domingo, 29 de julio de 2007







De las estrellas que admiré, mojadas
por ríos y rocíos diferentes,
yo no escogí sino la que yo amaba
y desde entonces duermo con la noche.

De la ola, una ola y otra ola,
verde mar, verde frío, rama verde,
yo no escogí sino una sola ola:
la ola indivisible de tu cuerpo.

Todas las gotas, todas las raíces,
todos los hilos de la luz vinieron,
me vinieron a ver tarde o temprano.

Yo quise para mí tu cabellera.
Y de todos los dones de mi patria
sólo escogí tu corazón salvaje.

Pablo Neruda, Soneto XLVI
(de "Cien sonetos de amor - Mediodía")


Escogí este camino, aprendiendo paso a paso sus secretos, sus misterios, sus dulces laderas, sus escarpadas cumbres, sus riscos y sus riesgos; aprendiendo a escuchar su silenciosa invitación a seguirlo, la llamada de sus sendas, la callada respuesta de las noches en ruta.

Elegí este camino y ser viajero sin más descanso que soñar con llegar a mi destino, con alcanzar el siguiente puerto, la siguiente encrucijada, la siguiente señal que me guiara a ti, la siguiente huella de tu paso... porque al elegir este camino, elegí ser tuya.

Buenas noches...



Banda sonora nocturna:
http://www.mytempdir.com/1375720



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1 comentario:

juan de mairena dijo...

¡Cuanta sombra!
¡Cuanta negrura!
¡Cuanto gótico!
No me gusta..... NA.