lunes, 4 de febrero de 2008



Tendida,
piedra hecha de mediodía,
ojos entrecerrados donde el blanco azulea,
entornada sonrisa.

Te incorporas a medias y sacudes tu melena de león.
Luego te tiendes,
delgada estría de lava en la roca,
rayo dormido.

Mientras duermes te acaricio y te pulo,
hacha esbelta,
flecha con que incendio la noche.
El mar combate allá lejos con espadas y plumas.

Octavio Paz, Relámpago en reposo


Pequeña llama instalada entre mis dedos, titilante luz viviendo en mi pecho, invisible fuego siempre encendido en mi vientre. Te guardo escondido en mis sueños, como un pirata entierra sus tesoros; te siento respirar sobre mí, como un incesante dolor que no se cura; te espero despierta cada noche, como un niño aferrado a la claridad salvadora tras la puerta; te acuno entre mis brazos, como un ciego acaricia sus libros; te escucho en el silencio, como un trueno acechando el rayo que le anuncia; te presiento en tu ausencia inmutable, como un peregrino ansía y desespera de llegar a su destino.

Llama, luz, fuego, tesoro, dolor, caricia, silencio, ausencia... las palabras que te encierran, el misterio que te envuelve.

Buenas noches.




Banda sonora para espíritus inquietos y/o para almas inquietantes...











1 comentario:

Unknown dijo...

¿no te hice sentir que eras la única mujer?
Ven y tomalo.
me viene a lacabezaunosversos de Camen Boullosa

Ya nada me distingue del mundo.

-Sí, tú eres la firmeza única, el momento cierto que me espera
a un lado de la noche para abordarme, pero eres el único eco capaz
de nombrar lo que ejerce la oscuridad sobre la llanura-