Algún día encontraré una palabra
que penetre en tu vientre y lo fecunde,
que se pare en tu seno
como una mano abierta y cerrada al mismo tiempo.
Hallaré una palabra
que detenga tu cuerpo y lo dé vuelta,
que contenga tu cuerpo
y abra tus ojos como un dios sin nubes
y te usa tu saliva
y te doble las piernas.
Tú tal vez no la escuches
o tal vez no la comprendas.
No será necesario.
Irá por tu interior como una rueda
recorriéndote al fin de punta a punta,
mujer mía y no mía,
y no se detendrá ni cuando mueras.
Hay veces que no se puede añadir nada que pueda mejorar lo que otros han dicho...
Buenas noches...
2 comentarios:
Preciosa poesia, ¡gracias!
Y, gracias Exilio por seguir
JUNTA TUS MANOS.
Deseo que juntes en tus manos
todos los trocitos de corazón
que te he dado en palabras.
Para que después de moldearlos
—con sumo cuidado—
hasta hacer de ellos uno solo
arrojes el resultado a las olas
con la certeza que éstas
lo traerán de vuelta
a mi pecho vacío.
Y, entonces, juntos de nuevo,
mi corazón y yo
en busca de ti
partiremos siguiendo
nuestra ruta en las estelas.
Juan José Vargas.
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