No detenerse.
Y cuando ya parezca
que has naufragado para siempre en los ciegos meandros
de la luz, beber aún en la desposesión oscura,
en donde sólo nace el sol radiante de la noche.
Pues también está escrito que el que sube
hacia ese sol no puede detenerse
y va de comienzo en comienzo
por comienzos que no tienen fin.
José Ángel Valente, Antecomienzo (de "Punto Cero")
Sobrevivir a otro naufragio, levantarse tras otra caída, curar las heridas después de la batalla, limpiar los rastros del pasado, abrir las puertas al aire fresco, a la esperanza, a las risas, a la paz; y conseguir cerrarlas, por fín, a los errores, a los horrores, a las lágrimas, a la desolación...
Sobrevivir a otro naufragio, amanecer en otra isla, establecerse lejos, quizá en otro mundo... reteniendo lo único que es esencial.
Buenas noches.
lunes, 9 de abril de 2007
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9 comentarios:
Ha sido un placer recibir tu invitación para entrar en tu Blog. Te deseo suerte en esta nueva andadura que ahora comienzas y, por fin, hayas encontrado ese rincón para sentirte feliz. Gracias a ti ya no volveré a perderme en las noches solitarias.
Con tu permiso, te dejo una canción. Espero que te guste.
FATIGA (FORRAJE)
Rayos de sol
que se infiltran entre las sombras
han hecho que
se derritan mis pensamientos.
Siempre al final
de una historia triste
llega el recuerdo
no queda más que
apartarse a un lado,
dejar que pase.
Mordiéndote los dientes
una y otra vez,
cuando al rabia es tan fuerte
¡Duele!
Fatiga de unos años
que dejas atrás
historias que han pasado
y que nunca vuelven.
Roto el cristal,
sólo quedan en el suelo pedazos,
esta ansiedad
consiguó que me sangren las ideas.
Y a veces no consigo
entender los pensamientos,
vale por hoy,
que el canuto
se está haciendo viejo.
Apretando las manos
hasta reventar
aquello que sentiste
fueron los nervios.
Me olvidaré de todo
una vez más,
romperé las cadenas
con los dedos.
http://www.mytempdir.com/1289078
Muchos besos, Exilio. Que seas feliz.
Mil gracias por tu llamada, por devolverme las coordenadas y la rosa de los vientos, por encender la luz que me guíe, sin extraviarme, por las noches.
Te dejo -¿me dejas?- un poema de Jose Ángel Valente, que vivió en mi ciudad, y la hizo suya.
LA SEÑAL
Porque hermoso es al fin
dejar latir al corazón con ritmo entero
hasta quebrar la máscara del odio.
Hermoso, sí, de pronto, sin saberlo,
dejarse ir, caer, ser arrastrado.
Tal vez la soledad, la larga espera,
no han sido más que fe en un solo acto
de libertad, de vida.
Porque hermoso es caer, tocar el fondo oscuro,
donde aún se debaten las imágenes
y combate el deseo con el torso desnudo
la sordidez de lo vivido.
Hermoso, sí.
Arriba rompe el día.
Aguardo sólo la señal del canto.
Ahora no sé, ahora sólo espero
saber más tarde lo que he sido.
Buenas noches, princesa.
Buenos días y mil gracias por considerarme digno de tu invitación. Viniendo de una persona como tu es todo un halago.
Creo que necesitabas un rincón así, donde domines el derecho de pernada al que me ofrezco sin cortapisas.
Un beso.
Espero que por fin puedas dar rienda suelta a tus propias ideas.
Un inicio con promesas implicitas, y con adioses explicitos.
Espero seguir leyendote, faro de la noche.
Quiero una señal que me devuelva a mí, o una tormenta que me disperse, una puerta para entrar o para salir, un derrumbe bajo mis pies, un par de alas, gotas de sangre en el labio partido, un beso que me abra los ojos, un golpe que me vacíe las cuencas.
Un rayo que me ilumine, o me parta en dos.
Es una alegría ver el rastro de vuestro paso por la arena...
Gracias a todos.
Y Hank: ya sabe usted...
Estaba yo durmiendo plácidamente en mi barca, dejándome mecer por el suave vaivén de las olas. El sombrero puesto en la cara, los dedos de mis manos cruzados sobre el pecho y los pies sobre la borda.
Entonces, la quilla de mi falupa rozó la arena. Miré a mí alrededor, ya había anochecido y en aquella playa una niña de rizos rojizos estaba enfrascada realizando un dibujo sobre la arena.
Me acerqué y por encima de su cabeza vi lo que pintaba.
Era un mapa. Detallado, minucioso, elaborado, realizado con esmero y cariño. Cada vez que parecía que lo tenía acabado, o al menos una parte, una ola se deslizaba por la arena y lo borraba. Volvía a empezar y el mar difuminaba las líneas y dibujos del mapa una y otra vez.
Me acerqué, la tomé de la mano, la llevé hasta la arena seca y con mis pies desnudos despejé una zona hasta quedar una superficie lisa y ligeramente húmeda de sílice. Cogí del suelo un trozo de rama seca a modo de lapicero y se lo acerqué a su mano.
Ella me miró, tomo el trozo de madera y comenzó a realizar su dibujo en su nuevo y más estable lienzo, con aquel improvisado pincel.
Vi que ya no se le borraba su plano con el agua que traía el océano y que el frunce de su ceño había desaparecido. Ahora, una sonrisa iluminaba su cara.
Me dirigí a mi barca, la empujé para sacarla de la arena y cuando empezó a flotar, libre de nuevo, me subí y me alejé de la orilla.
Mientras me alejaba, apunté las coordenadas de aquel paraje, para volver allí algún día.
Cuando necesitase consultar el mapa que cada noche dibujaba la niña.
Hola.
Espero que en este rincon elegido por ti, podamos disfrutarte. Vengo a poner los pies en tu playa, nada naufraga, toda dispuesta a compartir pedacitos personales.
EN EL PRINCIPIO
Si he perdido la vida, el tiempo, todo lo que tiré, como un anillo, al agua,
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.
Si he sufrido la sed, el hambre, todo lo que era mío y resultó ser nada,
si he segado las sombras en silencio,
me queda la palabra.
Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me queda la palabra.
Blas de Otero
Besos, besos, besos.
Todos tenemos sueños, mas o menos realizables, mas o menos ambiciosos. Se forman dentro de nuestras cabecitas, conforme discurre la vida, y se convierten en la mas firme línea del horizonte, sosteniendo nuestros desvelos, ayudándonos en los malos momentos.
Espero, Exilio, que no pierdas nunca esa capacidad para generar sueños, y compartirlos.
Suso (Plácido)
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