domingo, 11 de mayo de 2008





Náufrago de mi propio sueño,
como si transportara en la flor de los labios
el silencio desnudo,
más que la sangre muda de hospital
muerta en el abandono;

con la tristeza del que viaja
por un aire sin viaje,
reducido al silencio
bajo un olor de rosa no pensada,
cuando el jardín no sabe
si la flor es un sueño
o la esperanza presentida;

fijo en mis latitudes
con el límite sueño entre las manos,
en su cauce la sangre detenida
y el temor de que llegue hasta mi tacto
la presión más efímera
o la más fina flor ya derribada;

límite y carne, sueño ilimitado

bajo la sábana, tan blanca,
por la que corre sangre
como la vena rota
en la piel de una virgen;

amigo de mí mismo

igual al hombre que presiente
la altura de su sombra
a la hora del último camino,
cara al ángel que viaja hacia mi encuentro
con la blancura íntima del niño aún no nacido,

me recuesto en mis venas

doloroso y sediento, sin mis nervios
ni el recuerdo inicial,
aquel primer encuentro con la muerte
tan clara, pura y sombra

Siento que un mar lejano,
hundido como puerto bajo niebla,
hasta mí llega, cuando poso mi mano ávida
sobre el temor de mi sombría piel,

igual que un río inmóvil camina por los campos,

y de la sombra de mi aliento,
lento y desnudo, fiel a mi destino,
con mi sangre en el hielo,
más fría que la estatua bajo el agua,

con el frío en las manos

y la desnuda voz enmudecida,
hacia mi sombra vuelvo,
retorno a mi naufragio.


Ali Chumacero, Realidad o sueño
(de "Páramo de sueños")


Aún no llega el sueño, y seguir despierta se hace triste, se hace agotador, se hace pesadilla. Aún no llega el sueño, y mi cuerpo ya añora el hueco amable de sus brazos brumosos, de sus sábanas frescas, de su tierna voz acunándome. Aún no llega el sueño, y la noche, ahí fuera, parece ofrecer, espléndida, generosa, todo lo que yo deseo, aquí encerrada. Aún no llega el sueño, curación, magia, promesa, y mis pies se arrastran lentos como ancianos sin futuro, cansados como viajeros sin destino, hacia el oscuro consuelo del recuerdo, hacia el anestesiante dolor del olvido...

Buenas noches.



Banda sonora para náufragos en cualquier orilla de cualquier isla en cualquier lugar, pero lejos, muy lejos de donde pertenecen...













1 comentario:

Sofía dijo...

¡Ven!
Abandona el rencor por lo incomprensible.
Porque la vida se alimenta de la vida,
hemos de arder en la pira funeraria sin perecer.
Cantos y mitos sobrevivirán,
como sobrevive el árbol.
Que talado y yerto me sirve de apoyo
para escribir esta reflexión.

La experiencia de la vida es la pasión de beberla
hasta la embriaguez.
Amar, cantar, decir versos hermosos
y luego
dormir


(G. Belli)



Per te, cara mia...