la semilla que habita en mi cabeza
plagada de cizañas, de sequías y de hoces.

Cálida: ya has bebido mis alcoholes feroces,
ya has fijado a tu dulce sumisa fortaleza
el yugo de mi vida perdida, en donde empieza
un abismo nocturno de pasos y de voces.

Mágica: ya has resuelto mi instinto de venganza
en esta tarea lenta de amar, más que esperanza,
desde la que recibo mi reposo profundo.

Trágica: ya has caído, besándolo, al contagio,
ya has heredado el hosco clamor de mi naufragio,
ya te arrastra la enorme velocidad del mundo.


Félix Grande, Íntima



Me encadeno, sin resistencia, a una sedosa celda, una prisión ardiente, una cárcel de donde no planeo escapar. Me ata un lazo suave, liviano, delicado, imposible de romper, imposible de evitar, que me transforma en cautiva sin otro deseo que seguir siendo esclava. Me quedó grabada a fuego la marca de mi dueño y me ofrezco hecha caricia, envuelta en placer, entregando el sortilegio que le hará mío. Traigo en mis manos los tesoros que él buscaba y, resbalando por mi piel,
el perfume que le llama, el fuego que me inunda, el agua dulce que calmará su sed.

Buenas noches...








2 comentarios:

Blues dijo...

AUSENCIA.

Ausencia llamaré
al murmullo del mar sobre tu cuerpo,
al cielo gris,
a la golondrina que busca tu pecho cada tarde,
a tu silencio cansado de morir
en las esquinas del mundo.
Ausencia llamaré
a las manos de tu voz quebrando el aire
en busca de las alas de mi voz que a ti te llaman.
Ausencia llamaré
a tus labios que rozan los cristales del tiempo
para clavar en mis ojos melodías de sangre.

Antonio J. Mialdea.

Buenas noches, Exilio.
Buenas noches a todos.

D.K. dijo...

Me dijiste “píntame” y pinté una luna,
luna de cuarto menguante con un guante de podar,
que con la otra mano agita cacerolas
con el ruido de las olas que las tiene enamorá.

Y lloraste al verla:
“imagínate que te pinto yo a ti
un sol radiante
y lo pongo delante
pa cuando no estás”

Que me corten el gaznate
si no veo que se baten
mariposas a tu andar.
Si no lloro una bahía
cuando estés loca perdía
de conmigo cojear.

Te pedí que no me ataras
y empezamos con los nudos en las manos,
los grilletes y el bozal,
que más tarde, cuando el día ya no ejerza
con la camisa de fuerza
nos pondremos a bailar.

Y trastabillar entre tanto pie
que no sabe trabarnos,
ni sabe quitarnos
las llaves del anochecer.

Que mala muerte me venga
o me rebanen la lengua
si te quise querer mal.
Tú me diste tanta fiebre,
yo te di perro por liebre
y nos quedamos en paz.

Que si la noche se estaba encuerando no fue para verme
lo que quería es cincuenta y la cama
con quién, daba igual.

Con troncos viejos que con calaveras,
que esconden los dientes.
Con dedos largos que nadie les queda para señalar.
Con los muñones que escriben derecho
en renglones torcidos.
Con el olvido que siempre se acuerda de resucitar.
Con los relojes que me echan las cuentas
y no han entendido
que no me he rendido,
quise fracasar.

Que me ronden moscardones
al olor de los cajones
que una vez cerré por ti.
Si palpitan cremalleras
al compás de primaveras
que no las quieren abrir.

Que se caiga el sol a cachos,
y con él el dios borracho
que te quiso hacer sufrir.
Que te echó su mal aliento,
que yo transformé en cemento
para hacerte sonreír.

QUE ME CORTEN LA LENGUA. MAREA

Un beso, Exilio. Un beso, Sofía.