miércoles, 18 de julio de 2007






Me recreo ante tu cuerpo como ante un paisaje imprevisto.
Me sorprende verte en la desnudez juvenil,
y ansío recorrerlo, como una anhelada geografía.
Me ves pensando en la umbría vegetal de algunas grutas,
o en el agua del muslo donde brillan las venas.


Me perderé en un bosque que cruzo con mis manos,
y pediré una larga estepa donde los labios hablen.
Me ves sorprendido, anonadado, pensando en habitarte.
Y tú, mientras, te abandonas al cálido primor del aire.


Te dejas en la luz, que te navega;
y si miro tus ojos vuelvo al jardín oscuro donde es verano el verde.
Te miro otra vez y casi no te creo posible.
Fulges, encantas, guarda tu cuerpo el hechizo insabido de la tierra.


Y despacio sonríes al irme yo acercando, atónito,
hacia ti mientras el sol nos cubre con su luz, nos desdibuja,
y nos va metiendo en la calma inmensa y rubia de la tarde.


Luis Antonio de Villena, Magia en Verano


Apenas ha oscurecido. Aún resbalan, perezosos, los dedos del día por la espalda de la noche, en su caricia fugaz, siempre demasiado efímera, siempre demasiado rápida, ritual diario de una despedida inevitable, no por previsible menos hermosa, no por repetida menos nueva.

Anochece pero no se apaga la luz que me ilumina, ni se hacen peligrosas las mágicas rutas escondidas, cada vez distintas, cada vez reconocidas, ni se esconde a mi mirada el rastro delicado, la huella deslumbrante, el secreto sendero entre mi noche y tu día.

Buenas noches



2 comentarios:

juan de mairena dijo...

En su mismidad.... ¡estoy hasta el coño de fotos en blanco y negro!.
Con perdón.

Sofía dijo...

El blanco y negro es mucho más expresivo y generalmente lleva más carga dramática, más "atmósfera". Se puede descubrir un mundo bellísimo dentro de todos los matices del gris, sin dejarse intoxicar ni apabullar por una explosión de colorido que, muchas veces, lo único que hace es distraernos del meollo del asunto.

El blanco y negro, bien llevado, puede ser mágico. De hecho, en las muestras que a menudo nos deja Exilio, lo es casi siempre.



Lo que pasa es que usté está cargaíto de puñetas, siempre a la carrera persiguiendo los colorines de un arcoiris y desechando las luces y las sombras del socorrido gris.