jueves, 10 de enero de 2008







Aquí,
en esta orilla blanca
del lecho donde duermes,
estoy al borde mismo
de tu sueño. Si diera
un paso más, caería
en sus ondas, rompiéndolo
como un cristal. Me sube
el calor de tu sueño
hasta el rostro. Tu hálito
te mide la andadura
del soñar: va despacio.
Un soplo alterno, leve,
me entrega ese tesoro
exactamente: el ritmo
de tu vivir soñando.
Miro. Veo la estofa
de que está hecho tu sueño.
La tienes sobre el cuerpo
como coraza ingrávida.
Te cerca de respeto.
A tu virgen te vuelves
toda entera, desnuda,
cuando te vas al sueño.
En la orilla se paran
las ansias y los besos:
esperan, ya sin prisa,
a que abriendo los ojos
renuncies a tu ser
invulnerable. Busco
tu sueño. Con mi alma
doblada sobre ti
las miradas recorren,
traslúcida, tu carne
y apartan dulcemente
las señas corporales
por ver si hallan detrás
las formas de tu sueño.
No lo encuentran. Y entonces
pienso en tu sueño. Quiero
descifrarlo. Las cifras
no sirven, no es secreto.
Es sueño y no misterio.
Y de pronto, en el alto
silencio de la noche,
un soñar mío empieza
al borde de tu cuerpo;
en él el tuyo siento.
Tú dormida, yo en vela,
hacíamos lo mismo.
No había que buscar:
tu sueño era mi sueño.

Pedro Salinas, Versos 733 a 784
(de "Razón de amor")



Incierto y vago como un presagio, una premonición repentina; vehemente y apasionado, como un impulso irremediable, como el instinto irresistible; alegre y ruidoso, como niños en un parque; desvaído y gris, como un día de noviembre; desesperado y ardiente, como una primera cita; frío y ausente como una despedida definitiva... así transcurre cada día, vestido como personaje de una función interminable, disfrazado con ropas de alegría, escondido en las bambalinas del silencio, pisando un escenario de súbita tristeza, viviendo en el atrezzo de los sueños; actuando en una obra mil veces repetida, mil veces diferente, cuya primera palabra, siempre es “Tú”.

Buenas noches.





Banda sonora para ti, porque seas quién seas, eres tú:






2 comentarios:

Hank dijo...

¿Tú? ¿Quién es tú: mi tú, tu tú, su tú? ¿Soy yo tu tú y tú mi tú? ¿Acaso es él tu tú, y tú mi yo? ¿Eres tú como una mañana eres tú?
Tengo ganas de reírme un rato, ¿me acompañas?

(Por cierto, das en el clavo, como siempre: tú).

Pigmalión dijo...

Sin duda la mejor forma de vivir todas esas sensaciones. Anteponiendo el "Tú" al "Yo".

F.