sábado, 3 de noviembre de 2007



Espléndida razón, demonio claro
del racimo absoluto, del recto mediodía,
aquí estamos al fin, sin soledad y solos,
lejos del desvarío de la ciudad salvaje.

Cuando la línea pura rodea su paloma
y el fuego condecora la paz con su alimento
tú y yo erigimos este celeste resultado!
Razón y amor desnudos viven en esta casa.

Sueños furiosos, ríos de amarga certidumbre
decisiones más duras que el sueño de un martillo
cayeron en la doble copa de los amantes.

Hasta que en la balanza se elevaron, gemelos,
la razón y el amor como dos alas.
Así se construyó la transparencia.


Pablo Neruda, Soneto LIV
(de "Cien sonetos de amor - Tarde")



Llevo varios días arrastrando penosamente una profunda apatía anímica y me he dejado invadir por la espiral de una inspiración inexistente, esquiva, caprichosa, muda. Así pues, les dejo un mapa incompleto, un mero esbozo de mapa que compensa mi insuficiencia con los infalibles trazos, las palabras perfectas, el sentimiento tan individual como universal del maestro Neruda.. quizá mañana, por fín deje de ser martes.

Buenas noches a todos...




Banda sonora que ayude a elegir cualquier camino, cualquier ruta, aunque sea en soledad




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mala cosa es la apatía anímica... es un abandonarse, un dejarse llevar.

A veces nos sucede a todos, pasa rápidamente; pero si se instala en nosotros, si se instala...

No deje que se instale. La necesitamos para guiarnos.

Buenas noches; que descansen.

Hank dijo...

¡Qué coño, todo lo que empieza tiene un final!
¿Y qué significa eso exactamente? Que aunque se acabe volverá, y otra vez se acabará. Nuestra vida es una peonza: visión panorámica de 360º en vertiginosas secuencias. ¿No es magnífico -a veces-?