sábado, 9 de febrero de 2008




Negros de sombra. Caudales

de lentitud. Impaciente
se esfuerza en armar la luna
sobre la sombra sus puentes.
(¿De plata? Son levadizos
cuando, bizarro, de frente,
de sus puertos despegado
cruzar el día se siente.)

Ahora los rayos desgarran
la sombra espesa. Reciente,
todo el paisaje se muestra
abierto y mudo, evidente.
Húmedos pinceles tocan
las superficies, se mueven
ágiles, brillantes; tensos
brotan a flor los relieves.

Extendido ya el paisaje

está. Su mantel, no breve,
flores y frutos de noche,
en dulce peso, sostiene.

La noche, madura toda,

gravita sobre la nieve
hilada. ¿Qué zumos densos
dará en mi mano caliente?
Su pompa rompe la cárcel
exacta, y la pulpa ardiente,
constelada de pepitas
iluminadas, se vierte.

Mis rojos labios la sorben.

Hundo en su yema mis dientes.
Toda mi boca se llena
de amor, de fuegos presentes.
Ebrio de luces, de noche,
de brillos, mi cuerpo extiende
sus miembros, ¿pisando estrellas?,
temblor pisando celeste.

La noche en mí. Yo la noche.

Mis ojos ardiendo. Tenue,
sobre mi lengua naciendo
un sabor a alba creciente.

Vicente Aleixandre, Posesión
(de "Ámbito")




Escondidos entre las sombras, jugando; despistando las miradas, traviesos; escapando de la vigilancia, sonrientes: disimulando la intención, furtivos; compartiendo oscuridad, cómplices; extendiendo los dominios de nuestra huida, imparables; demorando el regreso al encierro, rebeldes; apurando los besos, alargando las caricias, imprudentes; regocijándonos en deseo, deshaciéndonos en susurros, salvajes...

Perezosamente despertando a la llamada de otra noche, lentamente entregándonos al abrazo de otro día, amorosos, amando, amantes...

Buenas noches.





Banda sonora de personalidad sabatina, sazonada, tal vez, con una voz querida, una voz añorada, que despierta, con suavidad, nuestro lado más dulcemente salvaje:

The Rolling Stones

Wild horses














.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Morirse nunca puede ser un coñazo con hermosas palabras, bellas imágenes y música de la que eriza el vello.

Y uno siempre, sí, acaba volviendo al mapa. No hay que tener en cuenta las demoras -porque uno es, después de todo, un peregrino en la red que nos atrapa, y los peregrinos son libres), sino los regresos.

Buenas noches.

Sofía dijo...

¿Qué importan las demoras? Es su mapa. Aunque quede oculto a las miradas indiscretas, aunque un día nuestros ojos no consigan perseguir las coordenadas, su mapa existirá mientras ella exista.

Íntima y feliz. Con saber eso, tengo suficiente.

Anónimo dijo...

Íntima y feliz son bellas palabras.

Hoy está uno de vuelta en busca de mapa. Como no hay dosis, lee rutas pasadas.

Y confía en no extraviar el rumbo de las futuras, menos todavía a causa de algún error, de algún extravío.