miércoles, 20 de junio de 2007


La tierra verde se ha entregado
a todo lo amarillo, oro, cosechas,
terrones, hojas, grano,
pero cuando el otoño se levanta
con su estandarte extenso
eres tú la que veo,
es para mí tu cabellera
la que reparte las espigas.

Veo los monumentos
de antigua piedra rota,
pero si toco
la cicatriz de piedra
tu cuerpo me responde,
mis dedos reconocen
de pronto, estremecidos,
tu caliente dulzura.

Entre los héroes paso
recién condecorados
por la tierra y la pólvora
y detrás de ellos, muda,
con tus pequeños pasos,
eres o no eres?

Ayer, cuando sacaron
de raíz, para verlo,
el viejo árbol enano,
te vi salir mirándome
desde las torturadas
y sedientas raíces.

Y cuando viene el sueño
a extenderme y llevarme
a mi propio silencio
hay un gran viento blanco
que derriba mi sueño
y caen de él las hojas,
caen como cuchillos
sobre mí desangrándome.

Y cada herida
tiene
la forma de tu boca

Pablo Neruda, La tierra (de "Los Versos del Capitán")


Cada mirada de mis ojos, buscará tu rastro; y cada paso de mis pies, seguirá tus huellas. Cada lágrima será en tu memoria; y cada risa, nacerá en las tuyas. Cada día estará iluminado por tu ausencia, y cada noche, se llenará de tu voz. Cada sueño tendrá tu cuerpo, cada anochecer, tu piel, y cada despertar, tu nombre. Y cada momento sin ti sera una herida incurable, una cicatriz eterna, un bucle infinito, un inútil, inacabable subsistir, hasta encontrarte...

Buenas noches...




1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenas noches. Descanse. Cuide de las heridas y las cicatrices, incluso de las más dulces.

Gracias por los versos del capitán.

(Y disculpe la debilidad carnal: gracias por el culo de la modelo de ayer, aunque estuviera entre rejas.)