jueves, 3 de mayo de 2007


Cual red que me retenga,
dónde un mástil como a Ulises,
dónde un muro de algas pérfidas
que me corte este vuelo,
que me imprima en la lengua
otra sed que no sea
esta sed de tomarte
con huracanes ciegos.

No hay cuerda que me toque,
no hay turbios arrecifes.
Soy un rayo perfecto.
Ardo en un girasol
delirante de celo.
La sangre se me escapa,
tornado adolescente.

Una orquídea de oro
te he de poner por sexo.
No hay ríos maniatados,
no hay sal, no hay torcedura
que me lacere el paso.

Voy a beber el mar
que guardas retenido,
a arrancarte la copa,
el algodón de nieve,
de la leche los lares,
lentos linos, luceros.
Cubro tu cielo tu espalda.
Tú entre mi espalda y el cielo.

Ana Istarú, Cual red que me detenga


Dejo las ventanas abiertas a la noche, a los sueños. Que me traigan, en sus manos frescas, perfumadas, el oscuro, anhelado secreto que me aguarda y que espero; que me regalen, niños generosos, duendes inocentes, la visión del encuentro que se e ofrece como una fiesta; que me lleven, en sus brazos brujos, al instante mágico en que abriré mis labios para acoger a los que me buscan; que me descubran, con su voz delicada, con palabras ardientes, con gestos diminutos, con luz deslumbrante, el camino que borra, de parte a parte, cualquier distancia, toda lejanía...

Y que no me llamen, porque, una vez dé ese paso, ya no podré detenerme

Buenas noches.


7 comentarios:

Anónimo dijo...

SED DE TI....
Pablo Neruda, 02 June 2002
Sed de ti me acosa en las noches hambrientas.
Trémula mano roja que hasta su vida se alza.
Ebria de sed, loca sed, sed de selva en sequía.
Sed de metal ardiendo, sed de raíces ávidas......

Por eso eres la sed y lo que ha de saciarla.
Cómo poder no amarte si he de amarte por eso.
Si ésa es la amarra cómo poder cortarla,cómo.
Cómo si hasta mis huesos tienen sed de tus huesos.
Sed de ti, guirnalda atroz y dulce.
Sed de ti que en las noches me muerde como un perro.
Los ojos tienen sed, para qué están tus ojos.

La boca tiene sed, para qué están tus besos.
El alma está incendiada de estas brasas que te aman.
El cuerpo incendio vivo que ha de quemar tu cuerpo.
De sed. Sed infinita. Sed que busca tu sed.
Y en ella se aniquila como el agua en el fuego.

Dos formas distintas de decir lo mismo, pero una sola para ponerlo en prosa.
La tuya Exilio.

Anónimo dijo...

"Un día, los hombres descubrirán un alfabeto en los ojos de las calcedonias, en los pardos terciopelos de la falena, y entonces se sabrá con asombro que cada caracol manchado era, desde siempre, un poema."

Alejo Carpentier

No me pregunté Ud. por qué, Exilio, pero su poema de hoy me ha recordado estas palabras.

Serán cosas; cosas que uno encuentra en el camino que el mapa nos muestra. Buenas noches.

D.K. dijo...

Sigue durmiendo,
que no quiero que me veas
escupiendo los flecos de tu falda otra vez.
Que encontré por los bares
y me los metí a pares
entre el hueso y la piel.

Sueña despacio
con mi palacio,
que es el paraíso en que piso
aunque sea un mojón.
Con tu nombre escrito por los rinconcitos
de su corazón.

Cuando despiertes caerás
conmigo en el barrizal.
Y entre hormigones me verás,
entre lunas de alquitrán,
entre sus pezones tiesos.
Con las persianas levantás,
que a la puta oscuridad
le sobran besos.

Si estás cansada
yo te vigilo las hadas
que se van en manada
con un trote cabrón.
A lo alto de un cerro
para vez el entierro
de la imaginación.

Sigue roncando
y, de vez en cuando,
afloja correa
que veas que yo sigo aquí,
de mala ralea, siempre de berrea,
queriendo gemir.

Cuando despiertes estaré
con los charcos en los pies.
Y entre hormigones me verás,
entre lunas de alquitrán,
entre sus pezones tiesos.
Con las persianas levantás,
que a la puta oscuridad
le sobran besos.

Aquí estaré,
esperando a que pises
todas las mañanas grises
y las tardes tuertas.

Aquí, de pie,
quejío de la acera,
el martillo para espejos
de no ver.

Querrás saber
de tantos manantiales
que en mi boca desembocan
como lava hambrienta.

Te contaré que nunca fui un poeta,
para las arrugas viejas, soy José.

Y entre hormigones me verás,
entre lunas de alquitrán,
entre sus pezones tiesos.
Con las persianas levantás,
que a la puta oscuridad
le sobran besos.


ENTRE HORMIGONES. MAREA.

Dulces sueños, Exilio. Un beso

Blues dijo...

HOLA.

Tú, que vienes caminando
desde el fondo de mi vida;
que traes como bandera
la música de tu risa;
tú que en tus ojos escondes
lo que mi alma necesita;
tú, que en mi pecho has vivido
por años como dormida
y hoy me despiertas de golpe
hasta que no da cabida
mi pequeño corazón
para esta explosión de dicha.
Eres el río al que quise
ponerle diques un día.
Hoy que subió tu corriente
ya no hay diques que resistan.
En la casa de mi pecho,
en mi sueño y mi vigilia,
en las calles de mis manos,
en la ciudad de mis días,
en la patria de mis pasos
y en el país de mi vida
ven, entra y manda: es tu reino,
tu victoria, tu conquista.

Manuel J. Arce.

Hoy no tengo palabras.
Ni mis libros podrían ayudarme a buscar la inspiración escondida.
Así que volveré a leer el Mapa y otra vez me abandonaré a su corriente, a su arrullo. Y de nuevo me perderé entre los recovecos del camino y entre los cálidos brazos del deseo.
Y los haré míos.

Buenas noches, Exilio.

Unknown dijo...

Después de la lectura del poema, lo que me queda claro es que doña Ana Istarú necesita con urgencia, efectivamente, un mástil como el de Ulises. Como poco.

Por lo demás, doña Exilio, usted en forma, cada vez más lírica.

En cuanto a don RAF, nos trae aquí bellas palabras de un escritor injustamente tratado.

Anónimo dijo...

...Pues son malos tiempos para la lírica, Exilio. Me ha costado entrar aquí, yo qué sé porqué razón, pero ya estoy.

Un beso.

Sofía dijo...

Anoche te he tocado y te he sentido
sin que mi mano huyera más allá de mi mano,
sin que mi cuerpo huyera, ni mi oído,
de un modo casi humano
te he sentido.

Palpitante,
no sé si como sangre o como nube
errate,
por mi casa, en puntillas, oscuridad que sube,
oscuridad que baja, corriste, centelleante.

Corriste por mi casa de madera,
sus ventanas abriste
y te sentí latir la noche entera,
hija de los abismos, silenciosa,
guerrera, tan terrible, tan hermosa
que todo cuanto existe,
para mí, sin tu llama, no existiera


OSCURIDAD HERMOSA - Gonzalo Rojas (¿Qué se ama cuando se ama?)


Buenas noches, Exilio. Hermosa oscuridad de fuego, que adoro tener cerca.