Tus ojos son de donde
la nieve no ha manchado
la luz, y entre las palmas
el aire
invisible es de claro.
Tu deseo es de donde
a los cuerpos se alía
lo animal con la gracia
secreta
de mirada y sonrisa.
Tu existir es de donde
percibe el pensamiento,
por la arena de mares
amigos,
la eternidad en tiempo.
Luis Cernuda, Pais
El inevitable rito de amar, de amarte; la llamada clara de tu cuerpo; la mirada ansiosa que te desnuda; el fuego que enciendes apenas con un roce; la sed infinita y el eterno hambre de tu piel; el diario ritual de desearnos, la liturgia nocturna de soñarte; el instinto, animal, salvaje, incontenible de buscarte y dejar que me encuentres.
Buenas noches...
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